El primer laboratorio científico de la historia

El Joven de Chan Hol



El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunció en su boletín del pasado 24 de agosto el hallazgo, en el cenote Chan Hol en Tulúm, Quintana Roo, de una osamenta humana con una antigüedad superior a los 10,000 años, lo que corresponde al final de la Edad del Hielo. Por la dentadura poco gastada, se sabe que los restos pertenecen a los de una persona que murió joven. El esqueleto del “Joven de Chan Hol”, como se le conoce, fue encontrado a 542 metros en el interior de una cueva sumergida a una profundidad de 8 metros. De acuerdo con el INAH, el cuerpo fue colocado en la cueva en una ceremonia funeraria. El hallazgo se une a los de los esqueletos de la Mujer de Naharon, la Mujer de las Palmas y el Hombre del Templo, que también fueron encontrados recientemente en cuevas sumergidas cercanas a Tulum y que tienen antigüedades que igualmente se remontan a la Edad del Hielo.

En la época en la que vivió el Joven de Chan Hol, la cueva en donde fueron encontrados sus restos no estaba sumergida. Hace unos 13,000 años, sin embargo, terminó la última glaciación y la temperatura terrestre empezó a elevarse paulatinamente, hasta acumular hoy en día un incremento de unos 8 grados centígrados. Con el aumento de la temperatura de la Tierra los casquetes polares disminuyeron su volumen, además de que el agua de los océanos se expandió. Como resultado, el nivel del mar se elevó unos 80 metros en los últimos 12,000 años.

De acuerdo con el INAH, el esqueleto del Joven de Chan Hol –que fue recuperado en un 60 por ciento, incluyendo huesos de las extremidades, vértebras, costillas y cráneo– proporciona evidencia de las primeras migraciones humanas a nuestro continente. Como sabemos, la teoría clásica sobre el origen de la población indígena en América, que fue ampliamente aceptada por largo tiempo, presupone que ésta es el resultado de la migración de tribus nómadas del Asia Central, que habrían alcanzado nuestro continente a final de la Edad de Hielo a través de lo que hoy es el estrecho de Bering. En esa época, y debido a que la profundidad del mar alrededor de dicho estrecho es muy poca, se formó un puente terrestre entre Asia y América como resultado del descenso del nivel del mar. Una vez en el continente americano, los nómadas se habrían desplazado hacia el sur a través de un pasadizo libre de hielo en Canadá. De acuerdo con la teoría clásica, la cultura Clovis de Nuevo México, con una antigüedad de 13,000 años, corresponde a los primeros pobladores del Nuevo Mundo.

Hoy en día, sin embargo, hay quienes ponen en tela de juicio esta teoría, pues se han hallado evidencias de pobladores en nuestro continente anteriores a la cultura Clovis. Este es el caso del sitio de Monte Verde en el sur de Chile, al que se le adjudica una antigüedad de 14,000 años. Se aduce también que hubo rutas adicionales de migración hacia el sur por vía marítima a lo largo de la costa oeste de nuestro continente, las cuales llegaron hasta el extremo sur del mismo.

Hay también quien defiende que la población indígena del Nuevo Mundo es el resultado de la migración de más de un grupo étnico. Algunos investigadores piensan, por ejemplo, que hubo viajeros provenientes del sudeste de Asia –e incluso de Europa– que llegaron a nuestro continente por vía marítima.

De acuerdo con el INAH, el Joven de Chan Hal –al igual que las otras osamentas encontradas en Tulum– apoya la idea que el Nuevo Mundo fue poblado por oleadas de inmigrantes al continente americano provenientes no solamente del Asia central, sino también del sudeste asiático. En relación a esto, en un boletín emitido el pasado 24 de julio, el INAH mostró una reconstrucción de la Mujer de las Palmas, realizada por un laboratorio francés sobre la base de los restos encontrados en la cueva cerca de Tulum. De ser acertada la reconstrucción, la Mujer de las Plamas –de 1.52 metros de estatura, 58 kilogramos de peso y de 44 a 50 años al morir– tenía la apariencia de un poblador de Indonesia en el sudeste asiático.

La evidencia genética de que se dispone, sin embargo, no apoya la idea de que el continente americano fue poblado al final de la Edad del Hielo por varias oleadas de inmigrantes con características genéticas diversas, como lo discuten investigadores de las Universidades en Texas y Utah en el artículo “Dispersión de humanos modernos en las Américas en el Pleistoceno tardío”, publicado en la revista “Science” (14 de marzo de 2008).

¿Fue el continente americano originalmente poblado por inmigrantes del centro de Asia que cruzaron el Estrecho de Bering al final de la Edad del Hielo y se dispersaron gradualmente hacia el sur, como ha sido aceptado de manera tradicional? o, por el contrario, ¿hubo varias oleadas de inmigrantes desde diversos puntos de Asia, o incluso desde lugares tan “exóticos” como lo sería Europa? Los expertos no tienen todavía una respuesta sólida a estas preguntas, misma que seguramente no tardaremos en tener. Esperemos que en su búsqueda, el Joven de Chan Hol pueda aportar su granito de arena.

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