El primer laboratorio científico de la historia

Un planeta maltrecho



Hace doscientos años Robert Malthus argüía que dado que la población del mundo crecía a una mayor velocidad que la producción de alimentos, el número de habitantes del planeta llegaría a un límite más allá del cual los alimentos disponibles no serían suficientes para toda la población. En este punto harían su aparición diversos mecanismos que actuarían para limitar el crecimiento de la población más allá del límite de sustentabilidad. Estos mecanismos incluirían guerras, hambrunas y epidemias, provocadas estas últimas por condiciones de vida insalubres.

Desde los tiempos de Malthus, sin embargo, la población de mundo creció por un factor de siete –de unos mil millones de personas en 1800 hasta más de siete mil millones en la actualidad–, un crecimiento que Malthus no pudo haber previsto y que ha sido posible gracias al gran incremento en la eficiencia en la producción de alimentos que nos trajo la tecnología agrícola. En los últimos dos siglos, además, se ha elevado de manera considerable el nivel de vida de un porcentaje significativo de la población mundial –que, sin embargo, vive en gran medida en los países desarrollados.

El aumento global en población y en niveles de vida, no obstante, ha tenido un costo alto, pues ha llevado a una sobreexplotación de los recursos del planeta, el cual ciertamente acusa el golpe recibido. Al respecto, el pasado viernes el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (PICC) de la Organización de Naciones Unidas, dio a conocer en Estocolmo, Suecia, un resumen de su quinto reporte sobre calentamiento global y cambio climático, con conclusiones que no por esperadas resultan menos impactantes.

Con argumentos científicos sólidos, el grupo de expertos que componen el PICC confirma que la quema de combustibles fósiles genera gases de invernadero que están produciendo un cambio climático global que, de no atajarse, llevará a situaciones sin precedente. Entre éstas se incluyen: un incremento en el nivel de los océanos entre 40 y 80 centímetros en 2100, un incremento en el número de ciclones y periodos de sequía, y un cambio en los patrones de lluvias, que aumentará el contraste entre las regiones secas y la regiones húmedas del planeta.

Como consigna el PICC en su quinto informe, el nivel actual de dióxido de carbono en la atmósfera es un 40% más elevado que el que existía en la época preindustrial. Este nivel, además, no tiene precedente en los últimos 800,000 años –es decir, desde una época muy anterior al surgimiento del hombre moderno–. Si bien este último dato no proviene, por obvias razones, de una medición directa, mediciones realizadas de manera continua desde finales de los años cincuenta muestran claramente que el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera se está incrementando de manera paulatina. El crecimiento sostenido del nivel de este gas en la atmósfera es, de este modo y al menos durante los últimos cincuenta años, un hecho incontrovertible.

De manera concomitante, durante los últimos cien años, y con la excepción de la última década y de un periodo de tiempo comprendido en las décadas de los años 50 a 70, la temperatura de la superficie del planeta muestra una tendencia a la alza. Esto resulta ser igualmente un hecho incontrovertible, que se ha manifestado, por ejemplo, en la disminución paulatina del volumen de los glaciares y de los hielos polares. Por otro lado, dado que el dióxido de carbono es un gas de invernadero, el incremento de la temperatura terrestre se asocia al crecimiento de su nivel en la atmósfera.

Las conclusiones del PICC, sin embargo, son disputadas por algunos. En particular por el Instituto Heartland, con sede en Chicago, Illinois, el cual dio a conocer la semana pasada un documento en el que refuta las conclusiones del PICC y las tacha de alarmistas. De manera específica, arguye que la disminución en la velocidad de crecimiento de la temperatura terrestre observada en la última década prueba que la temperatura del planeta se ha estabilizado y que no hay una conexión entre el dióxido de carbono en la atmósfera y el incremento de la temperatura terrestre.

El PICC, por su parte, señala que la temperatura terrestre registra comúnmente variaciones naturales y que la desaceleración del incremento de temperatura recientemente observado es una de estas variaciones. En efecto, el PICC muestra que el promedio de temperatura por década se ha incrementado de manera paulatina en las últimas tres décadas. Estima también que es probable que el periodo de 1983 a 2012 sea el periodo de 30 años más caliente en los últimos 1400 años.

Las conclusiones del PICC están fundadas en una revisión de publicaciones especializadas y tienen por lo mismo una sólida base científica. Estas conclusiones, además, por ser el resultado de un consenso entre numerosos investigadores, son intrínsecamente conservadoras y en esta perspectiva no pudieran tacharse de alarmistas.

Robert Malthus hace dos siglos no previó que los avances tecnológicos futuros en la producción de alimentos, que el ya no vería, permitirían multiplicar por un factor de siete la población del mundo –si bien con un buen número de desnutridos–. En línea con sus conceptos, no obstante, la revolución industrial, con todas sus virtudes, ha generado un factor limitante del crecimiento de la población, ya no tanto por hambrunas, guerras o epidemias, sino por el abuso que hemos hecho de nuestro planeta.

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