Hogar, dulce hogar

¿Una nueva carrera espacial?



Han pasado ya casi 50 años desde la última misión Apollo de la NASA que llevó astronautas a la superficie de la Luna. Desde entonces no hemos vuelto a pisar la superficie de nuestro satélite natural. En fechas recientes, sin embargo, ha resurgido el interés en regresar a la Luna y para este propósito la NASA ha implementado el proyecto “Artemis”, el cual busca establecer una base permanente en la superficie lunar para, entre otros propósitos, preparar un viaje tripulado al planeta Marte en un futuro todavía no determinado. Lo que sí estaría determinado es la fecha del viaje inicial a la Luna que se llevaría a cabo en 2024.

Si bien la mayoría de nosotros no pensaríamos en cambiar nuestro lugar de residencia de la Tierra a una base en la Luna, o aun pasar ahí algunos días o semanas en plan turístico, pudiéramos quizá tener curiosidad por saber qué condiciones climáticas imperan en nuestro satélite natural. Como sabemos, la Luna no tiene atmósfera, de modo que para caminar sobre su superficie sería imperativo hacerlo dentro de un traje espacial. Otro inconveniente es que al no tener la Luna ni atmósfera ni un campo magnético como el de la Tierra –mediante el cual una brújula apunta siempre hacia el norte- estaríamos de manera continua bombardeados por las radiaciones de alta energía que arriban desde el espacio interestelar y que en nuestro medio son atenuados por la atmósfera o son desviados por el campo magnético terrestre. En la Luna estaríamos, además, a merced de las intensas radiaciones que emite el Sol durante las tormentas solares.

La Luna es, entonces, un mundo nada amigable. No obstante, puesto que no faltará quien habrá de pasarse un rato más o menos largo en la Luna, es vital saber qué tan intensas son las radiaciones de alta energía en su superficie. Este es, ciertamente, el caso de los astronautas que participarán en el proyecto “Artemis”.

¿Qué tan altas son las radiaciones de alta energía en la superficie de la Luna? La respuesta nos la da un artículo publicado esta semana por un grupo de investigadores e instituciones en China y Alemania, encabezados por Shenyi Zhang del Centro Nacional de Ciencia Espacial de China.

En su artículo, Zhang y colaboradores reportan valores de radiaciones de alta energía medidas por la sonda china Chang´e 4, que alunizó al inicio del año pasado en el lado oculto de la Luna. Zhang y colaboradores encuentran que los astronautas en la Luna estarían expuestos a radiaciones de alta energía una 200 veces más intensas que las experimentadas en la Tierra. Tendrían, en consecuencia, que protegerse con algún tipo de cubierta que absorba las radiaciones.

Con respecto a esto último, los investigadores calculan que una cubierta de cuando menos 50 centímetros de espesor de tierra lunar sería protección suficiente. En el caso de que ocurra una tormenta solar, los astronautas tendrían que guarecerse en un refugio protegido por un volumen de agua de 10 metros de espesor. Con precauciones y muchos recursos y trabajo para construir una base lunar, podríamos quizá sobrevivir en la Luna por tiempos más o menos largos.

Si bien durante medio siglo se suspendieron las misiones tripuladas de exploración de la Luna, en la actualidad existe un interés renovado en visitar por diversos medios nuestro satélite natural. No solamente por los países que fueron pioneros en la exploración espacial, sino también por otros países como Japón, la India, Israel y –no podría ser de otro modo- China, que se ha convertido en el tercer país en lograr posar suavemente sondas robóticas sobre la superficie lunar.

Como sabemos, en las décadas de los años cincuenta y sesenta los Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrascaron en una carrera espacial. En un inicio, los soviéticos superaban claramente a los norteamericanos. A los pocos años, sin embargo, mediante inyecciones masivas de dinero a la NASA, lograron que fuese un astronauta norteamericano el primero en poner un pie sobre la superficie de la Luna, superando de este modo a los soviéticos.

Cabrá preguntarse si 50 años después de la primera carrera espacial podría surgir una nueva carrera por la Luna, esta vez entre los Estados Unidos, en conjunto con los países y compañías privadas que están colaborando en el proyecto “Artemis”, por un lado, y China por el otro. Solo el tiempo lo dirá.

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