El primer laboratorio científico de la historia

Prediciendo el futuro



En el año 1960 vivían en el planeta alrededor de 3,000 millones de personas. Cuarenta años después esta cifra se había más que duplicado alcanzando casi 6,100 millones. Si bien a tasas menores que en la segunda mitad del siglo XX, el rápido crecimiento de la población del mundo se ha prolongado en lo que va de este siglo, y hoy en día habitamos este planeta unos 7,200 millones de seres humanos.

La velocidad con que ha crecido la población mundial tuvo un máximo en los años sesentas, cuando alcanzo una tasa de alrededor de 2.2 % anual. A partir de entonces, dicha tasa ha disminuido paulatinamente con los años en la medida en que se ha difundido el uso de los anticonceptivos y se ha incrementado en nivel de educación de las mujeres. En la actualidad la tasa de crecimiento ronda al 1.1% anual.

Dada la reducción del ritmo de crecimiento poblacional a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, algunos expertos han considerado que la población global alcanzará un máximo al mediar el siglo XXI, punto a partir del cual descenderá de modo paulatino. Este máximo sería de alrededor de 9,000 millones de personas. Un artículo aparecido esta semana en la revista “Science”, sin embargo, está en desacuerdo y, por el contrario, concluye que el presente siglo probablemente no verá una estabilización en el crecimiento de la población que continuaría su ritmo ascendente por el resto de la centuria. Dicho artículo fue publicado por un grupo internacional de investigadores, encabezado por Patrick Gerland del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas en Nueva York.

Gerland y colaboradores basan sus conclusiones en un análisis estadístico de datos poblacionales recientemente dados a conocer por las Naciones Unidas. Dicho análisis arroja que la población de mundo crecerá de manera paulatina en las próximas décadas hasta alcanzar una cifra entre 9,000 y 13,200 millones de personas en el año 2100, con una media de 10,900 millones. Este crecimiento, sin embargo, no será el mismo para todos los continentes. De hecho, Europa en realidad disminuirá su población, mientras que en Asia –que concentra en la actualidad más del 50% del total de habitantes del planeta– la población alcanzará su máximo alrededor del año 2050 y después empezará a descender. Igualmente, el número de habitantes de América Latina alcanzará un máximo en la segunda mitad del siglo XXI antes de iniciar su descenso.

El continente que hace la diferencia es África, que tiene en la actualidad altas tasas de natalidad, comparables a las que tuvieron Asia y América Latina en los años sesentas. Estas tasas, si bien están declinando, no lo hacen a un ritmo suficientemente rápido. Gerland y colaboradores predicen que África elevará su población de los 1,000 millones de habitantes actuales a una cifra entre 3,100 y 5,700 millones en 2100

De esta manera, en un siglo el continente africano podría competir con Asia en población. De hecho, Nigeria, que es el país africano más populoso, podría pasar, según Gerland y colaboradores, de los 160 millones actuales a 914 millones de habitantes en el año 2100, y aquí vale la pena señalar que Nigeria tiene una extensión territorial que es apenas la mitad de la extensión de México. De este modo, la población anticipada para Nigeria se acerca a las actuales de China y la India, que son los países más poblados hoy en día.

De resultar acertadas las predicciones de Gerland y colaboradores, el mundo se encontraría en el año 2100 con algunos miles de millones de habitantes más que los que se proyectan en la actualidad para ese año. Como apuntan los investigadores, esto tendría grandes implicaciones en materia económica, medioambiental, de salud pública, de alimentación y de educación, entre otras, y necesariamente requerirá de la implementación de políticas a nivel global para atenderlas.

Por otro lado, las proyecciones de Gerland y colaboradores son un intento para predecir el futuro y por tanto son inciertas y sujetas a debate. Hay que notar, no obstante –y guardando la debida proporción–, que hay al menos un ámbito, la ciencia del clima, en los que en los últimos años hemos desarrollado una notable capacidad de predicción. En efecto, todavía no hace mucho tiempo las predicciones del clima eran motivo de burlas y chascarrillos. Hoy podemos saber con una certidumbre razonable si el día de mañana o pasado mañana –e incluso con mayor anticipación– tendremos un tiempo soleado o lluvioso. Habría que esperar para averiguar si las predicciones de los expertos en materia de población pueden llegar a ser tan acertadas como lo son nuestras predicciones del clima.

En lo que sí parece que hay una mayor certidumbre es que en las próximas décadas la población europea se abatirá por un descenso en su tasa de natalidad. De alguna manera Europa sería así víctima de su propio éxito, habida cuenta que las bajas tasas de natalidad están aparejadas con un mayor bienestar económico y protagonismo de las mujeres en la sociedad.

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