El primer laboratorio científico de la historia

Más grande y más rápido



Como fue ampliamente difundido por los medios de comunicación, el pasado 3 de enero Chinalogró posar suavemente una sonda espacial con un explorador de terreno a bordo sobre la cara oculta de la Luna. En el pasado, tanto los Estados Unidos como la entonces Unión Soviética llevaron a cabo alunizajes suaves, incluyendo los de los vuelos tripulados del programa Apolo. Dichos alunizajes, sin embargo, ocurrieron en la cara visible de la Luna.

Sabemos que la Luna siempre presenta la misma cara vista desde la Tierra, debido a que el periodo de traslación de la Luna alrededor de la Tierra es exactamente igual asu periodo de rotación.No es difícil entender que alunizar en la cara oculta de la Luna presenta más dificultades que hacerlo en la cara visible. No es posible, por ejemplo, establecer un contacto directo entre la sonda en proceso de alunizaje con la estación de control en la Tierra para guiar el descenso dado que la Luna se interpone entre ambos. China resolvió este problema colocando previamente en órbita alrededor de la Luna un satélite de comunicaciones que sirvió como punto de enlace entre la sonda y la estación de control.

El logro de China lo coloca entre los países líderes en la exploración espacial, habida cuenta, además, de que en el año 2018 fue el país con el mayor número de lanzamientos de cohetes que alcanzaron una órbita terrestre, incluso por encima de los Estados Unidos que fue segundo en este respecto:35 lanzamientos exitosos por parte de China en contra de 30 lanzamientos de los Estados Unidos.

Todo lo anterior es, por supuesto, congruente con el impresionante desarrollo económico que ha tenido China en las últimas décadas, el cual lo ha llevado a ocupar el segundo lugar global en cuanto a producto interno bruto, sólo por detrás de los Estados Unidos. Se espera, además, que en los próximos años China supere a los Estados Unidos en este respecto.

Hace 200 años el producto interno de China era el mayor del mundo,yen comparación, el de los Estados Unidos era una 15 veces menor. Las turbulencias por las que pasó China a lo largo de los siglos XIX y XX, juntamente con el despunte económico de los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX hicieron que esta disparidad se invirtiera al promediar el siglo XX. En los años que siguieron, no obstante, China creció a un ritmo tal queha hecho que ambas economíastengan en la actualidad tamaños comparables.

Lo anterior, aunado a la guerra tarifaria que en los últimos meses ha desatado el presidente de los Estados Unidos, han hecho que el periódico New York Timeshable de la posibilidad de que se desate una nueva guerra fría económica, en analogía con la que sostuvieron la Unión Soviética y los Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX.

La rivalidad actual de China con los Estados Unidos se analiza en una serie de artículos aparecidos en el número de diciembre del pasado añode la revista MIT TechnologyReview, publicada por el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Entre otros, se analizan aspectos tecnológicos relativos a la fabricación de automóviles, microcircuitos, energía nuclear, exploración espacial, computación cuántica y comunicaciones.

En particular, uno de estos artículosarguye en contra de la posibilidad de que se repita una guerra fría. En dicho artículo, intitulado “Los Estados Unidos y China no están en una guerra fría, paren de llamarla así”, seargumenta que las relaciones actuales entre China y los Estados Unidos no son similares a las que prevalecían entre los Estados Unidos y la Unión Soviética durante la guerra fría original. Así, el artículo de marrasseñala que en su momento estos dos países contaban con sistemas científicos y tecnológicos independientes en gran medida y que éste no es el caso actual entre los Estados Unidos y China que tienen una gran interdependencia tecnológica. La tienen a tal grado que, por ejemplo, dispositivos fabricados en China dependen fuertemente de componentes manufacturadas en los Estados Unidos y viceversa.

No obstante, al margen de la interdependencia tecnológica entre los Estados Unidos y China, este último país está haciendo grandes esfuerzos para desarrollarse tecnológicamente. Al respecto, otro de los artículos aparecidos en MIT TechnologyReview se refiere a la fabricación de microcircuitos. Esta fabricación involucra tecnologías altamente sofisticadas que muy pocas compañías en el mundo poseen y que no han estado al alcance en sus versiones más avanzadas de las compañías chinas. Sin embargo, un cambio de paradigma en la tecnología que involucra el diseño de microcircuitosdestinados a aplicaciones de inteligencia artificial les está abriendo las puertas.

De la misma manera, la irrupción de los automóviles eléctricos con menos partes móviles que sus contrapartes con motores de combustión interna, y por tanto más simples de fabricar, han abierto oportunidades para las compañías chinas de automóviles.

Basados en lo que ha sucedido en las últimas décadas, podríamos quizá concluir que el siglo XXI será el siglo de China, a menos que ocurra una catástrofe. Después de todo, como apunta el editor de MIT TechnologyReview: “Al visitar China viene a la mente la impresión que habrán tenido los europeos al visitar los Estados Unidos hace un siglo -la de una tierra en donde todo es más grande y en donde todo sucede más rápido, un lugar lleno de energía e ideas”.

Comentarios