El primer laboratorio científico de la historia

Prediciendo el futuro



El campeonato mundial de fútbol de Sudáfrica está a punto de finalizar. Se ha caracterizado porque un buen número de juegos han sido muy cerrados, imperando el juego defensivo y de cautela extrema. Desde el punto de vista del promedio de goles anotados por partido, el presente campeonato ha sido uno de los más pobres jamás celebrados, siendo sólo superado en este respecto por el torneo de Italia en el año de 1990.

En medio de este clima de “desolación futbolística”, ha hecho una aparición espectacular el “Pulpo Paul”, que presumiblemente tiene facultades “psíquicas” que le han permitido predecir con éxito los resultados de los seis partidos de fútbol que a la fecha ha celebrado Alemania en Sudáfrica. Para posibilitar que exprese sus predicciones, a Paul se le presentan dos recipientes transparentes, identificados uno con la bandera de Alemania y el otro con la del país adversario, en los que se colocan ostiones o algún otro molusco de los que le sirven de alimento. La predicción del ganador queda establecida cuando el pulpo escoge uno de los dos recipientes, abre la tapa y se come al molusco.

No está claro, sin embargo, qué sucede a continuación: si Paul simplemente ignora el segundo recipiente para no dejar duda alguna de su predicción, o si bien también abre el otro contenedor y se come al segundo molusco. Esto último daría pie a los escépticos para argüir que en realidad lo que el pulpo intenta hacer no es predecir el resultado del partido de fútbol sino comerse los dos moluscos –y que tiene que empezar, naturalmente, por alguno de ellos–. Habría que reconocer también que el mecanismo de predicción es imperfecto, pues ¿cómo podría Paul predecir un empate? ¿comiéndose los dos moluscos? ¿no comiéndose ninguno? Estas preguntas son irrelevantes una vez que se llega a la etapa de octavos de final, cuando tiene que haber un ganador; no los son, sin embargo, en la ronda clasificatoria previa.

Para que Paul tuviera la capacidad de predecir los resultados del fútbol sería necesario que existieran los fenómenos “psíquicos” paranormales que permiten predecir el futuro. Sería necesario también que Paul tuviera un nivel de inteligencia suficiente –mismo que compartiría en cierto grado con otros pulpos de su especie– tanto para experimentar dichos fenómenos como para expresarlos de la manera adecuada –reconociendo, por ejemplo, la bandera alemana en cuanto la viera–. Además, posiblemente debería contar con conocimientos futbolísticos y estar informado de la capacidad de Alemania y de sus posibilidades en la copa. Todo esto, sin embargo, es presuponer demasiado.

Una explicación más simple es que las predicciones de Paul son en realidad producto del azar. En el fútbol moderno, en el que imperan las tácticas defensivas y los equipos juegan con una gran cautela, la definición de un partido depende muchas veces de un sólo fallo defensivo o acción ofensiva afortunada. Esto hace incierta la predicción del resultado de un partido de fútbol, aun para los conocedores de este deporte. De este modo, sin dejar de reconocer que el equipo con mejores jugadores o mejores tácticas de juego tiene mayores posibilidades de éxito, una predicción al azar –equivalente a predecir el resultado que se obtiene (águila o sello) al lanzar una moneda al aire– en muchos casos podría ser casi tan buena como un producto de consideraciones más profundas.

Suponiendo, para simplificar, que los resultados de fútbol son producto del azar ¿Qué tan probable es que por puro azar Paul haya hecho seis predicciones correctas? Lo primero que notamos es que esta probabilidad es la misma para cualquier posible combinación de resultados. Es decir, era tan probable que Paul hubiera hecho seis predicciones correctas que seis incorrectas. Era igualmente probable que hubiera predicho que Alemania ganaría todos sus partidos –ganó cinco, perdiendo solamente el segundo con Serbia–, obteniendo cinco aciertos y un fallo. Para saber qué tan probable es acertar en todos los partidos es necesario entonces averiguar cuántas posibles combinaciones de resultados puede haber. Estas combinaciones son 64, de modo que la probabilidad de acertar en los seis partidos es 1 en 64.

Pareciera en primera instancia que una probabilidad de 1 en 64 es muy pequeña, lo que daría pie a pensar que, después de todo, el pulpo pudiera tener facultades paranormales. Debemos considerar, no obstante, que el caso de Paul ha sido muy publicitado, precisamente por su éxito, y que de haber fallado –en sus dos primeras predicciones, por ejemplo–, la mayoría de nosotros no sabríamos de su existencia. Además de Paul hay muchos animales con supuestas facultades paranormales en el mundo –probablemente muchos más que 64– que no han sido exitosos y que no conocemos. De hecho, aprovechando la publicidad que generó Paul, en los últimos días han aparecido en la prensa otros animales “psíquicos”, incluyendo otro pulpo, un perico, una tortuga y una foca, haciendo predicciones sobre el resultado de la final de Sudáfrica en un sentido y en otro. Algunos fallarán y otros tendrán éxito. Esto último, sin embargo, no será prueba de que tengan facultades paranormales.

La copa mundial de fútbol es uno de los eventos deportivos que mayor audiencia captan. Sin embargo, es desconcertante constatar que –debido quizá a la ausencia de goles– un “pulpo adivino” haya captado buena parte de una atención que se supondría debía estar concentrada en aspectos futbolísticos.

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