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La prueba PISA y la educación en México



El próximo 24 de marzo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) llevará a cabo en México una evaluación de estudiantes de secundaria, como parte del “Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes” (PISA, por sus siglas en inglés). Dicha evaluación se lleva a cabo cada tres años, participando estudiantes de escuelas secundarias de todo el País con una edad de l5 años. La evaluación mide conocimientos, habilidades y actitudes en las áreas de ciencias, matemáticas y lectura.

Más que simplemente medir los conocimientos del estudiante en dichas áreas, la evaluación PISA mide su capacidad para emplearlos en la resolución de problemas, capacidad que será relevante para su desempeño futuro en la sociedad de la información, en la que la ciencia y la tecnología juegan un papel preponderante. De manera específica, PISA mide lo que la OCDE llama “Scientific literacy”, término que define como la posesión de conceptos y conocimientos científicos, aunada a la capacidad de usarlos para adquirir nuevos conocimientos, explicar fenómenos científicos y llegar a conclusiones en temas relacionados con la ciencia. PISA igualmente mide “Mathematical literacy”, entendida esta como la capacidad de identificar y entender el papel que las matemáticas tienen en el mundo actual y el empleo de las mismas para tomar decisiones bien fundamentadas, y “Reading literacy”, definida como la capacidad de entender, usar y reflexionar sobre textos escritos para alcanzar metas propias.

Se han llevado a cabo pruebas PISA en los años 2000, 2003 y 2006. En todas las ocasiones se evaluaron las tres áreas que comprende el examen: ciencias, matemáticas y lectura. De manera rotativa, sin embargo, se ha hecho énfasis en un área en particular: lectura en 2000, matemáticas en 2003 y ciencias en 2006. En el presente año, el énfasis se pondrá en el área de lectura.

En la evaluación PISA 2006, se consideraron 6 niveles en competencia científica. En el nivel 6 un estudiante tiene la capacidad de aplicar de manera consistente información científica e información acerca de la ciencia en situaciones complejas en la vida diaria. En el nivel 1, en contraste, el estudiante tiene un conocimiento científico limitado y la capacidad de emplearlo solamente en algunas pocas situaciones que le son familiares.

En la prueba del año 2006, los cinco países que alcanzaron la máxima puntuación fueron, en ese orden, Finlandia, Corea del Sur, Canadá, Nueva Zelanda y Holanda. En el otro extremo de la escala, México ocupó el último lugar en cada una de las tres categorías del examen; le siguieron, en orden ascendente, Turquía, Grecia, Italia y Portugal. Hay que hacer notar, además, que las calificaciones promedio de México estuvieron bastante por abajo del promedio general de todos los treinta países miembros de la OCDE.

En cuanto a la distribución de estudiantes por nivel de calificación, en Finlandia más del 60% de los estudiantes se colocó en los niveles 3 y 4, mientras que el 3.9% calificó en el nivel 6 y solamente el 0.5 % tuvo una calificación inferior al nivel 1. En México, en cambio, el 18 % de los estudiantes calificó por abajo del nivel 1 y más del 60% en los niveles 1 y 2.

Los resultados obtenidos por nuestros estudiantes de secundaria son ciertamente decepcionantes, pues implican que una mayoría de ellos no está recibiendo el entrenamiento adecuado para tener éxito como adultos en una sociedad en la que la ciencia y la tecnología juegan un papel primordial. En relación a esto, es quizá válido traer a colación el llamado “Efecto Flynn”, descubierto en la década de los 80 por James R. Flynn, profesor de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda.

El efecto Flynn se refiere al incremento paulatino en los puntajes de la pruebas de coeficiente intelectual (CI) que se ha dado en muchos países a lo largo del último siglo. Se han aventurado varias hipótesis para explicar este incremento; entre estas se incluyen las de una mejor alimentación, familias con menos hijos y cambios en la educación. Flynn mismo ofreció recientemente una explicación. De acuerdo con esta, el desarrollo científico y tecnológico del último siglo ha transformado la educación de modo tal que se privilegiado el desarrollo de la capacidad de abstracción en los estudiantes. Así, esta capacidad se ha incrementado de manera paulatina a lo largo del siglo pasado y las pruebas de CI, dirigidas en buena medida a evaluar esta capacidad, han arrojado en consecuencia puntajes paulatinamente crecientes.

El efecto Flynn es motivo de controversia y no es claro cuales son sus implicaciones reales. La explicación ofrecida por Flynn, sin embargo, parece razonable. Asumiéndola cierta, concluiríamos que, dada la relativa pobre presencia de la ciencia y la tecnología México -en comparación con las naciones desarrolladas- nuestro sistema educativo no ha fomentado el desarrollo de la capacidad de abstracción entre los estudiantes al mismo ritmo en que se ha dado en los países avanzados. Estaría aquí quizá una de las explicaciones al pobre desempeño de México en las pruebas PISA.

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