El primer laboratorio científico de la historia

En gustos se rompen géneros



En 1856 fueron descubiertos en una mina del valle del río Neander, Alemania, los restos de un esqueleto humano, incluyendo la parte superior del cráneo, dos fémures, huesos de los dos brazos y parte de la pelvis. El significado del descubrimiento no fue entendido de inmediato y sólo más tarde los especialistas se dieron cuentade que se trataba de una especie diferente a la nuestra. Los individuos de esta especie, con similitudes pero también diferencias con respecto a nosotros, son ahora conocidos como neandertales, por el lugar en que sus restos fueron reconocidos por vez primera.

Los neandertales, ciertamente, compartían algunas características con nosotros –empezando porque caminaban erguidos– al mismo tiempo que eran diferentes. Anatómicamente, si bien no eran más altos que nosotros, sí eran más corpulentos, con un tórax más voluminoso y en forma de barril, y huesos de brazos y piernas también más gruesos y cortos.Adicionalmente, carecían de mentón, tenían ancha la nariz, un cráneo menos elevado que el nuestro yhuesos de las cejas muy prominentes.

La imagen de los neandertalesque nos han proporcionado los expertosha evolucionado grandemente a lo largo de los años que han transcurrido desde que conocemos de su existencia. Hoy en día esta imagen les favorece más que hace 150 años, cuando los neandertaleseran poco más que simios peludos con un mínimo de inteligencia. Entre otras cosas, ahora sabemos quefabricaban y empleaban herramientas, enterraban a sus muertos, desarrollaron estrategias de caza y se pintaban el cuerpo de colores. Se sabe inclusoque tenían en promedio un cerebro más grande que el nuestro –aunque no se ha probado, por ejemplo, que tuvieran la capacidad de hablar.

Los neandertales, ciertamente, han incrementado considerablemente su estatus entre nosotros en las últimas décadas. Y lo han hecho a un grado tal que ahora se les reconoce como primos lejanos nuestros, de los que evolutivamente nos separamos hace un medio millón de años.

Con todo y ser primos lejanos, sin embargo, la apariencia física de los neandertales era diferentede la de los hombres modernos con los que convivieron hasta hace unos 40,000 años. Esto, al menos, según las reconstrucciones de la anatomía de los neandertales llevadas a cabo por especialistas que los muestran como individuos con los que posiblemente no nos gustaría encontrarnos en una noche oscura en un callejón sin salida.

Esto último, sin embargo, aparentemente no era compartido poralgunos ancestros nuestros,contemporáneos delos neandertales. En efecto, mediante estudios genéticos llevados a cabo con restos fósiles, se ha encontrado que los humanos modernos, con la excepción de los africanos, comparten información genética con los neandertales. Esto ha sido interpretado como evidencia de que ambas poblaciones se cruzaronhace unos 50,000 años, presumiblemente en el Medio Oriente, una vez que los humanos modernos salieron de África hacia Europa y Asia. Así,de ser cierta esta hipótesis, nuestros ancestros, lejos de evitar o hacer la guerra a los neandertales, se habrían cruzado con ellos.

Un artículo aparecido esta semana en la revista “Nature” va todavía más lejos y sugiere que los contactos entre hombres modernos y neandertales ocurrieron en varias ocasiones y por un tiempo considerablemente más largo de lo que hasta ahora se pensaba. En particular, ocurrieron hace unos 100,000 años, posiblemente en el Medio Oriente, entre una población de neandertales y un grupo de hombres modernos provenientes de África. Dicho artículo fue publicado por un grupo internacional de investigadores encabezados por MartinKuhlwilm, del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva en Leipzig, Alemania.

Kuhlwilm y colaboradores basan sus conclusiones en un análisis genético de un fragmento de hueso neandertal descubierto en una cueva en las montañas de Altai en Siberia. Dicho análisis muestra que, si bien este primer grupo de hombres modernos que salió de África terminó por extinguirse, una pequeña fracción de sus genes sobrevivió como parte del genoma neandertal asiático. En contraste, un estudio genético de neandertales europeos llevado a cabo por los mismos autores no mostró una contribución equivalente de genes de hombre moderno.

A lo largo de los últimos años se han acumulado evidencias del cruce de la población neandertales con nuestra especie. Esto, se pensaba, habría ocurrido después de que estos últimos emigraron desde África hacia Europa y Asia hace unos 60,000 años. Los resultados de Kuhlwilm y colaboradores sugieren que los contactos entre ambas especies en realidad ocurrieron mucho antes, al menos desde hace 100,000 años.

Hay que tomar en cuenta, no obstante, que los cruces entre nuestra especie y las de los neandertales no es algo que sea aceptado enforma unánime por los expertos. Así, una explicación alternativa a lo encontrado por Kuhlwilm y colaboradores es que en realidad los fragmentos de genoma que aportarían evidencias del cruce entre neandertales y humanos modernos, es en realidad parte del genoma original común a ambas especies antes de que se separaran hace medio millón de años.

Por lo demás, de ser cierta la explicación de Kuhlwilm y colaboradores, se demostraría que, efectivamente, en gustos se rompen géneros, y que nuestros ancestros, en lo que se refiere a escoger pareja, tenían una actitud bastante liberal.

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