El primer laboratorio científico de la historia

Discusiones en la blogosfera



El último mes del año que acaba de concluir nos trajo una controversia científica que, como signo de los tiempos, se ha dado en gran medida a través de blogs de Internet. La controversia tuvo su origen en un artículo publicado el pasado 2 de diciembre en la revista “Science” por un grupo de científicos de diversos centros de investigación en los Estados Unidos, incluyendo el Laboratorio de Astrobiología de la NASA, en el que se reportan los resultados de una investigación llevada a cabo con bacterias extraídas del Lago Mono en California. Los investigadores encontraron que dichas bacterias pueden crecer en un ambiente rico en arsénico –que es el caso del Lago Mono– y que, además, son capaces de incorporar este elemento químico –que sabemos tiene un alto grado de toxicidad en condiciones normales– a su material biológico en sustitución del fósforo.

A raíz de su publicación, sin embargo, el artículo de referencia ha recibido muchas críticas de parte de otros especialistas –publicadas en medios masivos de comunicación y en blogs de Internet–. Los críticos reconocen que, si bien el haber encontrado bacterias que pueden tolerar muy altas concentraciones de arsénico constituye un descubrimiento importante por sí mismo, no consideran que los autores hayan proporcionado suficiente evidencia de que dichas bacterias le den un uso biológico –fabricando proteínas e incorporándolo incluso a su ADN.

En condiciones normales estas críticas no tendrían nada extraordinario y más bien serían parte del proceso estándar de validación por el que debe pasar cualquier resultado científico –que debe sortear todos los obstáculos y aclarar todas las dudas que suscite antes de ser aceptado por la comunidad científica–. Lo que en buena medida hace especial al caso presente es la manera como la NASA decidió presentarlo: por medio de una conferencia de prensa en la que se darían a conocer resultados de “un descubrimiento astrobiológico que impactará la búsqueda de evidencia de vida extraterrestre”,

La revista británica “Nature” –competidora de “Science” y una de las revistas científicas más prestigiosas– ha sido especialmente crítica de las “fanfarrias” y “trompetas” con que la NASA anunció el descubrimiento, y hace notar que era esperable que dicho anuncio provocara reacciones “debido a que muchos científicos piensan que la NASA es dada a hacer anuncios extravagantes en el campo de la astrobiología”.

“Nature” es también crítica de la actitud de silencio que tomaron los autores del artículo a raíz de las críticas recibidas. En un editorial publicado el pasado 15 de diciembre que tituló “Se requiere una respuesta”, “Nature” escribe: “Quizá usted haya visto que científicos de la NASA se atribuyen haber descubierto una bacteria que puede reemplazar el fósforo en su ADN con arsénico. Quizá haya oído que esto pudiera ayudar en la búsqueda de extraterrestres. Incluso quizá oyó que dicha bacteria es por sí misma un extraterrestre. Lo que usted no ha visto u oído es una respuesta detallada de la NASA y de los científicos involucrados a las críticas que se han hecho a su trabajo. A la vista de la atención mundial en el artículo, que la NASA y los autores fomentaron de manera deliberada, los investigadores han metido la cabeza en la arena digital”.

Felisa Wolfe-Simon, primer autor del artículo referido y quien había guardado silencio alegando que la discusión debería llevarse a cabo, no en los medios masivos de comunicación o en blogs de Internet, sino en el seno de las revistas científicas, como
tradicionalmente se ha hecho, publicó en su blog personal el pasado 16 de diciembre –un día después de la editorial de “Nature”– un alegato apoyando su artículo original. En el mismo se incluyó, sin embargo, la frase: “las bacterias del Lago Mono pueden sustituir un pequeño porcentaje de su fósforo por arsénico”, en lugar una sustitución total como podría haberse entendido de la conferencia de prensa original.

El caso NASA-Wolfe-Simon incluye un aspecto de relativa novedad en el campo de la discusión científica que es el relativo al uso de la blogosfera para dirimir una controversia –cuya utilidad, por otro lado, estaría por demostrarse–. No obstante, la blogosfera, por su naturaleza informal, no podrá sustituir a la publicación formal en revistas científicas.

Con seguridad durante el año que acaba de iniciar tendremos resultados de otros investigadores –que se publicarán en revistas científicas y no en blogs personales– confirmando o desmintiendo los hallazgos de Wolfe-Simon y colaboradores. Solamente después de este proceso se podrá establecer de manera sólida la existencia de bacterias que se alimentan de arsénico. Con relación a este procedimiento, por supuesto, no hay nada nuevo bajo el Sol.

Tampoco lo habría, quizás, en cuanto a exagerar la importancia de una investigación, ya que de los resultados obtenidos podría derivar la consecución futura de fondos para continuarla. Parecería, sin embargo, que en el caso presente se les pasó un poco la mano.

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