El primer laboratorio científico de la historia

Algo hemos progresado



Tanto ha mejorado la salud del mundo por la invención de los antibióticos y por la introducción de medidas de higiene, y en general por el avance de la práctica y de la ciencia médica, que nos parecen lejanos los momentos de terror que experimentaron nuestros antecesores atrapados en medio de una epidemia y ante la cual tenían pocos medios de defensa. Es el caso, por ejemplo, de la epidemia de peste bubónica que diezmó a la población europea en el siglo XIV. Lo es también de la epidemia de viruela que casi extinguió a la población indígena en México después de la conquista española.

De cuando en vez, no obstante, los microrganismos patógenos nos recuerdan de su presencia en el mundo. Así, hace apenas un siglo que la llamada gripe española mató a entre 20 y 50 millones de personas. Mas recientemente, la epidemia de VIH ha llevado a la muerte a 32 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud. Y todavía más recientemente, la epidemia de coronavirus originada en Wuhan, China, amenaza con expandirse por el mundo.

Como ha sido ampliamente difundido por los medios de comunicación, los primeros casos de la epidemia de coronavirus ocurrieron en el mes de diciembre pasado en la ciudad de Wuhan. Esta ciudad es la capital de la provincia de Hubei en la zona central de China. Su área metropolitana cuenta con una población de 11 millones de habitantes. Es un importante centro de comunicaciones, con conexiones por aire y tierra con otras megaciudades chinas, así como con conexiones aéreas con ciudades fuera de China continental y esto posibilitó la expansión de virus.

El desarrollo de la epidemia en Wuhan está actualmente en la etapa de crecimiento exponencial y sus estadísticas cambian rápidamente día a día. Hasta el día de ayer se han confirmado un total de 14,551 personas infectadas y 304 muertos, la inmensa mayoría de estos últimos en la provincia de Hubei. Por otro lado, si bien las muertes solamente han ocurrido en China continental, la infección por coronavirus se ha extendido ya a 24 países, lo mismo que a Hong Kong y Macao. En total, 171 personas infectadas han sido reportadas fuera de China continental. Japón ha reportado 20 personas infectadas, seguido de Tailandia con 19, Singapur con 18 y Hong Kong con 14. Nuestro país no ha reportado ninguna persona infectada, lo mismo que ningún otro país latinoamericano. Los Estados Unidos, en cambio, han reportado 8 infectados, de modo que el virus está ya al otro lado de nuestra frontera norte.

Un artículo aparecido en línea el pasado viernes en la revista médica “The Lancet” intenta pronosticar el curso que seguirá la epidemia. Dicho artículo fue publicado por tres investigadores de la Universidad de Hong Kong. Para hacer su pronóstico, los investigadores hacen un estimado del tamaño de la epidemia en Wuhan basados en el número de infectados que fueron exportados desde Wuhan, tanto hacia otras ciudades chinas, como hacia afuera de China continental. Hacen uso también de datos sobre transportación de pasajeros por tren, carretera o por vía aérea, tanto dentro de China continental como a otros países o territorios del mundo.

Encuentran los investigadores que desde el inicio de la epidemia el 1 de diciembre hasta el 25 de enero, cada persona infectada con el coronavirus habría infectado en promedio a dos o tres personas más, y que el número de infectados se habría doblado cada 6.4 días. De este modo, en dicho periodo hasta 76,000 personas podrían haber resultado infectadas.

Dado que este último número es mucho mayor que el de personas reportadas con la infección de coronavirus al 25 de enero, Gabriel Leung, uno de los autores del artículo de referencia, considera que la discrepancia puede deberse a que existe un retraso entre la infección y la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad. De manera adicional, las personas infectadas y ya con síntomas, no acuden inmediatamente a buscar ayuda médica. El tiempo necesario para hacer un diagnóstico de laboratorio también introduce un retraso antes de que el enfermo entre a las estadísticas. Por otro lado, el estudio llega a la conclusión de que muy probablemente ya se hayan exportado a otras megaciudades chinas suficientes infectados para iniciar epidemias locales.

Al mismo tiempo, los investigadores hacen notar algunas debilidades de su estudio. Estas incluyen la suposición de que los patrones de viaje no fueron modificados por el desarrollo de la epidemia y que todas las infecciones, aun las más leves, produjeron síntomas. De no ser esto último cierto, habrían subestimado el tamaño de la epidemia.

En que medida los investigadores de la Universidad de Hong Kong son acertados en sus predicciones, es algo que no nos tomará mucho tiempo en averiguar. Por lo pronto, se actualizan día con día el número de personas infectadas y el número de muertos. Hay que hacer notar, sin embargo, que si bien un muerto es ya demasiados muertos, el coronavirus de Wuhan no pareciera ser particularmente letal, pues el total de fallecidos es apenas el 2.1% de total de infectados.

De una u otra manera, habría que reconocer que hoy en día estamos mucho mejor armados para defendernos de las epidemias de lo que estuvieron nuestros antecesores. Durante los episodios de peste bubónica en la Edad Media las personas morían sin tener la menor idea de la causa de la enfermedad. Hoy, en contraste, sabemos que la enfermedad de Wuhan la provoca un virus, del cual conocemos incluso su genoma. Lo cual es saber mucho.

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