Atisbos del futuro

¿Fue la ola de calor que golpeó la semana pasada el noroeste de los Estados Unidos y el suroeste de Canadá y que produjo cientos de muertos producto del calentamiento global? Estaríamos quizá tentados a suponer que éste fue el caso, dado que se rompieron -y por mucho- todos los récords de temperaturas máximas en esa región del mundo, que incluye a los estados de Washington y Oregón en los Estados Unidos y la Columbia Británica en Canadá.

El caso extremo en este sentido fue el pueblo de Lytton en la Columbia Británica, que registró una temperatura de 49.6 grados centígrados el pasado 29 de junio, registro que estableció un récord para todo el territorio canadiense. Además, para desgracia de sus habitantes -unos 250-, las altas temperaturas combinadas con un ambiente seco provocaron un fuego que arrasó con el 90 por ciento de las construcciones del pueblo.

Habrá que notar, sin embargo, que los expertos son cautos en cuanto a asociar un fenómeno climático particular al calentamiento global. Esto solamente puede establecerse, con una cierta seguridad -nunca absoluta- después de un análisis riguroso del fenómeno climático en cuestión.

Un primer análisis del evento climático de la semana pasada fue llevado a cabo por la iniciativa “World Weather Attribution” (WWA) que agrupa a investigadores de instituciones en el Reino Unido, los Estados Unidos, Holanda, Francia, Alemania y Suiza. De acuerdo con su página de Internet, la iniciativa WWA es un esfuerzo internacional para analizar y comunicar la posible influencia que el cambio climático tiene sobre eventos climáticos extremos, tales como tormentas, lluvias extremas, ondas de calor, olas de frío y sequías.

La iniciativa WWA elabora informes rápidos con sustento científico, sobre eventos climáticos extremos y su relación con el cambio climático. Esto, con el propósito de minimizar su impacto social, económico y medio ambiental. Como expone WWA en su sitio electrónico, el análisis de un evento climático extremo se hace de manera acelerada con el fin de proporcionar respuestas rápidas a preguntas tales como qué tan probable es que se produzca un evento similar en el futuro cercano, y así influir en aquellos que toman decisiones sobre futuras medidas de mitigación de los desastres climáticos.

¿Cuáles son las conclusiones del estudio de WWA sobre el evento climático de la pasada semana? Los investigadores aventuran que posiblemente se trató de un fenómeno extremadamente raro, que solo ocurre una vez cada 1,000 años. De ser el caso, los habitantes de Oregón, Washington y Columbia Británica -y particularmente los de Lytton- habrían corrido con una muy mala suerte. El estudio de WWA, sin embargo, también concluye que el calentamiento global hizo 150 veces más probable que ocurriera un evento climático similar al de la semana pasada. Es decir, sin cambio climático dicho evento habría ocurrido solamente una vez cada 150,000 años. O lo que es lo mismo, no habría nunca ocurrido en términos prácticos.

Un evento climático extremo que ocurre una vez cada 1,000 años posiblemente no sea motivo de preocupación por más desastres que pudiera ocasionar. Desafortunadamente, con la contaminación creciente que está experimentando la atmósfera de nuestro planeta, la probabilidad de que ocurra un fenómeno climático como el de la semana pasada es igualmente creciente. Para ser precisos, como sabemos, la temperatura del planeta se ha incrementado en aproximadamente 1.2 grados centígrados desde el inicio de la revolución industrial por la emisión de gases de invernadero a la atmósfera y se espera que dicho incremento se eleve hasta 2 grados centígrados en el año 2040 de no moderarse dicha emisión. Una vez que se alcance esta temperatura, el estudio WWA estima que un evento climático similar al de la semana pasada ocurrirá cada 5 o 10 años. Además, las temperaturas que se alcanzarían serían 1 grado centígrado más altas.

Los investigadores concluyen que sus resultados son motivo de alarma y que el rápido calentamiento del planeta nos está llevando hacia un territorio desconocido, con consecuencias significativas para nuestra salud, bienestar y sustento. Así, el mundo tendrá que prepararse para vivir un futuro que posiblemente sea diferente al presente que a nosotros nos tocó vivir.