El primer laboratorio científico de la historia

¿Vida extraterrestre?



Cuando en 1877 el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli observó el planeta Marte a través del telescopio del observatorio astronómico de Brera en Milán, le pareció ver que la superficie del planeta estaba surcada por líneas rectas que conjeturó eran canales de agua. Las observaciones de Schiaparelli entusiasmaron a Percival Lowell, fundador del observatorio Lowell en Arizona, quién a principios del Siglo XX defendió vigorosamente la idea que los canales de Schiaparelli fueron obra de una civilización inteligente y que fueron construidos para llevar agua desde los polos marcianos hasta el ecuador del planeta. Pocos, sin embargo, siguieron a Lowell en sus ideas, y hoy se sabe que los supuestos canales resultaron ser solamente una ilusión óptica.

Aunque no podemos descartar que en algún momento haya existido una civilización inteligente en Marte, no tenemos ninguna evidencia de que así haya sido. No es aventurado conjeturar, sin embargo, que en Marte exista actualmente vida a nivel microbiano. De hecho, existen un número de iniciativas y proyectos de gran seriedad que buscan averiguarlo.

Marte constituye un medio ambiente extremadamente agresivo para la vida tal como la conocemos. Según podemos apreciar en las imágenes que han enviado a la Tierra las sondas “Spirit” y “Opportunity”, la superficie marciana es un lugar árido y desolado que poco invitaría a visitar. Marte, además, está considerablemente más alejado del Sol que la Tierra y por lo mismo es más frío, con temperaturas que pueden llegar hasta los –80 grados centígrados aun en el ecuador. Tiene una atmósfera muy poco densa –lo cual hace que haya una variabilidad de temperatura entre el día y la noche de hasta 100 grados centígrados–, que está compuesta casi enteramente de dióxido de carbono con una muy pequeña cantidad de oxígeno. Además, la tenue atmósfera marciana no filtra adecuadamente la radiación ultravioleta de los rayos solares, la cual sabemos es incompatible con la vida.

Un estudio que en días pasados alcanzó los medios masivos de difusión fue reportado por un grupo de científicos españoles que demostraron que algunas bacterias que se encuentran en la cuenca del Río Tinto en el sur de España, sobrevivirían a las duras condiciones ambientales de Marte con excepción de la relativa a la irradiación con rayos ultravioleta. El estudio fue publicado el pasado mes de junio en la revista “Icarus” publicado por la Sociedad Astronómica Americana. Otro estudio de investigadores italianos de la Universidad de Padua, en proceso de publicación, arroja resultados similares. Podría concluirse entonces que, al abrigo de los rayos ultravioleta –en el subsuelo, por ejempo– podría existir vida microbiana en Marte.

Para determinar esta posibilidad, la NASA planea enviar la sonda llamada “Mars Science Laboratory” a Marte en el otoño de 2011, planeando que arribe un año después. La sonda tendrá capacidad de movimiento y podrá analizar muestras del suelo marciano y detectar la posible presencia de compuestos orgánicos asociados con la vida.

Dentro del sistema solar Marte es el mundo más parecido a la Tierra. Venus, que es el otro planeta vecino nuestro, está más cerca del Sol y tiene una atmósfera de dióxido de carbono muy densa que lo hace demasiado caliente y aun más inhóspito que Marte –la temperatura en la superficie de Venus es de 460 grados centígrados–. Venus no es por lo tanto afín a la vida, al menos como la conocemos en la Tierra.

Más allá de la órbita de Marte, se considera que Titán, el satélite mayor de Saturno, podría tener condiciones favorables para la síntesis de compuestos orgánicos. Al igual que en la atmósfera de la Tierra, en la atmósfera de Titán predomina el nitrógeno y, a diferencia de aquella, contiene cantidades significativas de metano. Se piensa que la atmósfera de Titán es similar a la atmósfera primitiva de la Tierra antes de la aparición de la vida.

Titán, sin embargo, es extremadamente frío, con temperaturas alrededor de los –180 grados centígrados. A estas temperaturas toda el agua en Titán está congelada. De hecho, en Titán el metano toma el lugar del agua: existen lagos y ríos de metano y de cuando en vez, al igual que en la Tierra, se producen lluvias, pero de metano en lugar de agua. De haber vida en Titán, esta tendría sin duda que ser muy diferente a la vida en nuestro planeta.

Si hay vida extraterrestre en el sistema solar lo sabremos quizá pronto, una vez que el Mars Science Laboratory empiece a enviar información. En caso positivo, esto constituirá, sin duda, uno de los acontecimientos más significativos jamás ocurridos.

La posible vida que se encontrara, sin embargo, tendría una forma muy simple, pues en ningún lugar del sistema solar fuera de nuestro planeta encontraremos un medio ambiente propicio para el desarrollo de formas de vida superior tal como la conocemos. Otros lugares, o son demasiado fríos o calientes, o están llenos de radiación ultravioleta, o bien no tienen el oxígeno que necesitamos para respirar.

En otro orden de ideas, podríamos concluir que más nos vale cuidar nuestro planeta, pues si seguimos con el curso de destrucción y contaminación del mismo que ahora llevamos, no tendríamos a la mano en nuestra vecindad ningún mundo alternativo a donde emigrar.

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