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Retrocedamos 50,000 años en el tiempo. Encontraremos que nuestra especie había ya iniciado la migración desde el este de África hacia Europa y Asia. El planeta estaba entonces en medio de la última glaciación, y en la medida en que los inmigrantes avanzaban hacia el norte encontraban temperaturas cada vez más bajas. Para protegerse del frío, la ropa era esencial, y en este sentido una especie de poncho fabricado con la piel de animal proporcionaba alguna protección. Dicha protección, sin embargo, no era completa pues el aire se colaba por los huecos que dejaba el poncho.
Una mejor opción era la ropa ajustada, si bien para esto hubieron de desarrollar técnicas y herramientas de costura. En este sentido, fabricaron punzones de hueso para hacer pequeñas perforaciones en piezas de piel de animal, lo que les permitía unirlas empleando fibras animales o vegetales como ligamentos. Un avance tecnológico con respecto al punzón de hueso fue la aguja de hueso, que es básicamente un punzón con un ojo u orificio en un extremo. En una aguja con ojo se combinan dos funciones: perforar orificios en la piel a coser e insertar la fibra o ligamento. Esto permitió a nuestros ancestros fabricar prendas más elaboradas y de manera más eficiente.
La aguja con ojo constituyó un avance tecnológico que fue desarrollado solamente por nuestra especie. El registro arqueológico más antiguo de una aguja con ojo se localiza en Siberia y tiene una antigüedad de 40,000 años. En el Cáucaso y en Europa hay registros de 38,000 años y de 26,000 años de antigüedad, en forma respectiva. De acuerdo con Gilligan y colaboradores, la localización geográfica de los registros arqueológicos está relacionada con las temperaturas ambientales ahí imperantes, lo que indica que el desarrollo de la aguja de ojo fue impulsado por la necesidad de fabricar ropa ajustada al cuerpo.
De manera adicional, como comentan los autores, en función de la temperatura imperante es necesario añadir capas adicionales de ropa interior. Esta ropa requiere de un proceso de fabricación más delicado, que implica un labor tardada y tediosa insertando fibras en pequeños agujeros. Todo esto hizo imperioso hacer más eficiente y delicado el proceso de fabricación de ropa con nuevas herramientas y técnicas de costura.
Por otro lado, consideran Gilligan y colaboradores que no fue únicamente la necesidad de protección contra el frío lo que impulsó el desarrollo de la aguja con ojo, sino que dicho desarrollo fue también condicionado por factores sociales. Es decir, por el papel que la ropa juega como un elemento de identificación social y en la creación de sociedades complejas. En este sentido, los investigadores hacen notar la costumbre entre algunas sociedades de pintarse o tatuarse el cuerpo. En un clima frío esto no es posible, por lo que la pintura del cuerpo habría sido sustituida por la ropa y por los adornos cosidos sobre la misma. Con esto, la ropa se transforma en vestido, es decir, cambia su papel protector en contra del frío en un papel de integración y diferenciación social.
Apuntan Gilligan y colaboradores que aun antes de la invención de la aguja con ojo se fabricaba ropa ajustada al cuerpo. La importancia de dicha aguja, no obstante, radica en que posibilitó la fabricación de ropa más elaborada. En palabras de los investigadores: “La importancia de las agujas con ojo no radica en confeccionar ropa sino más bien en una mayor elaboración de la ropa confeccionada que, si bien tecnológicamente es un pequeño paso, iba a suponer un salto cuántico en las sociedades humanas donde la ropa se usó con regularidad… La transición a la ropa como vestido transformó la ropa de una necesidad física a una necesidad social, asegurando el uso continuo de la ropa hasta el presente”.
Al margen de la importancia que la aguja de hueso con ojo haya tenido en el desarrollo social hace decenas de miles de años, cabe preguntarse cómo habría sido la historia del mundo sin su invención. Como apuntan Gilligan y colaboradores, la aguja con ojo facilitó la fabricación de ropa interior y ésta a su vez posibilitó la migración hacia Siberia y posteriormente hacia nuestro continente a través de Beringia. ¿Se habría entorpecido la migración hacia América sin la aguja de ojo? ¿En qué medida estamos en deuda con un objeto tan aparentemente insignificante?
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