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Así sucedió, por ejemplo, con el USS Cyclops, navío de carga norteamericano que desapareció en el año 1918 con 306 tripulantes y pasajeros en el área conocida como el Triángulo de las Bermudas. Cuando se esfumó, el Cyclops navegaba hacia Baltimore procedente de Brasil con un cargamento de 11,000 toneladas de manganeso. Se ha especulado que pudo haber sido hundido por un submarino alemán o bien por una tormenta inusualmente fuerte, pero no se sabe con certeza cuál fue su verdadera suerte. Curiosamente, otros dos navíos hermanos del Cyclops, el Proteus y el Nereus, desaparecieron en la misma área durante la Segunda Guerra Mundial, igualmente sin dejar huella.
Otro episodio famoso de desaparición en el mar es el caso del velero Mary Celeste ocurrida en el año 1872. Cabe mencionar que en este caso no se trató de la desaparición de un buque, sino la de todos sus tripulantes y pasajeros. El Mary Celeste partió en noviembre de 1872 de la ciudad de Nueva York con destino a Génova, Italia, con un cargamento de alcohol industrial. En el barco navegaban el capitán, su esposa, una hija pequeña, y una tripulación de siete hombres. A la altura de las islas Azores, el Mary Celeste fue avistado por el buque De Gratia. Al acercarse al Mary Celeste, el capitán del De Gratia pudo cerciorarse de que la tripulación lo había abandonado. Fuera de esto, todo estaba en orden a bordo del Mary Celeste, sin indicios de que hubieran ocurrido hechos de violencia, sólo faltaba del bote salvavidas y algunos instrumentos de navegación. A la fecha no hay explicación para este hecho, que fue tema de una de las primeras novelas de Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes.
El mar es tan grande que incluso podían haber ocurrido desapariciones de islas enteras. Este es el caso de la Isla Bermeja que según mapas del siglo XVI debería estar localizada a unos 100 kilómetros al noroeste de la península de Yucatán. Según la Wikipedia, esta isla aparecía en mapas oficiales del Gobierno de México hasta fechas tan tardías como 1946 –curiosamente, aparece en Google Maps como Islote Bermeja–. Expediciones recientes al supuesto sitio de la Isla Bermeja no han arrojado resultados positivos y la posición oficial actual es que dicha isla no existe. La supuesta isla habría sido el resultado de un error cartográfico que se propagó a lo largo de los siglos.
Si bien la Isla Bermeja por sus dimensiones no debería tener mayor importancia, su existencia implicaría la extensión de la soberanía de México hacía una región del Golfo de México rica en petróleo. Algunos afirman que la Isla Bermeja si existió, pero que desapareció, ya sea por causas naturales, o bien por una acción deliberada para limitar la soberanía de nuestro país sobre las reservas petroleras del Golfo de México.
El que un velero pudiera haber desaparecido en la inmensidad del mar sin dejar rastro hace 150 años, cuando los viajes transoceánicos tomaban semanas, no es algo que nos sorprenda demasiado. No nos sorprende tampoco que buques de principios del siglo XX se hayan perdido sin dejar rastro en medio de una tormenta. Lo que no hubiésemos quizá esperado es que un moderno avión comercial se hubiese esfumado en pleno siglo XXI con 339 pasajeros y tripulantes durante un vuelo de rutina, tal como le sucedió al vuelo MH370 de Malaysia Airlines el pasado mes de marzo. Y que hoy en día, a casi tres meses del episodio, no tengamos certeza de que fue lo que le sucedió al avión malayo, a pesar de la avanzada tecnología de localización de que disponemos.
Como recordamos, el pasado 8 de marzo, durante el viaje entre Kuala Lumpur y Beijing, los pilotos del vuelo 370 aparentemente desactivaron los sistemas de comunicación del avión y desviaron su ruta en varias ocasiones, hasta enfilarlo hacia el sur en dirección de la costa occidental de Australia. Esto se dedujo porque el avión, a pesar de llevar apagado su sistema de comunicación, emitió señales de su posición que fueron captadas por un satélite británico. De acuerdo con un análisis de estas señales, el avión habría caído al mar en el Océano Índico al oeste de la costa Australiana. No se han encontrado, sin embargo, evidencias físicas del accidente que corroboren el hipotético lugar de la caída. Así, lo sucedido al vuelo 370 continúa siendo un misterio.
Y con seguridad lo seguirá siendo por años, pues aún si se ubicara con precisión el lugar en el que el vuelo 370 se precipitó al mar, explorar el fondo del océano, que en ese punto está a una profundidad superior a los 5 kilómetros, será una empresa que tomará una considerable cantidad de tiempo. Esto si hay suerte, pues existe la posibilidad de que el vuelo 370 se añada al arcón de misterios marinos de desapariciones de barcos, tripulaciones e islas.
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