El primer laboratorio científico de la historia

Transición energética



Como sabemos, la máquina de vapor fue uno de los elementos que impulsó la revolución industrial de los siglos XVIII y XIX. Sabemos también que fue el carbón mineral el combustible empleado por dichas máquinas y que con esto se produjo una transición energética en la que el carbón sustituyó a la madera y a otros biocombustibles tradicionales. Posteriormente, con el advenimiento de la industria eléctrica y la industria de los automóviles, se incluyó al petróleo en el conjunto de fuentes de energía, con lo que se amplió la transición energética. Habría que añadir que el petróleo, además de conveniente, era una fuente de energía barata.

En efecto, a quienes vivimos la década de los años sesenta del siglo pasado nos consta que la mayor de las preocupaciones de los diseñadores de automóviles no era precisamente el ahorro de energía. Así, veíamos circular por las calles automóviles de ocho cilindros que recorrían apenas cinco kilómetros por litro de gasolina. Por lo demás, dado que en México un litro de gasolina costaba alrededor de un peso, los dueños de los automóviles tampoco estaban particularmente preocupados.

La situación cambió drásticamente en octubre de 1973, cuando, con el llamado embargo petrolero, los precios del petróleo se elevaron drásticamente para no volver a sus precios previos. Dado que las reservas de petróleo se localizaban en el Medio Oriente, fuera de los países industrializados, éstos se abocaron a desarrollar sustitutos para el petróleo y reducir así su dependencia con respecto a los conflictos políticos en el Medio Oriente.

La fuente de energía alternativa más obvia fue quizá la energía solar, que es abundante e ilimitada. Una manera de aprovechar la energía solar es mediante su conversión en energía eléctrica empleando celdas solares. La primera celda solar de silicio fue desarrollada en 1954 en los laboratorios Bell de la compañía American Telephone and Telegraph y en 1958 el satélite norteamericano Vanguard fue equipado con un panel de silicio de 10 por 10 centímetros cuadrados para proveerlo de energía. En 1973, sin embargo, apenas a 20 años de su invención, las celdas solares estaban en su infancia y no constituían una opción económicamente viable para suplir al petróleo. Es decir, podían generar energía eléctrica, pero a un precio prohibitivamente alto.

Hoy en día, a cuarenta años de la crisis del petróleo, la situación se ha revertido, y estamos ante una nueva transición energética. Así, según el último reporte de la Agencia Internacional de Energía, 2023 será el primer año en el que las nuevas inversiones en energía solar superarán a las nuevas inversiones en producción de petróleo. Como señala el World Economic Forum, la energía solar está creciendo rápidamente, a un grado tal que en 2022 el crecimiento de la capacidad instalada de generación de energía solar superó al crecimiento de la capacidad combinada de todas las demás fuentes de energía, incluyendo la energía eólica, el gas natural, el carbón, la energía hidroeléctrica y la energía nuclear, entre otras. Habría que señalar, sin embargo, que el cambio energético ocurre en forma más marcada entre los países industrializados que entre aquellos en desarrollo, a pesar de que algunos de éstos últimos, incluido el nuestro, cuenten con grandes recursos solares.

Una característica intrínseca de la energía solar es que se encuentra disponible solamente durante el día. El problema que representa esta intermitencia puede ser atenuada por una red de distribución eléctrica que transfiera energía desde una región iluminada hacia otra región que en esos momentos sufra una baja en la intensidad solar.

Por lo demás, ciertamente es necesario desarrollar sistemas de almacenamiento masivo de energía. Un ejemplo en este sentido es el proyecto Snowy 2.0 en el estado de Nueva Gales del Sur en Australia, que pretende almacenar energía en forma de energía gravitacional. mediante un sistema de dos represas colocadas con una diferencia de alturas de 700 metros. Las dos represas están conectadas por un túnel de 27 kilómetros. Para almacenar energía, el agua es bombeada a través del túnel desde la represa inferior hacia la represa superior por medio de energía solar. La energía así almacenada es recuperada regresando el agua hacia la represa inferior haciéndola pasar por una turbina y un generador de electricidad.

En vista de lo anterior, estamos ante una nueva transición energética, en la que los combustibles fósiles serán reemplazados por fuentes alternas de energía. Entre estas fuentes, la energía solar será la dominante.

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