Hogar, dulce hogar

Los héroes gemelos



Según el Popol Vuh, los gemelos héroes Hunapú e Imbalanqué bajaron al inframundo llamados por sus Señores principales, Hun-Camé y Vucub-Camé, quienes pretendían darles muerte molestos por el ruido que hacían jugando a la pelota. Un episodio similar había ocurrido tiempo atrás con el padre y el tío de los gemelos -igualmente gemelos- atraídos y muertos por los Señores del inframundo, también por jugar a la pelota. Con los gemelos héroes, sin embargo, Hun-Camé y Vucub-Camé no tuvieron éxito.

Para cumplir con sus oscuros propósitos, los Señores del inframundo hicieron pasar a los gemelos por la Casa Oscura, obstáculo que sortearon con inteligencia. Los invitaron enseguida a un juego de pelota, con la seguridad de vencerlos, lo que no ocurrió. Igualmente, los hicieron pasar por la Casa de la Navajas, con la intención de que las navajas los destrozaran, lo cual tampoco ocurrió. No pudieron vencer a los gemelos héroes ni la Casa de Frío, ni la Casa de los Tigres, ni la Casa del Fuego. En la Casa de Murciélagos, Hun-Camé y Vucub-Camé tuvieron una victoria aparente, pues Hunapú resultó decapitado. Su hermano gemelo, no obstante, logró resucitarlo.

Con la ayuda de dos adivinos, los gemelos hicieron un plan para en engañar y vencer de manera definitiva a los Señores del inframundo. Como parte de este plan, Hunapú e Imbalanqué se inmolaron en una hoguera e hicieron que sus huesos fueran molidos y arrojados al río. Con esto, Hun-Camé y Vucub-Camé clamaron victoria definitiva. Los gemelos, sin embargo, resucitaron al quinto día y fueron vistos en el agua con la apariencia de hombres-peces.

Según el Popol Vuh, “Al día siguiente se presentaron dos pobres de rostro avejentado y aspecto miserable, vestidos de harapos, y cuya apariencia no los recomendaba”. No obstante, a pesar de esta apariencia eran capaces de realizar muchos prodigios. Podían, por ejemplo, quemar una casa y luego volverla a su estado anterior. También, relata el Popol Vuh, “Se despedazaban a sí mismos; se mataban el uno al otro; se tendía como muerto el primero a quien habían matado y al instante lo resucitaba el otro”.

Tan maravillados estaban Hun-Camé y Vucub-Camé de los prodigios de que eran capaces los pordioseros -que no eran otros que los héroes gemelos- que les pidieron que practicaran su magia con ellos mismos. Accedieron, pero de manera astuta la practicaron solo de manera parcial, pues si bien dieron muerte a los Señores del inframundo, ya no los resucitaron. Así, los héroes gemelos triunfaron de manera definitiva y vengaron las muertes de su padre y de su tío. Luego, según el Popol Vuh, “Subieron en medio de la luz y al instante se elevaron al cielo. Al uno le tocó el sol y al otro la luna. Entonces se iluminó la bóveda del cielo y la faz de la tierra. Y ellos moran en el cielo”.

El mito maya quiché de los héroes gemelos está en el centro de una investigación reportada en un artículo publicado esta semana en la revista “Nature”. Dicho artículo fue publicado por un grupo de investigadores encabezado por Rodrigo Barquera del Max Planck Institute for Evolutionary Antropology, Alemania, y la Escuela Nacional de Antropología e Historia, México. En dicho artículo se reportan una investigación genética de los restos de 64 personas enterradas en una cueva cerca de cenote sagrado en Chichén Itzá, la mayor parte de ellas entre los años 800-1000 d.C., periodo de florecimiento de la ciudad.

Entre otras cosas, Chichén Itzá es conocida por la práctica de los sacrificios humanos. Existe también una idea extendida de que dichos sacrificios se practicaban comúnmente con mujeres jóvenes. El análisis genético realizado por Barquera y colaboradores, sin embargo, arroja que los restos de todas las 64 personas investigadas corresponden a niños del género masculino. Igualmente, encuentran que cuando menos el 25 por ciento de los niños enterrados en la cueva están emparentados con cuando menos otro niño en la misma cueva. Aún más, encuentran incluso dos parejas de gemelos, lo cual es improbable meramente por azar. Esto indica, según Barquera y colaboradores, que los sacrificios rituales se practicaban fundamentalmente con niños hombres con un cierto grado de parentesco. Y en cuanto a los gemelos, el hallazgo nos remite al mito de los héroes gemelos del Popol Vuh, que eran hijos de un padre también gemelo y que sufrieron episodios repetidos de muerte y resurrección.

A la distancia, es difícil saber el estado de ánimo de los sacrificados antes de la experiencia, dado que el sacrificio ritual podría constituir una especie de honor a la luz del mito de los héroes gemelos. Hoy en día, excepto en muy pocos casos y al menos en nuestro medio, tendríamos posiblemente dificultades considerables para convencer a una persona para que se sometiera a la experiencia. Con todo y la posibilidad de terminar en el firmamento convertida en una estrella.

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