El primer laboratorio científico de la historia

Momento clave para la Física en San Luís Potosí



San Luis Potosí está considerado a nivel nacional como un Estado con un desarrollo significativo en investigación científica en un número de disciplinas, particularmente en el área de la Física. Históricamente nuestro Estado fue uno de los primeros en México en donde se cultivó esta disciplina, siendo la Escuela de Física de la UASLP –que inició sus actividades docentes en marzo de 1956–, la tercera de su tipo en México; solamente la Universidad Nacional y la Universidad de Puebla le antecedieron en este respecto.

La historia del inicio de la Física en San Luis Potosí fue precisamente el tema de amena charla impartida en la Facultad de Ciencias de la UASLP el pasado día 23 de noviembre por el Fís. Candelario Pérez Rosales –el profe Cando, como se le llamaba de manera afectuosa–, quien fue uno de los fundadores de la Escuela de Física de nuestra Universidad. Como lo comentó en su charla, esta Escuela fue creada en el año de 1955 por iniciativa del Dr. Gustavo del Castillo y Gama, quien había regresado hacía pocos meses a nuestro País al término de sus estudios doctorales en Física en la Universidad Purdue, en Indiana, Estados Unidos. El Dr. del Castillo fue apoyado en su empresa por Candelario Pérez, recién desempacado en México proveniente también de la Universidad Purdue.

Como parte de su plan, además de fundar la Escuela de Física, que se encargaría de la enseñanza de esta disciplina, Gustavo del Castillo creó de manera simultánea el Instituto de Física –que fue el segundo en México, después del Instituto de Física de la UNAM–, iniciando un proyecto de investigación en el área de la física de altas energías. No es difícil imaginar las dificultades que Gustavo del Castillo y Candelario Pérez hubieron de enfrentar para introducir en San Luis Potosí una disciplina que en ese tiempo debió haber lucido “exótica” y fuera de lugar –por más que la Física gozara en la época de un gran prestigio por haber contribuido significativamente a la victoria de los Estados Unidos y sus aliados en la Segunda Guerra Mundial–. Contaron, sin embargo, con el apoyo de la Universidad, de PEMEX y del Instituto Nacional de la Investigación Científica –el antecesor del CONACyT– y en pocos años lograron resultados notables a nivel nacional en cuanto a la fabricación de equipo de investigación, resultados que aun hoy en día se antojan difíciles de igualar.

La Escuela de Física –hoy Facultad de Ciencias– estuvo alojada desde su fundación y hasta el año de 1971 en dos salones de la planta alta del Edificio Central del Universidad –la de Física no era, obviamente, una carrera de masas–. En dichos salones se encontraban el salón de clase, la biblioteca, las oficinas del Director y de la secretaria y…. ¡el Laboratorio de Rayos Cósmicos! Este último instalado por Gustavo del Castillo, un constructor de instrumentos de primera línea. Dicho laboratorio consistía esencialmente en un ingenio para detectar rayos cósmicos venidos del espacio exterior –lo que se conocía como una “cámara de niebla”.

La operación de esta cámara –que fue construida en poco más de un año– está descrita por Candelario Pérez en su libro “Física al Amanecer”: “Era impresionante contemplar en acción ese incansable autómata que fotografiaba, día y noche, trayectorias de partículas que eran producto de la radiación cósmica. En medio de una densa y sofocante oscuridad, salpicada por el parpadeo de los focos indicadores del control automático, se escuchaba la explosión estruendosa que producía el aire al salir repentinamente de la cámara de expansión; luego, un destello cegador iluminaba el interior de la cámara de niebla, al tiempo que la cámara fotográfica registraba los eventos nucleares; después se oía el corrimiento de la película fotográfica y la cámara quedaba en espera del siguiente disparo”.

Gustavo del Castillo, sin embargo, dejó la Universidad en 1959 para aceptar un puesto como investigador en los Estados Unidos y la Física en San Luis Potosí quedó bajo el cuidado de Candelario Pérez –quien, para tal efecto, decidió regresar de Estrasburgo, Francia, en donde acababa de iniciar estudios de posgrado en Física–. El cuidado fue, además, exclusivo, pues durante el año de 1959 se encargó de impartir ¡todos los cursos de la carrera! En ese año crucial, la Física en San Luis Potosí dependió entonces de una sola persona.

En lo personal no tuve la fortuna de coincidir con Candelario Pérez en San Luis Potosí, pues a mi ingreso a la Escuela de Física en enero de 1967, hacia pocos meses que se había trasladado a la Ciudad de México para aceptar un puesto de investigador en el entonces recién creado Instituto Mexicano del Petróleo. Tuve, sin embargo, la suerte de que al finalizar mis estudios, en enero de 1971, me aceptara para trabajar como parte de su grupo de investigación en dicho Instituto, en donde tuve mi primer contacto con esta actividad.

Se me dio de este modo la oportunidad de conocer y tratar a una persona que fue clave para el desarrollo que posteriormente experimentó la Física en San Luís Potosí, que la sostuvo en un momento crítico, y sin cuyo concurso la historia de la investigación en esta disciplina en la UASLP hubiera sido muy diferente.

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