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En un comunicado emitido esta semana por el ministerio de cultura griego, se da a conocer que un grupo de arqueólogos griegos y norteamericanos descubrió un esqueleto de 3,000 años de antigüedad en Monte Lykaion en el suroeste de Grecia. Esto desató especulaciones en el sentido de queel esqueleto descubierto pudiera corresponder al de una víctima sacrificada al dios Zeus. Autores griegos de la antigüedad, incluyendo a Platón,señalaban a Monte Lykaion como un sitio en el que se practicaban sacrificios humanos. Hasta el hallazgo anunciado en días pasados, sin embargo, no se había encontrado una evidencia directa que asílo indicara.

En este sentido, según el diario británico “TheGuardian”, David Gilman Romano de la Universidad de Arizona, uno de los autores del descubrimiento de Monte Lykaion, hace notar quesi bien no hay seguridad de que efectivamente se trate de un sacrificio humano,el lugar donde fueron encontrados los restos no es un cementerio sino un altar de sacrificios. Además, menciona que al esqueleto le falta la parte superior del cráneo y que el cuerpo fue colocado entre dos hileras de piedra alineadas en la dirección este-oeste,con la pelvis cubierta con placas de piedra. La posibilidad de que se trate de un sacrificio humano no podría entonces desecharse.

JanBremmer de la Universidad de Groningen en Holanda, por su lado, no está convencido de que el esqueleto descubierto en Monte Lykaion corresponda a un sacrificio y menciona que la imagen de Grecia como la cuna de la filosofía, la democracia y el pensamiento racional en el mundo occidental no está de acuerdo con la práctica bárbara de los sacrificios humanos.

Sin embargo, como sabemos el raciocinio no es suficiente para evitar atrocidades si hay ganancias de por medio. Y con respecto a esto, un grupo internacional de investigadores encabezados por Joseph Watts de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, afirma que los sacrificios humanos tenían una función adicional a la de aplacar la ira de los dioses: promover y preservar la estratificación social. Los investigadores ofrecen sus argumentos y conclusiones en un artículo publicado el pasado mesde abril en la revista “Nature”.

Watts y colaboradores llevaron a cabo un estudio de93 culturas tradicionalesque a partir de un origen común en Taiwan se distribuyeronen una amplia zona geográfica, desde la Polinesia hasta Madagascar y desde Hawái a Nueva Zelanda. Los pueblos investigadosdesarrollarona lo largo del tiempo una gran diversidad cultural y formaron desde sociedades igualitarias hasta sociedades altamente estratificadas. Así mismo, ocuparon muy diversos hábitats,desde pequeños atolones hasta territorios continentales. En las culturas estudiadas, además, la práctica de los sacrificios humanos era algo extendido.

En este contexto,el propósito de la investigación fue el de determinar la relación que existió entre dicha práctica y la estratificación social.En su estudio, los investigadores determinaron la existencia o ausencia de sacrificios humanos en cada cultura y las clasificaron como igualitarias, si la riqueza y el status social no se heredaban entre generaciones, medianamente estratificadas si riqueza y posición social se heredaban pero tenían la posibilidad de cambiar dentro de una generación, y altamente estratificadas si riqueza y estatus social se heredaban y tenían nula o poca posibilidad de cambio dentro de una generación. Las 93 sociedades estudiadas quedaron divididas en 20 igualitarias, 46 moderadamente estratificadas y 27 altamente estratificadas.

Con respecto a la práctica de los sacrificios humanos, Watts y colaboradores encontraron evidencia de que existía en 40 de las culturas estudiadas, lo que representa un 43% del total. Con respecto a la frecuencia de dicha práctica en relación a la estratificación social, encontraron que existía en 5 culturas de las 20 igualitarias (25%), en 17 de las 46 moderadamente estratificadas (37%), y en 18 de las 27 altamente estratificadas (67%).

Además de lo anterior, Watts y colaboradores buscaron encontrar quien fue primero, si los sacrificios humanos o la estratificación social. A partir de la evolución de las sociedades estudiadas encontraron que los sacrificios humanos promueven la estratificación social y ayudan a mantenerla una vez que se ha desarrollado.

En este contexto, la función de los sacrificios humanos fue la de mantener la desigualdad social por medio del terror que inspiraba la posibilidad de convertirse en una víctima más;habida cuenta que las víctimas de dichos sacrificios eran comúnmente personas con un rango social bajo.

El sacrificio humano era un asesinato con justificaciones religiosas que pretendía influir en la voluntad de los dioses que se pensaba eran capaces de desencadenar las mayores desventuras sobre el mundo. En la medida en que las causas de los fenómenos terrenales se concibieron más en el ámbito de lo natural que en lo sobrenatural, los sacrificios humanos perdieron su justificación y tendieron a desaparecer.O quizá sólo a transformarse,sustituyendo su justificación religiosa por otra más adecuada, según lo requieran las circunstancias.

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