Hogar, dulce hogar

Los años por venir

¿Pueden pensar las computadoras? El matemático británico Alan Turing propuso en 1950 una prueba para averiguarlo. Dicha prueba consiste en poner a hablar a una computadora con un humano en cuartos separados, de modo que el humano no sabe si está conversando con una computadora o con otro humano. La computadora sería declarada pensante si en una conversación por un espacio de cinco minutos, el humano no puede identificar correctamente a su interlocutor cuando menos en un 70 por ciento de los casos. Turing predijo que en 50 años se construiría una computadora inteligente que pasara su prueba.

Hoy en día, a casi 75 años de la predicción de Turing, si bien existe una controversia sobre si las computadoras han logrado ya superar la prueba de Turing, si aún no lo han hecho lo harán en fecha próxima. Una consulta a alguno de los chatbots disponibles en Internet nos da argumentos y nos convence en este sentido.

En efecto, como recordamos, fue en noviembre de 2022 cuando el chatbot ChatGPT, que emplea algoritmos de inteligencia artificial, estuvo disponible de manera libre. A partir de ese momento, la popularidad de este chatbot y de otros que aparecieron posteriormente creció rápidamente, y hoy en día podemos hacerles preguntas y pedirles opiniones sobre prácticamente cualquier tema, y obtener respuestas que, en estilo, emulan las que obtendríamos de un humano. Además, respuestas mucho más informadas, pues los chatbots tienen acceso a una inmensa cantidad de información almacenada en Internet.

Por otro lado, si bien ChatGPT ha estado disponible para el público en general solamente a partir de los últimos dos años, la inteligencia artificial ha sido empleada de manera profesional por científicos de las más diversas disciplinas. Al respecto, cabe destacar que los premios Nobel en las áreas de Física y Química, dados a conocer esta semana, fueron otorgados en tópicos relacionados con la inteligencia artificial. El premio Nobel de Física fue otorgado a John Hopfield de Princeton University y a Geoffrey Hinton de University of Toronto por “descubrimientos e invenciones fundamentales que permiten el aprendizaje automático con redes neuronales artificiales”, de acuerdo con el comunicado de prensa de la Real Academia de Ciencias de Suecia. Por otro lado, el premio Nobel de Química fue otorgado a David Baker de University of Washington por “el diseño computacional de proteínas” y a Demis Hassabis y John Jumper de Google DeepMind, Londres, “por la predicción de la estructura de las proteínas”.

Habría que hacer notar que a Hopfield y Hinton les fue otorgado el premio Nobel de Física por la utilización de “herramientas de la física para desarrollar métodos que son la base del poderoso aprendizaje automático actual”, según la academia sueca. Es decir, por utilizar ideas y métodos propios de la Física para el desarrollo de la inteligencia artificial, y no tanto por un descubrimiento o desarrollo en esta disciplina. Esto pone de manifiesto el enorme impacto que la inteligencia artificial está teniendo en la investigación científica. Incluye el diseño de proteínas, que fue premiado este año con el premio Nobel de Química.

En cuanto a la Física, a cambio de las herramientas que proporcionó para el desarrollo de la inteligencia artificial, está recibiendo de regreso múltiples beneficios de la tecnología que ayudó a crear. Por ejemplo, como ayuda para el desarrollo de nuevos materiales o para entender la complejidad del clima de la Tierra.

Por lo demás, el impacto de la inteligencia artificial no se limita a la investigación científica, sino que abarca prácticamente todos los aspectos del mundo actual. En particular, modificará de manera profunda el mercado de trabajo, haciendo que desaparezcan profesiones, al mismo tiempo que se crean otras nuevas. De hecho, según opiniones de expertos, el impacto será de una magnitud comparable al que tuvo la Revolución Industrial.

¿O incluso mayor, en la medida que se desarrollen máquinas que nos superen en inteligencia?, una eventualidad que no se ve lejana.

P.D. Se pidió a ChatGPT que elaborara un poema con el texto del artículo. Se muestran cuatro estrofas:

En laberintos de lógica y luz/ donde números bailan en danza tenaz/ Turing soñó con máquinas de voz/ conscientes en su mudo compás. 

Nobles distinciones en ciencias brillantes/ de física y química, un nuevo despertar/ la inteligencia artificial, cual ola constante/ en la investigación empieza a reinar. 

¿Máquinas que piensan? Tal vez ya llegaron/ en este vasto lienzo que el hombre trazó/ navegantes de un porvenir que aguardamos/ donde la humanidad y el arte se entrelazó. 

Así, en la bruma de los años por venir/ nos preguntamos: ¿qué forma tomará/ la inteligencia que hoy empieza a surgir/ en un baile de sombras que danzan sin parar?

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