Hogar, dulce hogar

Apariencias que no engañan



En enero de 2019, en medio del vórtice polar que azotó al medio oeste norteamericano, el entonces presidente Trump recomendaba a los ciudadanos que fueran cuidadosos y trataran de permanecer de ser posible dentro de sus casas. Según Trump, “Gran parte del país está sufriendo con una tremenda cantidad de nieve y de un frío casi récord. Es increíble lo grande que es este sistema.” A estas afirmaciones, difícilmente rebatibles, añadió el expresidente: “No estaría mal tener un poco de ese buen calentamiento global pasado de moda”.

Con respecto a esto último, habría que mencionar que, si bien a quienes sufrían los rigores del invierno de 2019 con seguridad no les hubiera caído nada mal un poco de calor, lo cierto es que, desafortunadamente, el calentamiento global no está pasado de moda, y de hecho, está muy presente y no hay necesidad de invocar su presencia. Por ejemplo, según los expertos, está presente en la actual ola de calor que está afectando a Europa y a otras partes del mundo, la cual fue muy probablemente disparada por el cambio climático. Y lo mismo podemos decir de la ola de calor que sufrió el mundo el pasado verano, y de otros eventos climáticos extremos -olas de calor, huracanes, sequías, etc.- que se han hecho cada vez más frecuentes.

Dudemos por un momento de los especialistas -como lo hace Trump- y afirmemos que el cambio climático no es real y que los expertos mienten por alguna razón. Lo podríamos hacer, pero recordemos que, por lo general, tendemos a confiar en los expertos aun en contra de nuestras propias percepciones. Aceptamos, por ejemplo, que la Tierra es redonda, a pesar de las evidencias obtenidas con nuestros ojos que nos llevarían a concluir que es plana. Confiamos, no obstante, en los expertos que, de una manera u otra, han llegado a la conclusión que es redonda desde tiempos lejanos. Hace más de dos mil años, por ejemplo, Eratóstenes incluso logró determinar el radio de la Tierra midiendo la longitud de la sombra que proyectaba una estaca de la misma longitud colocada en Asuán y en Alejandría, en Egipto, el mismo día de solsticio de verano. Hoy, más allá de Eratóstenes, tenemos evidencias abrumadoras de que la Tierra es redonda, lo que admitimos como una verdad, a pesar de que dichas evidencias por lo general nos llegan solo de oídas y no por experiencia directa.

Dicho lo anterior, habría que preguntarnos si los expertos tienen suficiente evidencia de que el cambio climático es real y, en dado caso, si dicho cambio está asociado a nuestras actividades. Primeramente, habría que recordar que los científicos del clima relacionan al calentamiento global con el incremento de la concentración de gases de invernadero en la atmósfera, particularmente de dióxido de carbono. Dicha concentración ha sido monitoreada de manera continua desde 1958 en el observatorio de Mauna Loa en Hawai. Las mediciones muestran un aumento anual continuo en el contenido de dióxido de carbono en la atmósfera, el cual ha crecido en 33 por ciento entre 1958 y 2021. Los expertos encuentran también que dicho aumento está ligado a la emisión de gases de invernadero, fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles.

Se sabe, por otro lado, que la temperatura de la superficie de la Tierra depende de un equilibrio entre la energía que recibe del Sol y el calor que es radiado por dicha superficie de regreso hacia el espacio. El dióxido de carbono en la atmósfera absorbe este calor y lo regresa parcialmente de regreso a la superficie de la Tierra, que de esta manera ve incrementada su temperatura; en mayor medida en cuanto más alta sea la concentración de este gas en la atmósfera.

Así, la prueba definitiva de que la quema de combustibles fósiles es uno de los factores clave que está impulsando el cambio climático son las mediciones de la temperatura de la superficie terrestre que, si bien tiene variaciones positivas o negativas de un año a otro, en promedio tiene una tendencia creciente. Así, en los últimos dos siglos dicha temperatura ha aumentado en aproximadamente un grado centígrado.

Según los expertos, si bien no se entiende de manera detallada cómo el calentamiento global dispara los eventos extremos, no se tiene ninguna duda de que existe una relación entre ambos fenómenos, que se esclarecerá en la medida en que los modelos del clima se hagan más sofisticados.

Por lo demás, existen suficientes evidencias para creer en que el calentamiento global es real, y si bien muchas de estas evidencias son de naturaleza técnica y difícil de entender para los no especialistas -como en su momento fueron los experimentos de Eratóstenes-, con seguridad el calentamiento global será de aceptación universal en el futuro cercano. Después de todo, si el animal grazna como pato, camina como pato y se comporta como pato, entonces posiblemente sea un pato.

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