El primer laboratorio científico de la historia

Los Clovis y la biodiversidad



¿Quiénes fueron los primeros pobladores de América? Como sabemos, en comparación con otros continentes, América se pobló hasta fechas relativamente recientes. Comúnmente se asume que los pueblos americanos se originaron en una avanzada que cruzó desde Asia hacia América hace unos 15,000 años por el puente de Beringia –aunque no hay un acuerdo unánime con respecto a la fecha–. Este puente, que se formó entre Alaska y Siberia por el descenso en el nivel de los océanos, permitió al final de la última glaciación el tránsito de personas entre los dos continentes.

Al subir nuevamente este nivel, sin embargo, el puente de Beringia desapareció, aislando a la avanzada que se internó en nuestro continente. De este modo, las culturas americanas evolucionaron de manera independiente, sin contacto con el Viejo Mundo.

A lo largo de la última mitad del siglo pasado se consideraba que la cultura Clovis, que floreció por un corto periodo de tiempo hace unos 13,000 años, fue la primera en América. Esta cultura está caracterizada en gran medida por el desarrollo de una tecnología para fabricar puntas de piedra –conocidas como “puntas Clovis”– con características únicas. Esta puntas fueron utilizadas en implementos de caza y requirieron de una gran habilidad manual por parte de los artesanos que las fabricaron. La cultura Clovis recibe su nombre del pueblo homónimo en Nuevo México, en donde se encontraron objetos de esta cultura por primera vez en 1929.

Para subsistir, los Colvis se dedicaban a la caza de la megafauna, que incluía mamuts y mastodontes de varias toneladas de peso. Tuvieron tanto éxito en esta actividad que, según algunos expertos, terminaron por extinguir a estos grandes animales. De haber sido así, puesto que la cultura Clovis fue de muy corta duración –unos doscientos años– la extinción de mamuts y mastodontes habría sido muy rápida. En este contexto se habla de una “blitzkierg” –guerra relámpago– de Clovis contra mamuts y mastodontes.

No todo mundo está de acuerdo, sin embargo en que la megafauna se haya extinguido de manera tan repentina. En efecto, en los últimos años se han encontrado evidencias –cada vez en mayor número– de que los Clovis no fueron en realidad los primeros pobladores del Nuevo Mundo y que habrían existido culturas anteriores que igualmente contribuyeron a acabar con la megafauna. Así, ésta habría tenido un final más lento que el que resultaría de una guerra relámpago.

En relación a esto último, en un artículo publicado el pasado 21 de octubre en la revista “Science” por un grupo de investigadores encabezados por Michael Waters de la Texas A&M University en los Estados Unidos, se llega a la conclusión que hubo cazadores de megafauna que antecedieron a los Clovis por cerca de 1,000 años. Estas concusiones están basadas en un estudio de un esqueleto de mastodonte encontrado cerca de la costa del Pacífico en la frontera ente los Estados Unidos y Canadá, el cual muestra una punta de hueso de mastodonte –de un animal diferente– alojada en una de sus costillas y que evidentemente fue producto de un ataque con propósitos de caza.

A este esqueleto se le ha asignado una antigüedad de 13,800 años por medio de la técnica del carbono 14, la cual resulta anterior a la cultura Clovis. Los cazadores del mastodonte tendrían que haber pertenecido entonces a una cultura pre-Clovis.

Existe actualmente un debate de expertos entre los que defienden la Clovis fue primera cultura de nuestro continente y aquellos que sostienen la existencia de culturas anteriores –de las que hay evidencias, no solamente en Norte América, sino en algunos lugares de América del sur, notablemente en Monte Verde, Chile–. Al margen del debate, sin embargo, lo que sí es incontrovertible es que los mamuts y los mastodontes americanos terminaron por extinguirse. En este respecto, y aunque la extinción pudiera haberse debido a causas naturales –tales como un clima cambiante– los Clovis y sus predecesores se apuntan como posibles culpables de haber contribuido a disminuir la biodiversidad del planeta.

De haber sido así, sin embargo, no podríamos ser demasiado severos con ellos, pues ciertamente necesitaban cazar para poder sobrevivir. Por el contrario, tendríamos que admirarlos por la tecnología que desarrollaron para fabricar armas que les permitían cazar animales muchas veces mayores a su tamaño.

Después de todo, al haber cosas más urgentes que hacer, a la conservación de la biodiversidad no se le podría haber dado en la época de los Clovis la menor importancia.

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