El primer laboratorio científico de la historia

Lavadoras contaminantes



El gran desarrollo tecnológico e industrial que experimentó el mundo a lo largo del siglo pasado y lo que va del presente, juntamente con el acelerado crecimiento de la población del planeta –que se incrementó en más de 200 % en los últimos 50 años– ha llevado a una cada vez mayor contaminación a escala global. En este respecto, entre las fuentes importantes de polución contamos a los materiales plásticos, los cuales una vez desechados tienen tiempos de vida largos pues, por su naturaleza artificial, no están sujetos a los mismos procesos de degradación de los materiales naturales.

Los materiales plásticos son un producto de la primera mitad del siglo XX. Uno de los más famosos, el nailon, fue creado por la compañía DuPont en 1938. La fabricación de medias femeninas fue una de las primeras aplicaciones que se le dio al nuevo material. Éstas fueron inmediatamente adoptadas y pronto se convirtieron en una necesidad.

Al entrar los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, DuPont dejó de fabricarlas a fin de dedicar toda su producción de nailon a la fabricación de paracaídas y otros productos militares. Esta situación cambió al finalizar el conflicto, reanudando DuPont la producción de medias para beneficio de las mujeres, aunque no con el volumen suficiente para satisfacer la gran demanda existente.

En efecto, en tiendas que las habían puesto a la venta, la disparidad entre demanda y oferta de medias provocó incluso motines y peleas entre mujeres para conseguirlas. Esto ilustra la gran novedad que los materiales sintéticos representaron en su tiempo, novedad que llevó incluso a Fats Waller –el famoso cantante y pianista– a componer la canción “Cuando los nailons florezcan nuevamente”, aludiendo a los tiempos de guerra cuando no se fabricaban las medias de nailon.

Las ventajas que ofrecen los plásticos no se limitan, por supuesto, a la fabricación de medias femeninas. Por el contrario, como sabemos, los plásticos han sustituido a otros materiales en un gran número de aplicaciones –basta con echar una ojeada a nuestro alrededor para convencernos–, calculándose en alrededor de 250 millones de toneladas la producción anual de plásticos en el mundo. Esta gran producción, conjuntada con sus grandes tiempos de vida, ha contribuido inevitablemente a la polución del planeta. Un ejemplo de esto es la gran concentración de basura plástica –conocida como la “Gran mancha de basura de Pacífico” – que se localiza en el norte del Océano Pacífico. Esta mancha fue descubierta en 1977 y está formada por desechos plásticos llevados ahí por las corrientes marinas.

Un artículo aparecido en la revista “Environmental Science and Technology”, publicado por un grupo de investigadores de universidades de Irlanda, Australia y el Reino Unido, señalan una nueva fuente de contaminación marina por plásticos: las lavadoras de ropa. Según estos investigadores, una prenda hecha con telas de poliéster y acrílico desprende hasta unas 2000 fibras de pelusa cada vez que se lava a máquina. Así, al desaguar la lavadora esta pelusa llega al drenaje de la ciudad y de ahí al mar, contribuyendo a incrementar su polución.

Las conclusiones anteriores fueron resultado de un estudio llevado a cabo en 18 playas a lo largo de todo el mundo, incluyendo playas en Australia, Japón, Chile, Mozambique, los Estados Unidos, Portugal y el Reino Unido. El objetivo del mismo fue el de identificar la presencia de fibras plásticas en la arena de la playa y en dado caso determinar su composición y su procedencia.

Como resultado, en todas las playas estudiadas encontraron fibras plásticas en números que iban desde 2 hasta 31 por cada cuarto de litro de arena. Los números más grandes corresponden a playas con una mayor densidad de de población a su alrededor –en Europa, Japón y la costa este de los Estados Unidos, entre otros lugares–. Además, las fibras encontradas fueron fundamentalmente de poliéster y de acrílico, como se esperaría de corresponder éstas a pelusas de ropa. Además, para recabar evidencia adicional, investigaron los depósitos a la salida del drenaje en busca de fibras plásticas y las que encontraron resultaron ser también en gran medida de poliéster y de acrílico.

Con toda esta evidencia, los autores del artículo referido concluyen que el mar se está efectivamente contaminando por la pelusa de ropa generada por las lavadoras domésticas. No es claro, sin embargo, cuáles son los efectos que tiene esta contaminación sobre el medio ambiente; en particular si se está afectando a la vida marina.

De acuerdo con Mark Browne, quien es el autor líder del artículo referido líneas arriba, esto último es importante averiguarlo. Considera además que, en tanto se aclaren las cosas, el poliéster y el acrílico deben ser considerados presuntos culpables.

Mucho han avanzado los materiales plásticos desde su invención y hoy ocupan un lugar preponderante en el mundo –para bien o para mal–. Al mismo tiempo han perdido novedad, al grado que si Fats Waller viviera –murió de pulmonía a bordo de un tren en los Estados Unidos antes de que terminara la guerra– con seguridad no le cantaría al nailon ni a ninguno de sus primos hermanos.

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