El primer laboratorio científico de la historia

Menús interplanetarios



Cuando estén disponibles, los viajes de turismo espacial a la Luna y más allá serán, sin duda alguna, experiencias fascinantes. No todo será así, sin embargo, al menos con el mismo grado. Es posible, por ejemplo, que la comida que nos sea servida en un restaurante en la Luna no tenga la misma calidad que la comida que podemos disfrutar en un restaurante ordinario, aquí en la Tierra.

Una idea de la comida que podríamos esperar ingerir durante un viaje de placer interplanetario nos la dan los proyectos ganadores del concurso “Deep Space Food Challenge”, organizado por la NASA. De acuerdo con la agencia espacial norteamericana: “El objetivo de este concurso fue generar nuevas tecnologías o sistemas de producción de alimentos que requieran recursos mínimos y produzcan residuos mínimos, al tiempo que proporcionan alimentos seguros, nutritivos y sabrosos para misiones de exploración humana de larga duración”. En este sentido, dado que las misiones espaciales tienen que embarcarse con todos los alimentos necesarios para el viaje y que éstos caducan en un año y medio, para el caso de misiones de larga duración, es necesario desarrollar técnicas para producirlos a bordo de la nave.

La convocatoria para el concurso “Deep Space Food Challenge”, que consta de tres fases, fue publicada por la NASA en enero de 2021. Se inscribieron cerca de 200 participantes, y de estos, cinco compañías norteamericanas y tres compañías extranjeras sobrevivieron a la fase 2 y se encuentran compitiendo en la fase 3. Esto último fue anunciado por la NASA el pasado 19 de mayo. De acuerdo por declaraciones de la NASA recogidas por un artículo publicado esta semana en la revista “MIT Technology Review”: “La fase 2 fue una especie de demostración a nivel de cocina, mientras que la fase 3 busca desafiar a los participantes para que escalen sus tecnologías”.

Entre los participantes en la fase 3 encuentra la compañía “Air Company”, basada en Nueva York. De acuerdo con su página en Internet, esta compañía se enfoca en el uso del dióxido de carbono en la atmósfera para producir alcohol y combustibles. Entre los productos desarrollados por Air Company se incluyen combustibles para aviación, perfumes y Vodka. Con relación al concurso de la NASA, Air Company propone usar el dióxido de carbono expelido por los astronautas al respirar para generar alcohol, y a partir de éste producir alimentos. Según declaraciones de Air Company aparecidas en “MIT Technology Review”: “El proceso produce alcohol que luego se puede alimentar a la levadura, produciendo algo que es comestible. Esencialmente, un batido de proteínas similar a un sustituto vegano de la carne”.

Un proyecto similar es propuesto por la compañía finlandesa “Solar Foods”, que produce “Solein”, una especie de harina obtenida partir del dióxido de carbono. El proyecto espacial de “Solar Foods” involucra la producción de “Solein” a partir del dióxido de carbono exhalado por los astronautas y del hidrógeno producido durante la generación de oxígeno por la descomposición del agua.

Otra de las compañías finalistas en la fase 3 del concurso es “Interstellar Lab”, basado en Florida, que propone el uso de “NUCLEUS” para producción de alimentos en el espacio. NUCLEUS consiste en nueve módulos, cada uno de ellos con su propio sistema de control de temperatura, humedad e irrigación. Los módulos pueden se usados para crecer vegetales, hongos e insectos al mismo tiempo. Como explica “Interstellar Lab” en un video en YouTube: “En el espacio, los astronautas usarán hongos, insectos y vegetales, para crear una variedad de platillos y recetas. Por ejemplo, podrían usar hongos para crear una sabrosa sopa. Podrían moler insectos y obtener un polvo rico en proteínas que se mejorará el sabor de cualquier comida. Usando, plantas, insectos y hongos, los astronautas crearán un sabroso y nutritivo menú”.

La compañía sueca Mycorena es otro de los finalistas. Para producir alimentos en el espacio, esta compañía propone el uso de una proteína producida a partir de la fermentación de un hongo. En declaraciones de la jefe de investigación de Mycorena recogidas por “MIT Technology Review”: “Esta proteína por sí misma no tiene mucho sabor, pero añadiéndole saborizantes es posible obtener diferentes alimentos, incluyendo hamburguesas y nuggets”. Además, empleando una impresora 3D, “desde una pantalla se podría escoger e imprimir un filete de pollo”.

Habríamos de coincidir que, basados en las propuestas para producir comida en el espacio profundo, las opciones que tendríamos como turistas espaciales no resultarían muy halagadoras para la mayoría. Aun así, el impactante ambiente espacial en el que estaríamos inmersos, con seguridad nos haría olvidar cualquier mala experiencia que hubiéramos tenido con un filete de pollo artificial impreso en 3D, bañado con una salsa de moscas negras.

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