El primer laboratorio científico de la historia

Una pregunta ociosa



Una recomendación que muy comúnmente reciben los turistas extranjeros que visitan nuestro país es que tengan cuidado con el agua que beben, so pena de verse obligados a emplear una parte sustancial de su tiempo conociendo baños de hoteles y restaurantes, en lugar de disfrutar de las muchas atracciones turísticas que les ofrece México. Por otro lado, el problema con el agua contaminada no es, por supuesto, exclusivo de nuestro país. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, 485,000 personas mueren anualmente a lo largo del mundo a consecuencia de diarreas ocasionadas por beber agua contaminada.

Dada esta cifra, sorprende enterarnos que hace 2,000 años, en la ciudad que hoy conocemos como Tikal, en el norte de Guatemala, existieron instalaciones para purificar agua que empleaban técnicas que son hoy usadas para este propósito. Esto, al menos según un artículo aparecido el pasado 22 de octubre en la revista Scientific Reports, publicado por un grupo de investigadores encabezado por Kenneth Barnett Tankersley de la Universidad de Cinncinati.

Como explican Tankersley y colaboradores, en contraste con Tenochtitlan, que contaba con abundantes fuentes naturales de agua potable, Tikal estaba situada en un territorio en el que los periodos de sequía eran cosa corriente y por tanto se tenía que almacenar el agua para consumo humano. Dado que el agua almacenada es susceptible de contaminación bacteriana y por materiales tóxicos, esto implicaría que los pobladores de la ciudad habrían desarrollado medios para purificarla.

Esta es la conclusión a la que llegan Tankersley y colaboradores basados en un estudio de campo llevado a cabo en Tikal, durante el cual descubrieron lo que fue un depósito de agua, con una capacidad de unos 58 millones de litros, que mostraba menos niveles de contaminación que otros depósitos a su alrededor. En el fondo del depósito, además, encontraron sedimentos con partículas de cuarzo del tamaño de un grano de arena y materiales conocidos como zeolitas, que son hoy en día empleados en los sistemas de purificación de agua.

Las zeolitas son materiales altamente porosos, que contienen una intrincada red de poros microscópicos que penetran a su interior y se ramifican. Tan densa e intrincada es esta red que sumando el área de todos los poros, un gramo de zeolita puede sumar una superficie de 500 a 800 metros cuadrados. Es esta alta porosidad la que permite atrapar contaminantes en los sistemas de filtrado y purificación de agua usados hoy en día.

Las zeolitas encontradas en Tikal no son propias del lugar en el que se encuentra el depósito de agua, sino que habrían sido llevadas hasta ahí desde un lugar distante unos 30 kilómetros, presumiblemente con el propósito de construir un sistema de purificación de agua.

No hay seguridad de cual habría sido la estructura de este sistema, pero Tankersley y colaboradores especulan que el filtro de agua estaba colocado en el punto de entrada del agua al depósito. Ahí, los materiales de cuarzo y zeolita se colocaron entre dos paredes laterales sólidas y dos petates de palma que permitían la entrada y salida del agua a través del filtro. De cuando en vez, avenidas de agua ocasionadas por los ciclones tropicales arrastraban los materiales del filtro hacia el depósito de agua formando capas en el sedimento del mismo. Así, el filtro tendría que haber sido reconstruido después de cada avenida de agua. En el caso del material zeolita, formado por partículas de tamaño menor que las de cuarzo, había transporte de material hacia el depósito, aun durante el funcionamiento normal del filtro.

Es sin duda notable que los mayas de Tikal hayan desarrollado hace dos milenios un sistema de purificación de agua empleando principios que son válidos hoy en día. Y más notable aun es que el de Tikal sea el más antiguo sistema de purificación de agua en el mundo, empleando zeolitas, del que se tenga noticia. De hecho, según Tankersley y colaboradores, la zeolita no se usó nuevamente para purificar agua sino hasta los inicios del siglo XX. Así, los mayas de Tikal se adelantaron en esta materia un par de miles años al resto del mundo.

Con el tiempo declinó la civilización maya y con esto se perdió la tecnología de purificación de agua por medio de zeolitas y no podemos hacer nada al respecto. Es, sin embargo, en algún sentido interesante preguntarnos si, de haber sobrevivido la civilización maya ¿tendríamos en México un agua de mayor calidad? Lo cual, por supuesto, no pasa de ser un ejercicio ocioso.

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