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La historia de los chips semiconductores se remonta al final de la década de los años cuarenta, específicamente al mes de diciembre de 1947, cuando Walter Brattain y John Bardeen demostraron la operación del primer transistor de la historia en los laboratorios Bell de la compañía ATT en Nueva Jersey. A partir de esta demostración, la tecnología de los transistores progresó rápidamente y en septiembre de 1958, Jack Kilby, de la compañía norteamericana Texas Instruments, demostró la operación de un circuito en el que integró varias componentes electrónicas en una sola pastilla. Por sus descubrimientos, tanto a Brattain y Bardeen, como a Kilby, les fue otorgado el premio Nobel de Física.
Medio año después de la demostración de Kilby, Robert Noyce, de la compañía norteamericana Fairchild Semiconductor, demostró la operación del microcircuito o chip, básicamente tal como lo conocemos ahora. A partir de ese momento, la tecnología y la complejidad de los microcircuitos avanzaron a una enorme velocidad, al grado tal que hoy en día los microcircuitos pueden incorporar decenas de miles de millones de transistores en una pastilla con un área de un centímetro cuadrado. No en balde, se ha dicho que el microcircuito de silicio es el objeto artificial más sofisticado que se ha construido.
El chip semiconductor es también uno de los inventos que más trascendencia han tenido en la historia de la civilización. Así, el microcircuito habilitó una gran cantidad de tecnologías, incluyendo la computación, el Internet, los automóviles autónomos, los teléfonos celulares y los dispositivos de geolocalización, por mencionar solo algunas. En el futuro, en la medida en la que se desarrollen las aplicaciones de la inteligencia artificial, el impacto de los chips semiconductores se incrementará concurrentemente.
Por otro lado, si bien el microcircuito de silicio es un invento norteamericano, apenas el 12 por ciento de los chips semiconductores que se emplean a nivel global son producidos en los Estados Unidos, siendo Taiwan y Corea del Sur los mayores fabricantes de estos dispositivos. De acuerdo con la revista MIT Technology Review, esto es debido a que en los Estados Unidos los costos de producción de chips son un 40 por ciento más elevados que en países de Asia, debido a diferencias salariales y de costos de construcción, así como de incentivos gubernamentales. Dadas estas circunstancias, y con el objeto de incentivar la producción de semiconductores en el territorio de los Estados Unidos, el congreso norteamericano aprobó el pasado año la “Ley de CHIPS y Ciencia”, mediante la cual pretende hacer financieramente atractivo construir fábricas de semiconductores dentro de sus fronteras.
En este contexto, la ciudad de Siracusa en el Estado de Nueva York ha visto una oportunidad para superar la crisis en la que se encuentra. Como sabemos, Siracusa está situada en el llamado Cinturón del Óxido y, al igual que otras ciudades de dicho cinturón, notablemente Detroit, ha sufrido por varias décadas de un proceso de desindustrialización por la crisis de las industrias tradicionales del automóvil, del carbón y del acero. Aprovechando la Ley de CHIPS y Ciencia, la compañía Micron, fabricante de chips semiconductores, ha desarrollado un proyecto para instalar hasta cuatro fábricas de semiconductores al norte de Siracusa con una inversión total que podría alcanzar los 100,000 millones de dólares. Con esta inversión, en el área de Siracusa se sustituirá a la industria pesada tradicional, propia de la industrialización de los Estados Unidos de la primera mitad del siglo XX, por la industria de los semiconductores del siglo XXI, que transformará de manera profunda nuestra civilización.
El chip semiconductor, el objeto más complejo jamás construido, se ha convertido en un elemento de primera importancia estratégica. Si en la década de los años sesenta los norteamericanos toleraron -y hasta disfrutaron- la invasión británica, en la actualidad no se pueden dar el lujo de tolerar una falta de control en la fabricación de los chips semiconductores. A un grado tal que invertirán cientos de miles de millones de dólares para conjurarla.
Interesante
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Circuito integrado
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San Luis Potosí
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