Hogar, dulce hogar

Energía: uso y abuso



Como ha sido ampliamente cubierto por los medios de difusión, el pasado 20 de abril ocurrió una explosión en la plataforma de perforación petrolera “Deepwater Horizon”, estacionada en el Golfo de México a 80 kilómetros de la costa de Luisiana, la cual se hundió dos días después generando un derrame de petróleo que oficialmente se estima en unos 5,000 barriles (800,000 litros) diarios. Al momento de accidente, la plataforma Deepwater Horizon estaba terminando de perforar un pozo a 1,500 metros por debajo de la superficie del mar.

La plataforma Deepwater Horizon es propiedad de Transoceanic, una compañía contratista para la exploración y perforación de pozos petroleros en el mar –la cual, de acuerdo a su página web, es la más grande del mundo y cuenta con 18,000 empleados–. La plataforma era operada por Transoceanic para la compañía petrolera British Petroleum. Se supone que Deepwater Horizon incorporaba medidas de seguridad estrictas que presumiblemente harían difícil un accidente como el ocurrido.

De acuerdo a datos de la Universidad Estatal de Florida basados en imágenes de satélite, la superficie de mar cubierta de petróleo se expande a razón de 1,250 kilómetros por día, y había alcanzando el 5 de mayo pasado una extensión de 15,000 kilómetros cuadrados (http://oilspill.fsu.edu/trackingspill-fsu.php). De este modo, el derrame cubriría el día de hoy unos 20,000 kilómetros cuadrados, aproximadamente un tercio de la superficie del Estado de San Luís Potosí.

A un ritmo de 5,000 barriles de petróleo vertidos diariamente en el mar, el accidente de la Deepwater Horizon daría lugar en un lapso de dos años al peor derrame petrolero no intencional de la historia –el record en este sentido lo tiene el tristemente célebre pozo Ixtoc 1 de PEMEX, que entre junio de 1979 y marzo de 1980 vertió de manera incontrolada unos 3.5 millones de barriles de petróleo en el Golfo de México enfrente de la costa de Campeche–. Hay indicios, sin embargo, de que el derrame actual de petróleo es mayor que lo que se reconoce de manera oficial. Ian McDonald, profesor del Departamento de Oceanografía de la Universidad Estatal de Florida, empleando imágenes de satélite, calcula que dicho derrame es cuando menos de 26,500 barriles diarios; es decir, más de cinco veces la cifra oficial. De este modo, de no sellar las fugas, el volumen de crudo derramado por el accidente de la plataforma Deepwater Horizon podría superar al del Ixtoc 1 en menos de cinco meses.

El daño al medio ambiente, sin embargo, podría ser mucho mayor que el ocasionado por el Ixtoc 1, de alcanzar el petróleo derramado las zonas pantanosas de la costa de Luisiana en el delta del Misisipi, las cuales sirven de criadero a peces y crustáceos y de refugio a numerosas especies marinas y aves migratorias. El accidente de la plataforma Deepwater Horizon podría también convertirse en un desastre ecológico con un alcance más allá de las costas de Luisiana, si el petróleo derramado es transportado por la “Loop current” hasta la costa atlántica de los Estados Unidos a través del estrecho de la Florida –la “loop current” es una corriente marina que viaja de sur a norte entre Cuba y Yucatán hasta alcanzar el norte del Golfo de México, seguido de lo cual invierte su dirección hacia el sur, rodeando la península de la Florida y arribando a su costa este–. De acuerdo con Yonggang Liu, oceanógrafo de la Universidad del Sur de Florida: “Si la capa de petróleo se mantiene donde ahora está, el efecto será local. Pero si es capturada por la Loop current los efectos sobre el medio ambiente costero podrían ser desastrosos. La Loop current se mueve hacia el norte y en estos momentos está a 70 kilómetros de la capa de petróleo. Esto es muy peligroso” (Nature News, 4 de mayo).

En la medida que los precios del petróleo se han incrementado se ha hecho rentable la extracción del crudo de depósitos con condiciones de explotación cada vez más difíciles. En particular, los altos precios del petróleo posibilitaron la exploración llevada a cabo por la plataforma Deepwater Horizon que a la postre resultó en un desastre, tanto para el medio ambiente como para British Petroleum.

Para los Estados Unidos es estratégicamente importante disminuir su dependencia con respecto al petróleo importado –sólo produce el 43% del petróleo que consume–, incrementando la producción de crudo en su territorio. Sus reservas probadas de crudo, además, solamente le alcanzarán para 8 años. En este contexto, las reservas submarinas de crudo han recibido atención. De acuerdo con la “Energy Information Administration” del Departamento de Energía de los Estados Unidos, los yacimientos de petróleo submarinos en las costas de este país contendrían hasta 59,000 millones de barriles de petróleo. Esto podría cubrir el consumo de los Estados Unidos por 8.5 años, lo cual no resulta muy significativo.

La explotación de los depósitos submarinos de petróleo en los Estados Unidos sufre, además, de una fuerte oposición, que seguramente se reforzará con el accidente del Deepwater Horizon. Después de todo resulta razonable preguntarse si vale la pena arriesgar el medio ambiente para extraer un petróleo que nos duraría menos de diez años. Aunque pensándolo bien, valdría también la pregunta aun si nos fuera a durar cien años.

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