El primer laboratorio científico de la historia

Sobre mamuts y otras historias



En días pasados vimos publicadas en los medios de comunicación notas con encabezados vistosos que hablaban acerca de la posibilidad de resurrección del mamut en un par de años. Esto, después de que George Church, que encabeza un equipo de investigación en la Universidad de Harvard dedicado a producir células de elefante modificadas con genes de mamut, dictara una conferencia en el congreso de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia celebrado en Boston la pasada semana. En dicha conferencia, Church expuso los últimos resultados de sus investigaciones que resultaron ser más modestos que lo publicado por algunos medios.

No fue el caso del periódico británico “The Guardian”, según el cual Church y su equipo de científicos está a dos años de crear un embrión en el que rasgos de mamut serán programados en un elefante asiático con el objeto de “producir un embrión híbrido de elefante-mamut”, lo que “podría ocurrir en un par de años”. Esto no concuerda con la impresión creada por otros medios de comunicación, pues de acuerdo con lo realmente reportado por Church, en realidad estaríamos todavía lejos de volver a ver mamuts pastando en Siberia.

Resulta así que algunos medios de comunicación publicaron notas claramente exageradas. De hecho, Church y colaboradores no están en estos momentos preocupados por resucitar al mamut –extinguido hace unos cuatro mil años– sino en generar el embrión híbrido, que más se acercaría al de un elefante que al de un mamut. Y una vez que hubiesen logrado esto –si es que algún día lo hacen–, el camino a recorrer para producir un híbrido mamut-elefante sería todavía muy largo.

Según John Hawks de la Universidad de Wisconsin, quien se muestra escéptico del proyecto de Church, un problema formidable a resolver para la creación de un híbrido mamut-elefante es el del medio o matriz subrogada en la que se desarrollaría el embrión hasta el final de la gestación. Una posibilidad sería la utilización de una elefante asiática pero esto se considera poco probable dado que la especie está en peligro de extinción. Según “The Guardian”, Church considera la posibilidad de emplear una matriz artificial lo que Hawks considera es un problema de difícil solución.

Por lo demás, la exageración en los medios de comunicación en cuanto a noticias científicas no es algo fuera de lo común. En efecto, dado que la ciencia ha originado innumerables avances que han cambiado radicalmente nuestras vidas, existe una extendida fe pública en la misma que lleva algunas veces a sobrestimar sus capacidades reales. Sobre todo si se trata de temas de gran atractivo mediático como es el relativo a la resucitación de los mamuts.

Una situación similar se presenta, por ejemplo, en cuanto a los viajes a Marte, que es el planeta del sistema solar más parecido al nuestro y por lo mismo llama mucho la atención. Marte ha sido motivo de especulaciones sobre la posibilidad de que esté habitado. En el siglo XIX, por ejemplo, el astrónomo italiano Giovanni Schaparelli observó líneas sobre la superficie de Marte que otros después interpretaron como canales de irrigación construidos por una civilización marciana. Si bien posteriormente quedó claro que dichas líneas no eran sino una ilusión óptica, Marte siguió siendo motivo de nuestro interés y ha sido tema de novelas y películas.

En este contexto, no sorprende que exista una sociedad, “The Mars Society”, cuyos objetivos son los de “Impulsar la exploración y la colonización del planeta rojo”, por más que estos objetivos representan dificultades considerables. En efecto, Marte está lejos de ser hospitalario. Para empezar, tiene una atmósfera en extremo tenue y sin ningún gas que podamos respirar, lo que nos obligaría a vivir permanentemente dentro de edificios herméticamente cerrados con atmósfera artificial; o bien, si hemos de salir, a enfundarnos en un engorroso traje de astronauta.

Pero quizá lo que más problema nos daría serían las radiaciones de alta energía provenientes de Sol y del espacio interestelar que podrían matarnos y de las cuales no tendríamos protección. No esperaríamos así que se dieran viajes tripulados a Marte en un futuro previsible. Y a pesar de esto muchas veces en los medios de comunicación dichos viajes aparecen como algo que estuviera a nuestro alcance.

Con relación a esto último, el pasado 13 de febrero el diario Excelsior encabezó una nota de la siguiente manera con referencia a un estudiante mexicano: “Con apenas 20 años, Yair Piña fue elegido por la NASA para formar parte de la historia al formar parte de la tripulación 180 que irá a Marte; alista su viaje desde el desierto de Utah.” Una búsqueda rápida en Internet nos indica que el entrenamiento para viajar a Marte se llevará a cabo en la “Mars Desert Research Station” localizada en el sur del estado de Utah en los Estados Unidos y tendrá una duración de dos semanas.

El campo de entrenamiento guarda una cierta similitud con la que encontrarían los futuros colonizadores de Marte. Con la salvedad, sin embargo, de que en Utah se puede respirar a diferencia de Marte. Y, lo más importante, sin mortíferas radiaciones de alta energía. Algo así como parque temático sobre Marte sin las inconveniencias del planeta real.

Y en cuanto a los mamuts pastando en Siberia, tal parece que tendríamos por lo pronto que conformarnos también con un parque temático. Y todo esto debería ser quizá reflejado por los medios de comunicación.

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