Hogar, dulce hogar

Doblando capacidades



Si nos preguntaran por una mujer que ha hecho las más importantes contribuciones al avance del conocimiento científico, Marie Curie posiblemente sea la respuesta más frecuente. Y no sin razón, pues por su trabajo científico sobre elementos radioactivos, Marie Curie fue la primera persona en recibir dos premios Nobel, el de física en 1903 y el de química en 1911. Estos descubrimientos contribuyeron a establecer a la física como ciencia dominante durante la primera mitad del siglo XX.

Marie Curie, además, llevó a cabo sus descubrimientos en condiciones desventajosas, primero por ser extranjera en Francia, en donde residía, y segundo por ser mujer. De hecho, ella no fue inicialmente nominada al premio Nobel de 1903. En dicha nominación solo aparecían su marido Pierre Curie y Henry Becquerel. No obstante, al enterarse Pierre Curie de que su esposa no estaba nominada, declaró que en su caso rechazaría el premio. Con esta presión, Marie Curie fue finalmente incluida en la nominación.

Si la primera mitad del siglo XX fue una época dorada para la física, la segunda mitad lo fue para la biología. Esto, por el descubrimiento de la estructura del ADN al inicio de la década de los años cincuenta, y en el que una mujer jugó también un papel central. Es el caso de Rosalind Franklin, fisicoquímica británica cuyas mediciones de rayos X dieron la clave para el descubrimiento de la estructura de doble hélice de la molécula de ADN.

Al igual que Marie Curie, Rosalind Franklin realizó un trabajo científico de una enorme importancia. Este trabajo, sin embargo, no le ha dado una presencia pública tan notoria como Marie Curie debido a circunstancias desafortunadas por las que atravesó a lo largo de su carrera profesional. La más grave de todas: su muerte prematura a la edad de 37 años afectada de cáncer de ovario.

Rosalind Franklin es también recordada por circunstancias que han sido asociadas a su condición de mujer y que se dieron alrededor del descubrimiento en 1953 de la estructura del ADN ya mencionado. En dicho descubrimiento participaron James Watson y Francis Crick de la Universidad de Cambridge y Maurice Wilkins y la propia Rosalind Franklin del King´s College de Londres. La historia es la siguiente.

El 25 de marzo de 1953, Watson y Francis publicaron un artículo en la revista “Nature” en el que propusieron la estructura de doble hélice hoy aceptada por los especialistas. Dicho artículo estuvo acompañado por dos artículos más, uno de ellos con Wilkins como coautor y el otro con Franklin como coautor. En este último artículo se reportaban las mediciones con rayos X de la molécula de ADN llevadas a cabo por Rosalind y un estudiante doctoral.

El proceder de Watson y Crick en el momento de reportar su descubrimiento a “Nature”, sin embargo, ha sido muy criticado. En efecto, como ellos mismos reconocieron posteriormente, para idear la estructura que propusieron para el ADN, Watson y Crick hicieron uso de los resultados de rayos X de Rosalind Franklin que les fueron mostrados por Wilkins, sin que ésta se enterara. Dicho uso, además, no fue reconocido en el artículo original, violando así principios fundamentales de la práctica científica.

La controversia sobre el proceder de Watson y Crick se avivó cuando el primero publicó en 1968 el libro “La doble hélice” en la que da cuenta de los acontecimientos que llevaron al descubrimiento de la estructura del ADN. En dicho libro, Watson se refiere a Rosalind como una investigadora que no sabe interpretar sus propios resultados de rayos X, poco dispuesta a cooperar con Wilkins -que no era su jefe-. Además, según Watson, “Bastaba verla para saber que no se doblegaría con facilidad. Se abstenía deliberadamente de realzar sus cualidades femeninas. Aunque sus rasgos eran algo angulosos, no carecía de atractivo, y si hubiera prestado un poco más de interés a su modo de vestir habría resultado deslumbrante. Pero no lo hacía. Nunca había carmín en sus labios que contrastara con sus negros cabellos y, a sus treinta y un años, su atuendo no demostraba más imaginación que las de las adolescentes inglesas de medias azules”.

Hoy en día, estas palabras resultan sorprendentes en boca de un investigador galardonado con un premio Nobel y coautor de unos de los mayores descubrimientos científicos del siglo XX. Hay que recordar, sin embargo, que en el tiempo en el que se descubrió la estructura del ADN, en el King´s College existía un comedor exclusivo para hombres, lo que también no deja de sorprender.

Por el descubrimiento de la estructura del ADN a Watson, Crick y Wilkins les fue otorgado el premio Nobel de medicina y fisiología 1962. Para entonces, Rosalind Franklin tenía cuatro años de haber muerto y no podría haber sido candidata al premio que no puede ser otorgado a una persona ya fallecida. De haber estado viva, habría sido Rosalind Franklin distinguida con un permio Nobel. La pregunta es ociosa, por supuesto, pero habría que recordar que el premio Nobel solo puede ser otorgado a un máximo de tres personas, de modo uno de los cuatro, Watson, Crick, Wilkins o Franklin tendría que haber quedado fuera. Rosalind, por otro lado, podría quizá también haber sido nominada al premio Nobel de Química.

Por lo demás, la situación ha cambiado en el curso de unas pocas décadas y hoy en día la investigación científica se considera una profesión que puede ser practicada tanto por hombres como por mujeres. De manera afortunada, pues de otro modo se desperdiciaría la mitad de la inteligencia del mundo.

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