Hogar, dulce hogar

Un viaje en el tiempo



El viernes último terminó el semestre académico en la UASLP, y en el Instituto de Investigación en Comunicación Óptica, como es ya tradicional, se llevó a cabo el evento de exposición de proyectos finales por parte de estudiantes de licenciatura y posgrado. En la exposición pudimos observar estudiantes exponiendo resultados de proyectos variados que involucraban técnicas avanzadas de cómputo para simular la síntesis de un material, o el desarrollo de juegos por computadora. Así mismo, otro grupo de estudiantes expuso un interesante proyecto para la fabricación de prismas de calcita -material abundante en el país- para aplicaciones especializadas y que alcanzan un alto valor de mercado, mientras que otro grupo nos explicó su trabajo sobre el desarrollo de técnicas de inteligencia artificial para clasificar imágenes. Todo esto, entre muchos otros trabajos que se presentaron.

La experiencia nos hizo reflexionar sobre los grandes cambios que ha experimentado la UASLP en las últimas décadas. En efecto, si un estudiante de la Universidad en la década de los años setenta del siglo pasado se hubiera trasladado por medio de una “máquina del tiempo” a la universidad actual, con seguridad habría pensado que por alguna razón la máquina había cometido un error que lo llevó a un lugar equivocado. Entre otras cosas, habría notado una gran cantidad de programas de maestría y doctorado que no le eran familiares, así como grupos de investigación con competencia internacional que no existían en su tiempo.

Todo lo anterior revela una trayectoria de la Universidad hacia la profesionalización de la enseñanza, impartida, en buena medida, por grupos de profesores de tiempo completo que, además de enseñar, son investigadores activos. De hecho, los estudios de doctorado requieren de realizar una tesis original que típicamente es asesorada por un investigador en activo.

La investigación en la universidad, por otro lado, no es importante solamente para los estudios de posgrado, sino también para los de licenciatura. Esto es particularmente cierto para campos de estudio que evolucionan rápidamente y que requieren profesores que estén en constante actualización. Un ejemplo actual, dramático por lo demás, es la inteligencia artificial, que irrumpió y se hizo omnipresente en el curso de un año, después de décadas de latencia, y que amenaza con destruir muchas especialidades de trabajo, incluyendo la de programador de computadora que ahora sería tomado por un programa de inteligencia artificial.

En estas circunstancias ¿cómo deben modificarse los planes de estudio de las universidades para adaptarlos a los cambios en el estado del conocimiento y evitar generar desempleados?  Estas modificaciones solo las pueden llevar a cabo profesores capaces de reaccionar con rapidez, lo que típicamente implica profesores-investigadores en activo.

Así, la investigación debe ser un elemento fundamental de la UASLP, como lo es en las llamadas “universidades de investigación”. En este sentido, la “Asociación Americana de Universidades”, que agrupa a las más importantes universidades de investigación de los Estados Unidos, dice en su página de Internet:

“La investigación básica crea los componentes básicos de futuros productos y procesos, algunos de los cuales pueden desarrollarse rápidamente, mientras que a otros les puede tomar décadas. Además de crear nuevos conocimientos, las universidades utilizan sus actividades de investigación para educar a los estudiantes que se convertirán en los científicos de la próxima generación, ingenieros, profesores y líderes del gobierno y la industria.”

“Esta fusión de educación e investigación de vanguardia ha sido una característica única del sistema de investigación universitaria de los Estados Unidos… El éxito del modelo estadounidense ha convertido a las universidades del país en la envidia del mundo, y el modelo es ahora ampliamente emulado. Estados Unidos continúa atrayendo a un número significativo de los más talentosos estudiantes internacionales por la extraordinaria educación y oportunidades de capacitación que ofrecen las universidades de investigación intensiva del país.”

Una vez que se reponga de la sorpresa, nuestro viajero en el tiempo entenderá que la máquina del tiempo no se equivocó y que se encuentra en su “alma mater”, solo que muy evolucionada. Habría de reconocer, no obstante, que todavía le queda mucho camino por recorrer, en particular, en lo que se refiere al fomento a la investigación y al crecimiento del cuerpo de profesores-investigadores. Solo así podremos contribuir a que algún día tengamos un país competitivo tecnológicamente y no solamente un país maquilador, que es atractivo solamente por su mano de obra barata y por su cercanía a los Estados Unidos. Y, por supuesto, evitar que nuestra universidad se convierta en una fábrica de desempleados.

Por lo demás, la exposición de proyectos de fin de curso que tuvimos el pasado viernes nos pone optimistas al respecto.

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