El primer laboratorio científico de la historia

Una catedral de cartón



El Día de Todos los Santos del año 1755, la ciudad de Lisboa, capital de Portugal, fue sacudida por un sismo de gran magnitud con epicentro en el Océano Atlántico, a unos 200 kilómetros de la costa. Como resultado, Lisboa fue en gran medida destruida, tanto por el temblor mismo, como por el tsunami y el fuego que le siguieron. Uno de los edificios parcialmente destruidos fue la Iglesia del Carmen, que en esos momentos se encontraba repleta de personas asistiendo a la celebración religiosa y sobre las que se desplomó el techo del edificio. Después del sismo la iglesia del Carmen –construida a finales del siglo XIV– no fue reconstruida, sino que ha sido mantenida en estado ruinoso en recuerdo de la tragedia.

La Iglesia del Carmen en Lisboa no ha sido, por supuesto, sino uno de los muchos templos que han sido destruidos por un temblor. Más recientemente, en febrero de 2011, la catedral anglicana de la ciudad de Christchurch en Nueva Zelanda fue destruida parcialmente por un sismo. Aunque afortunadamente en esta ocasión no hubo víctimas mortales en el interior de la catedral, ésta quedó inutilizada. De hecho, está actualmente en vías de ser demolida, si bien los oponentes a que esto ocurra han detenido el proceso que se ha convertido en un asunto político.

De un modo u otro, Christichurch se ha quedado de momento sin catedral anglicana. Para resolver este problema en lo inmediato, Victoria Matthews, obispo de Christchurch, recurrió a una solución singular: la construcción de una catedral de cartón, misma que empezó a operar el pasado domingo. La nueva catedral es obra del arquitecto japonés Shigueru Ban que se ha caracterizado por el empleo de materiales de construcción no convencionales; en particular, por el empleo de tubos de cartón de grandes dimensiones como elementos estructurales.

La nueva catedral de Christchurch, tiene una capacidad para 700 personas y asemeja una gran tienda de campaña triangular. El cuerpo del edificio lo forman 98 tubos de cartón de 60 centímetros de diámetro y 20 metros de largo. De acuerdo con su diseñador, la construcción tendrá un tiempo de vida de 50 años. Con relación a esto, la pregunta que surge de inmediato es si los tubos de cartón no se mojarán y reblandecerán con las primeras lluvias. La respuesta es que dichos tubos se han recubierto con tres capas impermeables de plástico. Además, el techo del edificio está hecho de policarbonato impermeable para protección de los tubos de cartón.

Shigueru Ban ha empleado tubos de cartón para diseñar estructuras y resolver problemas en diversas situaciones de emergencia. Entre otras realizaciones, ha diseñado y construido tiendas de campaña para los refugiados en Ruanda a un costo de 50 dólares por unidad, así como divisiones en los albergues que se implementaron para los damnificados del terremoto que devastó el norte de Japón en 2011; esto último con el fin de proporcionarles un cierto grado de privacidad. Diseñó igualmente una iglesia con tubos de cartón como elementos estructurales después del sismo que afecto la ciudad japonesa de Kobe en 1995. Al cabo de un cierto tiempo de uso, esta iglesia fue desmontada y trasladada a Taiwan en donde se erigió de nueva cuenta, está vez de manera permanente.

Una construcción de cartón no tiene de ninguna manera la durabilidad potencial que tiene una construcción de piedra o concreto. Así, mientras que a la nueva catedral de Chistrichurch se le estima un tiempo de vida de 50 años, la iglesia del Carmen de Lisboa sobrevivió por 350 años y la antigua catedral de Christchurch lo hizo por más de un siglo. Por otro lado, según el arquitecto japonés, la nueva catedral neozelandesa, construida con materiales ligeros y por tanto con poca inercia, es resistente a los terremotos. Esto, por supuesto, es importante en un país como Nueva Zelanda, que está colocado sobre el llamado anillo de fuego del pacífico.

Desde este último punto de vista, entonces, un edificio de cartón es superior a uno de piedra o de concreto. Como lo es también desde el punto de vista del impacto que su construcción tiene sobre el medio ambiente y el uso de los recursos naturales, dado que el cartón puede ser reciclado. De manera adicional, es superior por sus menores costos de construcción.

Un edificio de cartón, por otro lado, no cumple la función que, según expresa Shigueru Ban en una entrevista concedida al periódico japonés “The Japan Times”, la arquitectura ha tenido de hacer visible la riqueza o el poder político de aquellos que la o lo tienen. En este sentido habrá que reconocer que un edificio de cartón no resulta tan espectacular como un edificio de mármol o una catedral gótica de piedra.

Y, sin embargo, la espectacularidad de un edificio no debe prevalecer sobre aspectos de seguridad, medio ambiente y beneficio a un porcentaje mayoritario de la población.

Comentarios