Hogar, dulce hogar

Los árboles y La Historia



¿Qué tan severas pueden ser las consecuencias del cambio climático? Nadie lo sabe con seguridad, pero pudiera ser que muchos de los acontecimientos que forjaron la historia europea en los últimos dos mil años –incluyendo la caída del Imperio Romano de Occidente y el surgimiento de la Muerte Negra que asoló a Europa en la Edad Media–, hayan estado ligados en cierto grado a variaciones climáticas relativamente rápidas. Cuando menos a esta conclusión llegó un grupo de investigadores europeos y norteamericanos –encabezados por Ulf Buntgen del Instituto Federal Suizo de investigación sobre Bosque y Nieve–, en un artículo publicado el pasado 13 de enero en la revista “Science”. En dicho artículo, Buntgen y colaboradores reportan un estudio acerca de la variabilidad del clima europeo a lo largo de los últimos 2,500 años.

Por causas naturales, el clima de nuestro planeta está continuamente sufriendo cambios. Sabemos, por ejemplo, que durante la Edad Media la temperatura terrestre tuvo un valor promedio relativamente alto, lo que fue seguido por un periodo, conocido como “Pequeña Edad de Hielo”, durante el cual dicha temperatura tuvo un ligero descenso. Estos cambios, sin embargo, fueron lentos y ocurrieron a lo largo de cientos de años. Buntgen y colaboradores, por el contrario, estaban interesados en averiguar cómo varió el clima año con año a lo largo del último par de milenios. Para averiguarlo, estudiaron más de nueve mil muestras de madera de roble provenientes de Europa Central, tanto de ejemplares vivos, como de árboles muertos que vivieron a lo largo del periodo de interés.

Sabemos que el tronco de un árbol muestra anillos concéntricos cuyo número corresponde a su edad. Los anillos aparecen debido a que en latitudes con un marcado contraste entre estaciones, hay una gran variabilidad a lo largo de año en la velocidad con la que un árbol engrosa su tronco, lo que a su vez produce cambios en la densidad de la madera a lo largo del anillo, marcando así su inicio y su final.

Además de indicarnos su edad, los anillos contienen información acerca de las condiciones climáticas en las cuales creció el árbol. Para desentrañarla, Buntgen y colaboradores llevaron a cabo un estudio sobre cómo la humedad y la temperatura afectan el crecimiento de los anillos y con esta información pudieron reconstruir la historia climática de un árbol dado.

Un árbol, por supuesto, nos cuenta su propia historia. Sin embargo, si combinamos las historias –traslapadas en el tiempo– de un conjunto de árboles crecidos a lo largo del periodo de interés, tendremos la historia completa. Esto fue lo que hicieron Buntgen y colaboradores para los últimos 2,500 años. Encontraron que existe una correlación entre periodos de tiempo durante los cuales ocurren variaciones climáticas marcadas, y la ocurrencia de eventos históricos de gran magnitud. Encontraron, por ejemplo, que el Imperio Romano de Occidente prosperó durante una época relativamente húmeda y cálida al inicio de nuestra Era, mientras que la invasión de los bárbaros, que llevó al colapso de dicho Imperio, ocurrió durante un periodo en que la humedad y la temperatura tuvieron un descenso marcado.

Encontraron también que la aparición de la epidemia conocida como “Muerte Negra”, que devastó a Europa durante los años 1348-1351 matando a cerca de la mitad de la población, estuvo acompañada de un descenso en la temperatura. Lo mismo ocurrió en el Siglo XIX con las migraciones de Europa a los Estados Unidos.

El estudio de Buntgen y colaboradores es, por supuesto, relevante dadas las condiciones actuales de incremento acelerado en la temperatura global que está experimentando nuestro planeta, y podría ayudarnos a entender las consecuencias que este incremento pueda tener en el futuro.

Como lo señalan los autores del artículo de referencia, la historia humana es lo suficientemente compleja como para considerarla producto de una sola causa –el cambio climático–, y por el contrario debe ser explicada tomando también en cuenta otro tipo de “factores socio-culturales que interactúan con el cambio climático de manera compleja”. Y, sin embargo, mencionan que: “Aunque las poblaciones modernas son potencialmente menos vulnerables a las fluctuaciones del clima que lo que lo fueron las sociedades del pasado, no son ciertamente inmunes a los cambios en temperatura y precipitación que se predicen, especialmente considerando que las migraciones a hábitats más favorables como una respuesta adaptativa no serán una opción en un mundo cada vez más poblado.”

Para nosotros, sin duda, los hallazgos de Buntgen y colaboradores son especialmente relevantes, dadas las sequías que se pronostican ocurrirán en nuestro País en el futuro.

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