El primer laboratorio científico de la historia

¿Cuánto queda?



Así se titula el artículo aparecido en el número de septiembre de la revista de divulgación científica “Scientific American”, en el que se considera el efecto que han tenido las actividades humanas, tanto sobre el medio ambiente, como sobre el inventario de recursos naturales con que cuenta nuestro planeta. El artículo establece una escala temporal para diversos acontecimientos que se predice ocurrirán en los próximos 100 años a escala global y que incluyen: los efectos del cambio climático sobre la producción de alimentos y el abastecimiento de agua potable, el agotamiento de los recursos minerales y energéticos, y la extinción masiva de especies biológicas por la pesca inmoderada y la contaminación de los océanos.

Como sabemos, el incremento en la concentración de gases de invernadero en la atmósfera terrestre durante la era industrial –a lo largo de los últimos 200 años, pero sobre todo en el último medio siglo–, ha provocado un incremento en la temperatura de nuestro planeta que se manifiesta por –entre otros efectos– la reducción del volumen del hielo en los polos terrestres y en los glaciares, y en el desprendimiento de grandes masas de hielo de los casquetes polares que flotan a la deriva. Se pronostica que este aumento de temperatura –aunque pequeño– producirá cambios en la distribución de lluvias, cuyo volumen se incrementaría en ciertas regiones como Siberia y el este de los Estados Unidos, pero se reducirá en otras, entre las que desgraciadamente se encuentra gran parte de nuestro país.

Una disminución del volumen de lluvias afectaría tanto a la agricultura como al abasto de agua potable para consumo humano. Se pronostica que la falta de agua hará crisis en 50 años y que México sería grandemente afectado, con una reducción de 25 % en su producción agrícola.

Un problema más inminente es el del agotamiento de las reservas de algunos metales de gran importancia actual como son la plata, el oro, el indio y el cobre. A los niveles presentes de extracción, según datos contenidos en el artículo de referencia, las reservas naturales de estos metales se agotarán en plazos que van desde los 18 años para el indio, hasta los 34 años para el cobre. Como sabemos, el cobre tiene amplias aplicaciones y lo encontramos en redes de distribución de energía eléctrica, en tubos conductores de agua, en sistemas de comunicación, incluyendo los teléfonos celulares, y en general en toda clase de dispositivos y aparatos eléctricos. El indio, por su lado, aunque no es un elemento químico que nos sea tan familiar como lo es el cobre, tiene una gran importancia en la fabricación de pantallas para computadoras y televisores, así como en la manufactura de celdas solares para la conversión de la energía del sol en energía eléctrica, dispositivos que serán esenciales en un futuro cercano para remplazar parcialmente a los combustibles fósiles.

Otro problema que afrontamos es precisamente el del agotamiento de los combustibles fósiles. En efecto, se espera que el petróleo alcance su máximo de producción a nivel mundial en el año 2014 y que a partir de ese año entre en una etapa de declive. Incluso en el caso del carbón, del cual existen reservas considerablemente más altas, David Rutledge, del Instituto Tecnológico de California, predice que para el año de 2072 se habrán extraído, al ritmo actual de producción, el 90 % de las reservas existentes.

La pesca y la producción de alimentos del mar son actividades que se encuentra también en peligro amenazadas por lo sobrexplotación. Entre las especies marinas que están en riesgo, según el artículo referido, se encuentran el tiburón martillo y el esturión, que han reducido su población en un 90 % en las últimas décadas.

Desde nuestra perspectiva y escala humanas, la Tierra se muestra como un lugar inmenso, al que han dado forma fuerzas naturales cuyo poder está muy por encima del nuestro; consecuentemente, por mucho tiempo no resultó natural pensar que mediante acciones nuestras pudiéramos perturbarla en una escala global. De manera similar, tendimos a considerar que los recursos naturales en el interior de nuestro planeta eran inmensos e inagotables. Hoy en día, a 200 años del inicio de la revolución industrial, es patente que nuestras percepciones estaban equivocadas y que mediante el uso indiscriminado de combustibles fósiles hemos contaminado la atmósfera del planeta y perturbado su equilibrio; hemos igualmente agotado el petróleo y estamos en camino de hacer lo mismo con el carbón y otros minerales esenciales para nosotros como lo son el cobre y el indio.

Y a pesar de todo esto, es decir, de haber llevado al límite a nuestro planeta, no hemos podido dar condiciones de vida dignas a un porcentaje mayoritario de la población del mundo.

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