El primer laboratorio científico de la historia

Colón y los caníbales del Caribe



Cuando desembarcó Cristóbal Colón en la isla Guanahani el 12 de octubre de 1492 encontró nativos que le parecieron muy atractivos, “….muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras”. Al mismo tiempo, notó que algunos de ellos mostraban heridas en sus cuerpos, mismas que le hicieron saber les habían sido infringidas por gentes de otras islas. Concluyó Colón que los atacantes habían llegado de tierra firme con el propósito de capturar a los nativos de Guanahani que, por otro lado, eran pacíficos, pues “….no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo y se cortaban”.

Muy contrastante fue la opinión que Colón tuvo de los indios caribe que encontró posteriormente en la Española y que según él eran salvajes caníbales que aterrorizaban con sus incursiones a los territorios de indios pacíficos en busca de carne humana. Según Colón, los caniba -así se refería a los caribes- “no son otra cosa sino la gente del Gran Can, que debe ser aquí muy vecino, y tendrá navíos y vendrán a cautivarlos, y como no vuelven creen que se los han comido” . Con respecto a esto último Colón cometió una equivocación ocasionada por su creencia que había llegado al continente asiático. Por lo demás, equivocaciones aparte, con Colón nació la leyenda negra de los caníbales americanos.

El que los indios caribes fueran caníbales, sin embargo, no es algo universalmente aceptado en la actualidad. De acuerdo con Reg Murphy, de la Universidad de Syracuse, por ejemplo, sobre la base de un análisis de la dieta de los indios caribe, es posible concluir que éstos se alimentaban fundamentalmente de pescado y animales marinos de concha y que, si fuera el caso, su consumo de carne -animal o humana- habría sido solamente esporádico.

Otro argumento en contra del canibalismo de los indios caribe de la Española, se basa en la creencia de los expertos que dichos indios, que emigraron a través de la Antillas Menores desde la costa norte de Sudamérica, nunca llegaron más allá de la isla Guadalupe. En estas condiciones, los caniba de Colon podría no corresponder a los caribe de la actualidad.

Un artículo aparecido esta semana en la revista “Scientific Reports”, sin embargo, concluye que los indios caribe llegaron mucho más al norte que lo que los expertos habían considerado. Dicho artículo fue publicado por un grupo de investigadores de universidades y centros de investigación norteamericanos, encabezado por Ann Ross, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte en Raleigh.

Con el objeto de investigar el origen de los pobladores de la islas caribeñas, Ross y colaboradores analizaron 16 características faciales, tales como el tamaño de la cavidad ocular y el largo de la nariz, de 100 cráneos excavados en dichas islas, fechados entre los años 800 a 1542 de nuestra era. A través de este estudio fue posible determinar las relaciones que existen entre las distintas poblaciones caribeñas. El análisis mostró que existen tres grupos de pobladores del Caribe. Mostró, además, las rutas de migración que dieron lugar a la formación de estos grupos.

La primera migración hacia el Caribe ocurrió hace unos 7,000 años, desde la península de Yucatán hacia Cuba. En una segunda migración, los pueblos arahuacos se expandieron desde la costa de Venezuela hasta la isla de Puerto Rico, entre los años 800 y 200 antes de nuestra era. Finalmente, una tercera migración fue la de los pueblos caribe, que cruzaron el mar de Caribe y llegaron a la Española alrededor del año 800 de nuestra era, continuando con una rápida expansión hacia Jamaica y las islas Bahamas -en la que se encuentra la isla Guanahani.

Así, de acuerdo con Ross y colaboradores, los indios caribe habían llegado hasta las Bahamas y la Española en la época en que Colón arribó al Nuevo Mundo. Esto apoya su versión sobre la existencia de tribus feroces de indios antropófagos que asolaban a pueblos pacíficos en busca de mujeres para secuestrar y hombres para el matadero.

No la demuestra, sin embargo, pudiendo ser únicamente un mito. Hace cinco siglos, cuando el conocimiento de la geografía del mundo era incompleto, los europeos creían que había lugares remotos en donde habitaban seres con un solo ojo, o seres sin cabeza y con los ojos y la boca en el pecho: o bien, en lugares tórridos, seres con una sola pierna pero con un pie tan grande que usaban como sombrilla. En estas condiciones no habría sido difícil crear un mito sobre la existencia de caníbales, seres tan depravados que acostumbraban devorar a sus congéneres.

Tendríamos así una versión interesada sobre los indios americanos que resultó muy conveniente para justificar moralmente la dominación europea del Nuevo Mundo. Una versión que fue, además, propagada fácilmente y con impunidad, pues si aun ahora no es claro si los caribe eran caníbales feroces, hace cinco siglos hubiera sido imposible de verificar a miles de kilómetros de distancia y mar de por medio.

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