El primer laboratorio científico de la historia

Ciencia y poesía



En su colección de relatos cortos “Crónicas marcianas”, el escritor norteamericano Ray Bradbury describe a Marte como un planeta no demasiado diferente de la Tierra. Así, según Bradbury, Marte cuenta con una atmósfera enrarecida pero respirable, y si bien su suelo es de un “raro color violeta y la hierba de un rojizo pálido”, ahí crecen los árboles, cae la lluvia y corren los ríos. Hay también canales como lo que Schiaparelli creyó observar a finales del siglo XIX cuando dirigió su telescopio -que no tenía la resolución adecuada- hacía la superficie marciana. Marte estaría, además, habitado por marcianos de tez morena, ojos rasgados y de color amarillo, y con capacidades de comunicación telepática. Los marcianos, además, habrían muerto en masa por una epidemia de viruela llevada hasta allá por los primeros exploradores terrestres.

Bradbury, por supuesto, no pretendía que tomáramos de manera literal sus descripciones del planeta Marte y solamente las usa para exponer situaciones propias que encara nuestra civilización, incluyendo la colonización de otros planetas y el peligro de destrucción de la Tierra por una guerra atómica -que era motivo de gran preocupación pública en la época, alrededor de 1950, en la que fueron escritos los cuentos de “Crónicas marcianas”.

Aun así, es desafortunado que Marte no se acerque ni por asomo a las descripciones de Bradbury, lo que dificulta o hará imposible su colonización en un futuro previsible. Dicho planeta, en efecto, como lo muestran las imágenes que nos han enviado las sondas que han sido colocadas en su superficie, es un lugar frío e hiper árido sin el menor rastro de vegetación, y con una atmósfera tan tenue -y no respirable, puesto que está compuesta fundamentalmente de dióxido de carbono- que el agua no puede existir en forma líquida en su superficie -aunque sí, en forma de hielo, en el subsuelo marciano.

Por otro lado, hubo una época en la que los especialistas sospechaban que en la superficie de Marte existieron lagos y ríos de agua líquida. Esto habría ocurrido en un pasado increíblemente remoto: hace 3,700 millones de años. Para poner esta antigüedad en perspectiva, habría que recordar que la Tierra y Marte se formaron como planetas hace unos 4,500 millones de años.

Para confirmar la presencia de agua líquida en un pasado remoto sobre la superficie marciana, la NASA hizo uso de la sonda “Perseverance” que, como sabemos, arribó a la superficie de Marte el pasado 18 de febrero; de manera precisa al cráter Jezero de 45 kilómetros de diámetro, dentro del cual la NASA había identificado, mediante fotografías de satélite, lo que aparentaba ser el delta de un río que alimentaba a un lago en el interior del cráter. Una vez dentro del cráter, “Perseverance” pudo fotografiar formaciones rocosas que eran invisibles desde el satélite y que mostraban estratos con la historia geológica de dicho cráter.

En un artículo aparecido esta semana en la revista “Science” se reporta un análisis de dichas fotografías. El artículo fue publicado con un grupo internacional de investigadores encabezado por Nicolas Mangold de la Universidad de Nantes en Francia. De acuerdo con el análisis de Mangol y colaboradores, las formaciones rocosas fotografiadas por “Perseverance”, efectivamente, corresponden al delta de un río que alimentaba un lago de decenas de kilómetros de diámetro. Además, los sedimentos de dichas formaciones indican que hubo una época en que el río fluyó con intensidad moderada y que el depósito de sedimentos ocurrió de manera continua. En contraste, los investigadores encuentran también estratos con grandes rocas -con dimensiones de metros- que fueron arrastradas río abajo, posiblemente por decenas de kilómetros, lo que demuestra que ocurrieron también episodios de flujos de agua violentos, cuyo origen por el momento no puede ser establecido.

Hay de este modo evidencia sólida de que en el pasado Marte era un lugar considerablemente menos seco y frío que lo que es en la actualidad, lo que apunta a la posibilidad de que hubiera albergado vida hace 3.700 millones de años. No podemos saber por el momento que tan avanzada habría sido, y para averiguarlo quizá debamos esperar que progresen las exploraciones del planeta Marte. Mismas que, sabemos, se han acelerado en lo últimos años.

Por lo demás, y al margen de lo avanzado que pudiera haber llegado a ser la vida en Marte hace miles de millones de años, no es posible dejar de recomendar la lectura de “Crónicas marcianas”, con sus poéticas descripciones de Marte y de los marcianos.

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Es divertido imaginar la narración, y aunque tiempo atrás leí las Crónicas marcianas, buscaré el libro para leerlo otra vez,

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