Hogar, dulce hogar

A 5,300 años de distancia



Como recordamos, en septiembre de 1991 dos alpinistas descubrieron el cuerpo congelado de Otzi. El descubrimiento ocurrió en un glaciar de los Alpes, cerca de la frontera entre Austria e Italia. Lo extraordinario del caso es que Otzi murió hace unos 5,300 años y que su cuerpo momificado fue preservado por el frío extremo al que estuvo expuesto desde su muerte. El estado de preservación en el que fue encontrado nos permite saber, según la Wikipedia, que la indumentaria de Otzi al morir, consistía en una capa de fibra vegetal, un gorro de piel de oso, un chaleco de piel de cabra, taparrabos de cuero y zapatos tejidos de cuero.

El descubrimiento de los restos de un hombre en buenas condiciones de preservación es, sin duda, fascinante. En particular, nos ilustra sobre el tipo de vestimenta que se usaba hace 5,000 años, basada en pieles de animales y otros materiales de origen vegetal con, relativamente, poca manipulación. Con el tiempo, en la medida en la que avanzó la civilización, las técnicas de fabricación de la ropa se hicieron más sofisticadas con la invención de las telas o textiles. Esto involucró el desarrollo de técnicas para la obtención de hilos a partir de materiales naturales como el algodón o la lana, y la manipulación de dichos hilos en un telar para integrarlos en un textil.

La función original de la ropa fue la de proporcionar protección al cuerpo en contra de las inclemencias climáticas. En la actualidad, a miles de años de su invención, los textiles han adquirido una nueva función con la invención de los textiles inteligentes. Estos textiles incluyen elementos que les permiten ir más allá de su función tradicional. Una prenda confeccionada con un textil inteligente, por ejemplo, tendría la capacidad de medir la temperatura ambiente y de reaccionar en consecuencia para proporcionar confort al usuario. Podrían también vigilar las funciones vitales del cuerpo y enviar una señal de alarma al médico en caso de que algo vaya mal.

Un artículo aparecido esta semana en la revista “Science Advances” reporta la fabricación de textiles inteligentes empleando un procedimiento similar al empleado para fabricar un textil común y corriente. El artículo fue publicado por un grupo internacional de investigadores que lleva como primer autor Sanghyo Lee de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido.

En su artículo, Lee y colaboradores describen la fabricación de un textil en el que se mezclan fibras ordinarias con fibras en las que se les han construido dispositivos que desarrollan una de cuatro funciones, a saber, detección de luz, almacenamiento de energía, procesamiento electrónico y emisión de luz. De este modo, el textil constituye un sistema electrónico capaz de almacenar energía, captar una señal, procesarla electrónicamente y enviar una señal de respuesta.

Una fibra funcional se fabrica construyendo sobre la misma el dispositivo correspondiente. Así, hay fibras especializadas en almacenar energía, mientras que a otras se les fabrican detectores de luz o LEDs emisores de luz. Asimismo, hay fibras encargadas de procesar la información recibida por los detectores y proporcionarla a los emisores para su retransmisión. Por otro lado, las fibras y los elementos que las hacen funcionales no deben dañarse con el manejo rudo a la que está normalmente sometido un textil, y en este sentido, Lee y colaboradores manifiestan que sus fibras pasan la prueba.

Los textiles inteligentes descritos por Lee y colaboradores se fabricarían con fibras funcionales siguiendo el procedimiento normalmente utilizado para fabricar un textil ordinario. Sus funciones, sin embargo, serán ampliadas de manera radical, y no solamente cubrirían la función original de proteger al usuario de las inclemencias del tiempo, de manera mucho más efectiva que los textiles ordinarios, sino que incluirían funciones completamente fuera del alcance de una prenda de ropa ordinaria. Una ampliación de funciones similar a la que ocurrió con los teléfonos inteligentes, que ahora nos sirven para comunicarnos por medio de las redes sociales, para leer las noticias, para guiarnos por medio del GPS, para escuchar música, y para tomar fotografías y videos, entre otras muchas aplicaciones; incluyendo la de hablar por teléfono.

Retomando la historia de Otzi, un estudio de sus restos momificados encontró una punta de flecha alojada en un pulmón, lo que indicaría que probablemente murió asesinado. Sin embargo, probablemente no lo sabremos nunca con seguridad. Otra sería la situación si en lugar de vestirse con pieles, Otzi hubiera usado un chaleco inteligente que hubiera trasmitido los momentos de su muerte. Desafortunadamente, Otzi vivió y murió a 5,300 años de esta posibilidad.

Comentarios

  1. La versión del posible drama de la muerte de Uzi ha sido muy fascinante en Discovery, al parecer forensemente aceptada, impresionante descubrimiento y documentación, por supuesto genial introducción del Dr Alfonso Lastras al tema apasionante de la que se podría llamar una de las macro tendencias vigentes, trascendiendo modas. Afortunadamente, muchas de las tecnologías base existen,, oportunidades abiertas, por supuesto para los iniciados, pero más allá, clara evidencia del implacable avance de la incansable creatividad humana

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