El primer laboratorio científico de la historia

En el extremo del mundo



En la obra “La Crónica de Nuremberg”, publicado en Alemania en 1493, encontramos ilustraciones de seres monstruosos, supuestamente humanos, que habrían vivido en los confines del mundo entonces conocido. Las ilustraciones nos muestran individuos con cuerpo humano pero con cuello y pico de avestruz, con cabeza humana y cuerpo de caballo, o bien con cuerpo humano y cabeza de perro. Están incluidos también humanos con cuatro ojos, con un sólo ojo, con seis brazos, sin cabeza pero con los ojos, nariz y boca en el pecho, lo mismo que enanos con solamente una pierna rematada por un enorme pié, tan grande que a su dueño le servía como parasol en caso de ser necesario. Esto último, era aparentemente muy frecuente, pues los enanos mono-pié habrían vivido en un país cálido y de hecho se les dibuja acostados de espaldas con el pié levantado para hacerse sombra.

Los monstruos con características humanas no fueron, por supuesto, inventados por la Crónica de Nuremberg y por el contrario han sido una constante en nuestra historia. En particular, como sabemos, la mitología griega incluye cíclopes, arpías, centauros y sirenas, entre muchos otros seres fantásticos. El escritor romano Plinio el Viejo, por su lado, describió al principio de nuestra Era monstruos humanos –incluidos los enanos mono-pié– en su obra “Historia Natural”.

No obstante, en la medida en que se exploraba el planeta y no se encontraban rastros de los esperados monstruos, las historias sobre los mismos perdieron credibilidad. Aunque no por completo y aun en la actualidad de cuando en vez sabemos de supuestos seres mitad humanos mitad bestias que habitan en regiones de difícil acceso. Un ejemplo de esto es el Yeti, también conocido como el abominable hombre de las nieves, que supuestamente vive en la región de los montes Himalaya y que sería una especie de gorila inteligente. Como quiera que sea, puesto que ya quedan muy pocos lugares sin explorar, es cada vez más difícil sostener la existencia de monstruos humanos en nuestro entorno inmediato.

De este modo, dada nuestra fascinación por los seres fantásticos, hemos tenido que buscarlos fuera de nuestro planeta. Así, han surgido un buen número de historias sobre visitas de extraterrestres a la Tierra –con imágenes incluidas– que, sin embargo, han tenido una credibilidad limitada.

Por otro lado, la especulación sobre la existencia de vida extraterrestre inteligente se ha abordado también de manera seria. En este sentido, se piensa que con toda probabilidad existe vida inteligente extraterrestre dado el inmenso número de estrellas en el Universo a cuyo alrededor orbitan planetas capaces de mantenerla. Con el objeto de detectarla, desde la década de los años setenta en el siglo pasado se ha mantenido operando el proyecto SETI –búsqueda de inteligencia extraterrestre, por sus siglas en inglés– que ha escudriñado el cielo por décadas con el fin de descubir señales de radio provenientes de civilizaciones avanzadas fuera de nuestro sistema solar.

Hay también proyectos para detectar la existencia de planetas extra-solares capaces de sostener vida. Para esto es necesario que el planeta orbite alrededor de su estrella a una distancia tal que su temperatura permita la existencia de agua líquida, que sabemos es esencial para la vida tal como la conocemos en la Tierra.

En relación a esto, astrónomos europeos trabajando en el Observatorio La Silla en Chile, concluyeron recientemente que sólo en la Vía Láctea puede haber miles de millones de “Súper-Tierras” –planetas rocosos con una masa hasta 10 meses la masa de la Tierra– gravitando alrededor de estrellas conocidas como enanas rojas, a la distancia adecuada para permitir la vida. Habría de este modo alrededor de 100 Súper-Tierras habitables a una distancia de 30 años luz de nuestro planeta.

En una entrevista publicada por la BBC, sin embargo, uno de los astrónomos responsables del estudio hace notar que el que una Súper-Tierra esté a la distancia correcta de una enana roja no necesariamente asegura que sea adecuada para la vida. Esto debido a que en las enanas rojas son frecuentes las erupciones solares que pueden bombardear el planea con rayos X y radiación ultravioleta que no son precisamente benéficos para la vida.

Aun con este pero, no obstante, el enorme número de planetas potencialmente habitables en regiones por ahora inaccesibles para nosotros –tal como lo fueron los confines de mundo conocido para los europeos en el medioevo– nos asegura la existencia en el Universo de mundos habitados aparte del nuestro.

Somos así libres de fantasear sobre el aspecto que tendrán sus moradores al igual que nuestros antecesores. Aunque posiblemente ahora con un poco más de bases.

Comentarios