El primer laboratorio científico de la historia

Un video para disfrutar



El día 15 del pasado mes de octubre, un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Georgia, en los Estados Unidos, enviaron para su publicación a la revista “Physics of Fluids” un trabajo de investigación en el que describen experimentos llevados a cabo para estudiar la manera como un perro mojado se seca el agua sacudiendo enérgicamente su cuerpo. Como sabemos, los perros –al igual que otros mamíferos como las ratas y los osos– se desprenden del agua atrapada en su pelo haciendo oscilar y retorciendo su cuerpo a una gran velocidad. Los investigadores del Tecnológico de Georgia grabaron en video perros y ratas mojadas, y midieron la velocidad de sus sacudidas reproduciendo el video en cámara lenta. Encontraron que dicha velocidad depende del tamaño del animal. Así, un perro labrador sacude su cuerpo entre cuatro y cinco veces cada segundo, mientras que, de manera respectiva, un ratón y una rata lo hacen 18 y 27 veces en el mismo intervalo. En contraste, un oso mojado se sacude y contorsiona 4 veces por segundo.

Como lo explica uno de los investigadores involucrados en el estudio, para un mamífero con pelo es esencial tener una manera de sacudir el exceso de agua de su cuerpo por un medio mecánico – sacudidas y contorsiones–, pues de otro modo tendría que evaporarla empleando el calor del cuerpo y entraría rápidamente en un estado de hipotermia que le ocasionaría la muerte –pensemos, por ejemplo, en la sensación de “frío” que experimentamos cuando nos frotamos la piel con alcohol y dejamos que éste se evapore tomando calor de nuestro cuerpo, o en la alta probabilidad que tenemos de enfermarnos si dejamos que la ropa mojada se nos seque sobre el cuerpo.

No es, por otro lado, sorprendente que para liberarse del agua los animales más grandes necesiten sacudirse a una menor rapidez que los animales más pequeños, pues las fuerzas que tienden a liberar a una gota de agua que esté, por ejemplo, sobre el lomo de un oso, son mayores que las correspondientes fuerzas sobre la misma gota de agua en el lomo de una rata.

Reportajes del estudio referido tuvieron difusión en la televisión norteamericana y, en consecuencia, alcanzaron una gran notoriedad, misma que se vio reflejada en la gran cantidad de artículos que con este tema aparecieron en medios masivos de comunicación de todo el mundo. La naturaleza del estudio y sus conclusiones se prestaron, por supuesto, a su difusión amplia, pues difícilmente encontraríamos a alguien que no haya sido testigo del curioso y predecible comportamiento de un perro mojado –muy diferente, por cierto, al de nuestra propia especie, que ha perdido el pelo en la mayor parte del cuerpo a lo largo de cientos de miles de años de evolución y puede librarse más fácilmente del exceso de agua.

Es positivo que los medios masivos de comunicación se ocupen de un tema científico o tecnológico, ya que esto puede ayudar a enfatizar el papel esencial que la ciencia ocupa en el mundo actual y que no siempre resulta claro entre el público en general, y en particular entre aquellos que están en posición de tomar decisiones con respecto a su apoyo público. Martin Rees, astrónomo de la Universidad de Cambridge, por ejemplo, señala que la ciencia y la tecnología tenían en el Siglo XIX en Inglaterra una mayor visibilidad social y aprecio público que la que tienen en la actualidad, como lo atestiguan los museos nacionales que consumían, en términos relativos, mayores recursos que los que actualmente se les dedican.

Los artículos en medios masivos de comunicación relativos al estudio de los investigadores del Tecnológico de Georgia, sin embargo, se enfocaron más a aspectos banales que a la posible relevancia, teórica o práctica, de los resultados de dicho estudio. Algunos de ellos, por ejemplo, se refirieron en tono de broma a la supuesta costumbre de los perros a esperar a que una persona esté cerca de ellos para empezar a sacudirse el agua; idea o prejuicio que es posible sea producto de los pocos casos en que un perro moja a una persona, al azar, sin tomar en cuenta todos aquellos casos en que no sucede así, que son la mayoría pero que no se dan a notar.

Ocurre, por otro lado, que los investigadores hoy en día están sujetos a fuertes presiones para conseguir apoyo económico para llevar a cabo sus proyectos, y desde este punto de vista hay una tendencia a exagerar los resultados de las investigaciones, tanto por parte del investigador mismo como de la universidad en la que labora. En el caso presente, se dispone solamente de un video en el que se muestran diversos animales sacudiéndose el agua y no a un artículo completo. No se podría entonces emitir una opinión al respecto.

En tanto tenemos más información, podemos disfrutar del video de referencia (HYPERLINK "http://arxiv.org/abs/1010.3279" \t "_blank"http://arxiv.org/abs/1010.3279) en el que se muestran imágenes en cámara lenta –incluso de rayos x– de ratones, perros y un oso mojados y sacudiéndose el agua.

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