El primer laboratorio científico de la historia

Historias de Navidad



Una ojeada a la Tierra desde el espacio nos permite corroborar lo que bien sabemos: que durante las fiestas de fin de año hacemos gala de un despliegue masivo de luces multicolores que elevan la luminosidad nocturna de la Tierra por arriba de lo normal. En efecto, en el documento de la NASA que lleva por título “La Tierra durante la noche” -que es posible encontrar en el sitio de internet de la agencia espacial norteamericana-, se incluyen imágenes nocturnas de la Tierra en las que se compara la luminosidad nocturna de nuestro planeta durante los meses de diciembre de 2012 y 2013, con la luminosidad promedio de los años 2012-2014. La NASA concluye que durante la temporada navideña dicha luminosidad se incrementa entre un 20% y un 50%; en los centros urbanos dicho incremento es de 20-30%, mientras que en los suburbios es de 30-50%.

Al margen de explicaciones para nuestro entusiasmo por las luces eléctricas navideñas, habría que decir que éstas se originaron hacia el final del siglo XIX durante los primeros años de la industria eléctrica. Edison, quien como sabemos jugó un papel central, como inventor y empresario, en el desarrollo de dicha industria, decoró en la víspera del año nuevo de 1879 el edificio de su laboratorio con luces eléctricas y con esto inauguró la costumbre.

Posteriormente, en 1882, Edward Johnson, vicepresidente de la compañía de Edison, decoró un árbol navideño con luces de tres colores y lo puso a rotar. Hecho esto, como relata un artículo publicado en diciembre de 2016 por el “Smithsonian Magazine”, Johnson invitó a ver su creación a un reportero del periódico “Post and Tribune” de Detroit, quien escribió: “En la parte trasera de los hermosos salones, había un gran árbol de Navidad que presentaba un aspecto muy pintoresco y extraño. Estaba brillantemente iluminado con ochenta luces en total encerradas en estos delicados huevos de vidrio, y divididas casi por igual entre blanco, rojo y azul. Difícilmente se puede imaginar algo más bonito”. Por su invento, a Johnson se le reconoce como el padre del árbol navideño iluminado con luz eléctrica.

Una década después de su invención, en 1895, el árbol navideño con luces eléctricas llegó a la Casa Blanca. Ese año, el presidente Grover Cleveland dispuso que el árbol de la residencia fuera decorado con cientos de luces multicolores, lo que constituyó un impulso importante para el crecimiento de la iluminación eléctrica navideña. Así, la compañía General Electric comercializó en 1903 las primeras lámparas miniatura para la decoración de árboles de Navidad. De la misma manera, en 1919 la General Electric introdujo las lámparas decorativas con forma de flama, mientras que en 1946 la compañía NOMA comercializó las lámparas de burbujas que generan un flujo ascendente de burbujas de gas cuando se encienden.

En la actualidad las lámparas incandescentes navideñas están siendo sustituidas por la lámparas LED, que tienen muchas ventajas, incluyendo la de ser considerablemente más eficientes, durables y resistentes al impacto, lo que sin duda contribuye al crecimiento de la iluminación navideña.

Ha pasado ya casi un siglo y medio desde que a Edward Johnson se le ocurrió decorar el árbol navideño con las recién inventadas lámparas eléctricas. No inventó, por supuesto, el árbol de Navidad, que es anterior a la luz eléctrica. Antes de Johnson, sin embargo, el árbol navideño era iluminado por medio de velas, las cuales, además del peligro de provocar un incendio, no tenían la espectacularidad de la luz eléctrica.

En sus primeros tiempos, cuando se iniciaba la luz eléctrica y la población no le tenía plena confianza, la iluminación navideña avanzó lentamente. En cuanto la población se habituó a la nueva tecnología, sin embargo, las luces navideñas avanzaron rápidamente, cubriendo árboles, postes, bardas, techos, y todo tipo de superficies en las que se pueda fijar una guía de luz. Al grado tal que hoy en día la iluminación navideña puede ser fácilmente detectada desde el espacio.

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