El primer laboratorio científico de la historia

Viajes de exploración a tierras remotas



En la semana que hoy termina se tuvo la confirmación de que el fin de la sonda europea Beagle 2, enviada a explorar la superficie de Marte hace más de diez años, no fue tan violento como se llegó a pensar.

De acuerdo a lo planeado, la sonda Beagle 2 se desprendió de la nave nodriza Mars Express –en órbita alrededor de Marte– el 19 de diciembre de 2003 con rumbo a la superficie marciana, sobre la que debía posarse de manera suaveseis días después. Una vezllegado a su destino, el Beagle 2 –que tenía la forma de un reloj de bolsillo de 1 metro de diámetro y 33 kilogramos de peso–debía haberse abierto cual reloj de bolsillo y desplegado sus instrumentos científicos y su antena de comunicación, al igual que los paneles solares que le darían energía.

Después de que se desprendió del Mars Express, sin embargo, nada más se supo del Beagle 2 que no se comunicó con el orbitadortal como se esperaba al arribar a la superficie marciana. En estas condiciones se temió que hubiera tenido un fin catastrófico al estrellarse a gran velocidad por una falla en sus sistemas de frenado.

El misterio sobre la suerte del Beagle 2 empezó a aclararse cuando la NASA dio a conocer en enero de 2015 imágenes de alta resolución tomadas por el satéliteMarsReconnaissanceOrbiter –en órbita alrededor de Marte desde 2006– en las que aparentemente se muestra al Beagle 2 en su lugar de aterrizaje. Si bien en las imágenesse ve a la sonda solamente como una mancha brillante en la que apenas se distinguen algunos detalles –incluyendo el perfil de lo que presumiblemente serían uno o dos de sus paneles solares–dichas imágenes dan una indicación de que el Beagle 2 habría sobrevivido al descenso.

Todo esto fue confirmado y ampliado por un estudio dado a conocer esta semana por el departamento de prensa de la Universidad deLeicesteren Gran Bretaña. El estudio fue llevado a cabo por un grupode especialistas de las universidades deLeicestery De Montfort, que estudió las imágenes del Beagle 2 proporcionadas por la NASA empleando una técnica novedosa de análisis de imágenes. Sus conclusiones son que la sonda Beagle 2 arribó sin daño a la superficie de Marte e incluso pudo desplegar la mayor parte de sus paneles solares.El por qué la sonda no estableció comunicación una vez en la superficie de Marte no es claro, pero una posibilidad al respecto es que uno de los paneles solares haya impedido el correcto despliegue de la antena de comunicación.

Por otro lado, la sonda europeaSchiaparelli, que intentó posarse en la superficie de Marte el pasado 19 de octubre, no tuvo la misma suerte que el Beagle 2 –si es que se le puede llamar suerte a lo experimentado por esteúltimo– y sufrió al aterrizar una colisiónseguida de una explosión que la destruyó por completo.Esto es evidente, según los especialistas, de imágenes proporcionadas por el MarsReconnaissanceOrbiter.

La sonda Schiaparelli debía haber aterrizado en Marte frenando su caída, primeramente por medio de un paracaídas y posteriormente, justo antes del aterrizaje, empleando cohetes retro-propulsores. Aparentemente, una falla en la programación de la computadora de control de la sonda habría hecho que los cohetes se encendieran solamente por 5 segundos en lugar de 30 segundos como se pretendía. Esto habría ocasionado que alcanzara la superficie de Marte a una velocidad devarios cientos de kilómetros por hora ocasionando su destrucción. Además, puesto que colisionó con la superficie con los tanques llenos de combustible, al choque habría sobrevenido una explosión.

El fracaso de las sondas Beagle y Schaparelli deja a los Estados Unidos como el único país que ha sido capaz de colocar de manera suave una sonda sobre la superficie marciana, y muestra que llegar hasta Marte no es una empresa sencilla. Y siesto es difícil para un ingenio mecánico, lo es en un grado mayor para un organismo vivo que, entre otros obstáculos, tiene que sortear el peligro de las radiaciones de alta energía provenientes del Sol y del espacio interestelar.

En estas condiciones no parece factible que en las próximas décadas pudiéramos colonizar Marte, tal como se plantea en algunas instancias. Y en el mejor de los casos, sin aire para respirar, con variaciones extremas de temperatura entre el día y la noche, y con un continuo bombardeo de radiaciones de alta energía, nuestra presencia en Marteen el mediano plazo probablemente se limite a unas pocas estaciones científicas o de exploración.

Así, para calmar nuestras ansias de viajeros espaciales debemos recurrirala ficción literaria,la cual nos permite imaginar viajes y colonizaciones espaciales al margen de los problemas técnicos. Un ejemplo notable es el libro Crónicas Marcianas del escritor norteamericano RayBradbury. En su libro, Bradbury relata las primeras expediciones humanas al planeta Marte y su subsecuente colonización. Si bien esta colonización no podría ocurrir tal cual Bradbury lo describe, Marte le dio al escritor el pretexto para escribir un libro fantástico que crea para el lector una atmósfera que no es de este mundo –y que, como bono extra, al mismo tiempo refleja problemas que son propios de la civilización terrestre.

Por lo demás, con todo y los fracasos que se han dado en la exploración de Marte, no podemos sino admirar nuestra capacidad para colocar a control remoto una sonda en la superficie de un planeta que es apenas un punto luminoso en el cielo.

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