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Clima extremo



Los especialistas del clima han llegado a la conclusión de que el calentamiento global que está experimentando el planeta ha incrementado el número de episodios climáticos extremos de calor o frío. Si bien algunos niegan la veracidad de esta conclusión, para un buen porcentaje de aquellos que no somos especialistas en los aspectos técnicos del clima pero que sí sufrimos sus consecuencias, la opinión de los expertos no nos parece descabellada.

Por lo demás, de un modo u otro, lo que sí es innegable es que los golpes de frío o calor son muy desagradables y hasta peligrosos. De hecho, sabemos que durante los episodios de clima extremo se incrementa el número de fallecimientos entre la población afectada. Por ejemplo, la ola de calor que azotó a Francia en el verano de 2003, provocó cerca de 15,000 fallecimientos. Se sabe también que en Balgladesh se incrementa en 20% el número de muertes durante los episodios de calor. Los golpes de frío son igualmente mortales y en 2003 en la India más de 900 personas murieron durante una ola de frío.

Los números anteriores son consignados en la introducción de un artículo publicado el pasado 2 de mayo en la revista Environmental Research Letters por un grupo internacional de investigadores encabezado por Erin Coughlan de Perez del Red Cross Red Crescent Center situado en la Haya, Holanda. El propósito de dicho artículo es el de reportar los resultados de una investigación llevada a cabo para determinar la incidencia de eventos climáticos extremos de frío y calor a nivel global, y la posibilidad de predecir su ocurrencia con días de anticipación. Esto último con el fin de diseñar estrategias para mitigar sus consecuencias.

Basados en datos climáticos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos y del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio, Coughlan y colaboradores desarrollaron mapas a nivel global mostrando la frecuencia de eventos climáticos extremos, tanto de frío como de calor. Dichos eventos climáticos se definen como aquellos en los cuales hay un incremento o disminución sustancial de temperatura más allá de su variabilidad habitual.

Los mapas desarrollados muestran que los episodios de calor extremo se dan a lo largo de todo el planeta, con la excepción de algunas áreas tropicales en Indonesia y del oeste de América del Sur y de África. En contraste, hay áreas extensas en donde los eventos climáticos extremos son escasos. Estas áreas se localizan en la parte norte del subcontinente sudamericano, en el centro de África, en la costa oeste de la India y en Indonesia. En general, hay menos episodios extremos tanto de frío como de calor en las regiones tropicales que en las latitudes altas

Un aspecto importante de la investigación llevada a cabo por Coghlan y colaboradores fue el de la determinación a nivel global de la capacidad de predecir la ocurrencia de los eventos climáticos extremos. Esta capacidad depende de la disponibilidad de datos meteorológicos, la topografía del terreno y de las condiciones tecnológicas particulares a cada localidad. En su artículo, Coghlan y colaboradores incluyen mapas que muestran a nivel global esta capacidad en varios niveles.

El máximo de estos niveles corresponde a una capacidad de predicción de un evento climático con 10 días de anticipación y se presenta, tanto para ondas de frío como de calor, en países del este de Europa, Rusia, el Medio Oriente y la región central de los Estados Unidos y Canadá. La capacidad de predicción en los trópicos varía grandemente y es muy baja en países de África Central y alta en Brasil. En términos generales, los investigadores encuentran que la capacidad de predicción para ondas de calor con 3 a 10 días de anticipación es alta en los países fuera de los trópicos y varía de lugar a lugar en los países tropicales.

En términos globales Coghlan y colaboradores estiman que alrededor de 5,000 millones de personas viven en regiones cuyos golpes de calor pueden ser predichos con una antelación de 3 a 10 días y por tanto son susceptibles de mitigación empleando, además, procedimientos que no requieren de tantos recursos.

En los mapas de Coghlan y colaboradores nuestro país muestra una ocurrencia moderada de eventos climáticos extremos con la excepción de la costa del Océano Pacífico. Por otro lado, la capacidad de predicción de ondas de calor varía grandemente, desde un nivel alto en el centro del país, hasta una capacidad baja en regiones de la costa del Pacífico. La capacidad de predicción de ondas de frío es también variable aunque más uniforme.

Somos así un país moderadamente afortunado en cuanto a la ocurrencia de eventos climáticos extremos. Por el momento no lo somos tanto, sin embargo, en cuanto a la capacidad de predecirlos.

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