El primer laboratorio científico de la historia

Los de atrás pagan



Una de las víctimas –aparentemente no mortal– de los atentados terroristas del pasado viernes en Paris, Francia, es la conferencia sobre cambio climático de las Naciones Unidas, la cual está programada para llevarse a cabo en esa ciudad del 30 de noviembre al 11 de diciembre próximos. Si bien existen dudas sobre su realización en las circunstancias actuales, el primer ministro francés, según la agencia Reuters, aseguró que la conferencia se llevará a cabo como se había planeado.

Se tienen esperanzas que en la conferencia climática de París se logren acuerdos entre naciones que limiten la emisión de gases de invernadero a la atmósfera. Como sabemos, una mayoría de expertos climatólogos sostienen que el incremento en la concentración de dichos gases en la atmósfera, resultado del uso de combustibles fósiles, está llevando a una elevación de la temperatura promedio de la superficie de la Tierra y a un cambio climático que podría ser catastrófico de no ponerle freno.

Como preámbulo a la cumbre climática, al inicio de esta semana la Organización Meteorológica Mundial de la ONU dio a conocer que en los primeros meses del presente año la concentración en la atmósfera de dióxido de carbono –el más significativo de los gases de invernadero– se mantuvo por primera vez por arriba de las 400 partes por millón. Esto representa un incremento de casi 50% con respecto al nivel que prevalecía antes de la Revolución Industrial.

Concurrentemente, la oficina meteorológica del Reino Unido hizo públicos datos que muestran que, de enero a septiembre pasados, el incremento de temperatura global promedio con respecto al periodo 1850-1900 fue mayor por vez primera a un grado centígrado. Esto significa que estamos a medio camino de alcanzar el límite de incremento fijado por los expertos, que es de dos grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales, por arriba del cual se produciría una catástrofe climática a nivel global.

Uno de los efectos del incremento de la temperatura de la Tierra es la elevación del nivel de los océanos, debido a la fusión de las masas de hielo en los polos y a la expansión del agua por el aumento de su temperatura. Si bien, dado lo complejo de los fenómenos que lo determinan, es difícil precisar cuál será el incremento del nivel del mar en las próximas décadas, los expertos estiman que alcanzará hacia el final del siglo XXI un valor en el rango comprendido entre algunas decenas de centímetros y unos dos metros; lo anterior, según el grado en que se aminore la emisión de gases de invernadero a la atmósfera.

No obstante, debido a que el aumento en la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera se ha dado de manera extraordinariamente rápida, los especialistas consideran que más allá del siglo XXI podría ocurrir un aumento sustancialmente mayor a dos metros en el nivel de los océanos. Con relación a esto, hacen notar que el nivel del océano hace 125,000 años, cuando la temperatura de la Tierra era aproximadamente la misma que en la actualidad y la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera era de 285 partes por millón, el nivel del mar estaba de seis a nueve metros por encima del nivel presente. Hace tres millones de años, por otro lado, cuando dicha concentración era aproximadamente igual a la actual y la temperatura terrestre era de uno a dos grados centígrados mayor que la temperatura hoy en día, el nivel del mar podría haber estado hasta unos veinte metros por encima del nivel presente.

Lo anterior indicaría que la velocidad con que se ha dado el cambio climático no ha permitido que el planeta alcance un equilibrio, lo cual le tomaría cientos de años en lograr.

Un incremento de seis metros en el nivel del mar, por otro lado, inundaría áreas costeras a lo largo de todo el mundo. Un mapa elaborado por la NASA y disponible en Internet nos indica, por ejemplo, que dado este incremento el sur de la Florida quedaría bajo el agua, lo mismo que las regiones costeras de nuestro país, particularmente las de la península de Yucatán. Y qué decir de las Islas Maldivas en el Océano Índico al sur de la India, que quedarían completamente sumergidas.

Afortunadamente para nuestra generación, el cambio climático global que estamos experimentando es un proceso relativamente lento, del que apenas somos conscientes y cuya conclusión final no alcanzaremos a atestiguar. Posiblemente no serán igualmente afortunadas las generaciones futuras, aunque es previsible que tendrán más conciencia del problema y contarán con mayores herramientas tecnológicas para resolverlo.

Por lo pronto, esperemos que los muy lamentables sucesos de París no den al traste con una reunión en la que se pretende atacar un problema grave para el mundo. Por más que, habría que reconocerlo, la experiencia de reuniones anteriores no da muchas esperanzas de que al problema del cambio climático se le de una solución efectiva en el mediano plazo.

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