El primer laboratorio científico de la historia

Visión mejorada



Para muchos de quienes vivimos en la ciudad, ir al campo en una noche estrellada resulta toda una experiencia por la enorme cantidad de estrellas que brillan en el cielo y que en la ciudad son apantalladas por las luces artificiales. Ciertamente, en la ciudad podemos observar claramente estrellas, lo mismo que planetas como Marte o Júpiter. La interferencia de las luces nocturnas, sin embargo, nos hace difícil apreciar el cielo en todo su esplendor y complejidad.

En el pasado las noches eran sensiblemente más oscuras -la luz eléctrica se inventó recientemente, hace poco más de un siglo- y teníamos un mayor contacto con estrellas y planetas. De hecho, el cielo ha sido observado con detalle por miles de años y sus características visibles han sido determinadas con precisión. Por ejemplo, por mucho tiempo hemos sabido que las estrellas tienen un movimiento de rotación alrededor nuestro, mientras que el movimiento que distingue a los planetas es sensiblemente más complicado.

No obstante, aun en una noche estrellada en completa oscuridad, las limitaciones de nuestros ojos como detectores de luz nos imponen barreras para apreciar el firmamento en toda su complejidad. En este sentido, y de manera afortunada, los telescopios han venido en nuestro auxilio y nos han revelado un firmamento cada vez más complejo en la medida en que ha crecido su poder de resolución.

Sabemos, por ejemplo, que cuando Galileo Galilei apuntó su telescopio hacia Júpiter descubrió cuatro pequeños puntos luminosos a su alrededor que cambian diariamente de posición. Galileo interpretó correctamente que se trataba de satélites que orbitaban alrededor de Júpiter -ahora conocidos como satélites galileanos- de manera similar a como los planetas orbitan alrededor del Sol. Esto apoyaba la posición del Sol como centro alrededor del cual giraban los planetas, lo que simplificaba considerablemente nuestra visión del mundo.

Todo lo anterior viene a colación por la publicación esta semana de las primeras fotografías, a todo color, del nuevo telescopio James Webb de la NASA que son espectaculares. En este sentido, y para ser justos, habría que recordar que dicho telescopio fue diseñado para trabajar con radiación infrarroja y que, con la excepción del color rojo, la cámara del telescopio es ciega a colores como el verde y el azul. Las fotografías presentadas, en consecuencia, son en falso color. Dicho esto, habría que reiterar que las imágenes resultan, sin duda alguna, espectaculares, con una resolución que en mucho supera a la de otros telescopios.

En particular, podemos constatar la superioridad el nuevo telescopio con respecto al telescopio Hubble de la NASA -que es su antecesor- en publicaciones de Internet en donde se comparan imágenes obtenidas con uno y otro telescopio de la misma región del espacio. En efecto, es claro que las imágenes del telescopio James Webb son más nítidas y muestran detalles que son difícilmente distinguibles en las imágenes del Hubble.

Uno de los factores que determinan la superioridad de nuevo telescopio con respecto a su antecesor es su tamaño. Así, mientras que el espejo primario del telescopio Hubble tiene un diámetro de 2.4 metros, el correspondiente espejo del James Webb está formado por un conjunto de 18 segmentos hexagonales que hacen un diámetro de 6.5 metros. En estas condiciones, el telescopio James Webb intercepta seis veces más radiación que el Hubble y por tanto es capaz de detectar objetos más lejanos. De manera adicional, el telescopio Hubble está especializado para operar con radiación visible y ultravioleta, mientras que el James Webb fue diseñado para operar fundamentalmente con radiación infrarroja, la cual puede penetrar nubes de polvo cósmico que, de otro modo, oscurecen lo que está detrás de las mismas.

Así, el nuevo telescopio de la NASA promete avances sustanciales en el conocimiento del Universo, incluyendo detalles de su nacimiento hace más de 13,000 millones de años, y las posibilidades de algunos planetas extrasolares de albergar vida. Todo esto en paralelo con un esfuerzo de relaciones públicas de la NASA para publicitar los logros de un proyecto que costó la friolera de 10,000 millones de dólares. Y con respecto a esto último, habría que reconocer que las imágenes del nuevo telescopio dadas a la publicidad no podrían haber sido más afortunadas.

Por lo demás, las imágenes del nuevo telescopio, con todo y sus colores falsos, nos proporcionan visiones del universo, que hubieran sido imposibles de concebir mirando al cielo con los ojos desnudos sin la ayuda de instrumentos que amplíen sus capacidades. Sin mencionar la regresión que hemos tenido en el último siglo de luz eléctrica, que nos ha hecho perder contacto con el firmamento.

Comentarios

  1. Extraordinaria hazaña, ejemplo desde muchos puntos de vista, podemos imaginar el gran tezón no solo de los astrónomos muy probablemente los líderes del proyecto, sino el miltidisciplinario :Físicos Ingenieros mecánicos y de otras ramas, entre otros. Me parece interesante resaltar la ejemplar tarea de planeación y cabildeo que al saber la vida del grupo Hubble llevó a vender la idea para conseguir los multimillonarios recursos indispensables. Todo ello para los impresionantes aportes al conocimiento del origen y evolución del Universo

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