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Tanto el “Opportunity” como el “Spirit” tuvieron una curiosa forma de descender a la superficie marciana: bajaron envueltos en balones inflados, rebotando un buen número de veces antes de detenerse. Fue así que –después de saltar 26 veces– el “Opportunity” terminó en el fondo de un pequeño cráter de 20 metros de diámetro y tres metros de profundidad, en donde encontró un paisaje calificado de surrealista por la NASA.
Imágenes posteriores trasmitidas por las dos sondas mostraron una superficie marciana árida e inhóspita de tonalidad rojiza, que luce extraña al mismo tiempo que recuerda algunas de las regiones más secas de nuestro planeta. Esta similitud, sin embargo, es sólo aparente, pues las condiciones de la superficie de Marte son completamente diferentes a las que prevalecen en la Tierra. Tenemos así que la atmósfera marciana es mucho más tenue que la atmósfera terrestre –menos del 1% en densidad– y que está en un 95% compuesta de dióxido de carbono.
También, como Marte está más alejado del Sol que la Tierra, su superficie es considerablemente más fría que la de nuestro planeta, con una temperatura medida que ronda los –50 grados centígrados. La tenue atmósfera marciana, además, no proporciona suficiente abrigo para moderar la variación de temperatura entre día y noche, variación que puede alcanzar los cien grados centígrados.
Marte es entonces un lugar inhóspito en el que no podríamos sobrevivir de no contar con equipo especial para respirar, al igual que con equipo para aislarnos del frío extremo que ahí prevalece.
No obstante lo anterior, y aunque no pudiéramos caminar sobre la superficie de Marte tal como lo hacemos en la Tierra, las imágenes de alta resolución que han enviado las sondas “Spirit” y “Opportunity” y que muestran el paisaje marciano en gran detalle son fascinantes. En ellas podemos ver montañas en la lejanía o nos podemos asomar al interior de un cráter y observar las formaciones rocosas que afloran en sus paredes. De la misma manera, acercamientos fotográficos de rocas marcianas nos permiten casi palparlas.
Marte es nuestro vecino cercano, aunque está a una distancia tal que se requieren varios meses para viajar hasta allá. Es, además, el planeta más parecido la Tierra –con todo y sus marcadas diferencias, incluyendo el que no tenga agua líquida– y los detalles de su superficie pueden ser observados desde la Tierra. No es sorprendente entonces que Marte haya ejercido siempre una gran fascinación sobre nosotros y que en más de una ocasión se haya fantaseado sobre la existencia de civilizaciones marcianas e incluso con visitantes o invasores de Marte a nuestro planeta. En comparación, Venus, nuestro otro vecino cercano, tiene condiciones climáticas terribles: una atmósfera cien veces más densa que la de la Tierra –que no permite observar su superficie– y una temperatura en la misma mayor a los 400 grados centígrados, lo que ciertamente le quita atractivo como planeta para explorar.
Para continuar con la exploración de Marte, tiene la NASA en puerta el lanzamiento a Marte de la sonda “Curiosity”, un nuevo robot móvil del tamaño de un automóvil y capacidades considerablemente mayores que las de los gemelos “Spirit” y “Opportunity”: “Curiosity” tendrá una mayor movilidad y podrá sortear obstáculos de 75 centímetros de altura y avanzar a una velocidad de 90 metros por hora. La sonda está programada para lanzarse entre el 25 de noviembre y el 18 de diciembre del presente año para arribar a Marte a mediados de 2012. Entre otras tareas, “Curiosity” se dedicará a buscar moléculas orgánicas que pudieran dar un indicio de la existencia de vida en Marte, tanto en el presente como en una época pasada.
Esperemos que “Curiosity” llegue el año que viene sin novedad a la superficie marciana, algo que, sin embargo, no podemos asegurar si hemos de tomar en cuenta que desde 1975, cuando la NASA llevó a cabo el primer descenso controlado sobre la superficie de Marte, más de un tercio de las misiones a este planeta han terminado en fracaso.
De fallar el nuevo robot se habrán ido al bote de la basura buena parte de los 2,500 millones de dólares que costó su desarrollo. Al mismo tiempo, nos habremos perdido, entre otras muchas cosas, de posibles nuevas imágenes surrealistas de la superficie marciana.
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San Luis Potosí
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