El primer laboratorio científico de la historia

Consensos democráticos



La revista “Science” contiene en su edición del pasado jueves 15 de diciembre un interesante artículo, muy a tono con el año electoral que se avecina en nuestro país. En dicho artículo, publicado por un grupo de investigadores de universidades en Europa y los Estados Unidos, se describen los resultados de una investigación relativa a los procesos de toma de decisiones grupales en asuntos de interés colectivo. En particular, el estudio fue dirigido a averiguar la influencia que en la decisión del grupo tienen aquellos miembros poco informados acerca del asunto a convenir.

Los resultados de la investigación, encabezada por Iain Couzin de la Universidad de Princeton, indican que, si bien una minoría con ideas firmes acerca del asunto a acordar puede guiar el sentido de la decisión colectiva, esto no es necesariamente el caso si en el grupo hay un mínimo de miembros poco informados.

Para ser más precisos, en un grupo formado por una mayoría y una minoría con opiniones encontradas e igualmente fuertes, los puntos de vista que se impondrán serán ciertamente aquellos de la mayoría. La opiniones de la minoría, en cambio, prevalecerán si éstas tienen una carga emotiva lo suficientemente alta; es decir, las decisiones del grupo serán orientadas por un grupo minoritario intransigente.

Esto último, sin embargo, no será necesariamente cierto si además existe un tercer grupo de individuos poco informados, que por naturaleza son altamente influenciables y tienden a seguir a la mayoría. Así, la influencia de la minoría intransigente es debilitada en beneficio del grupo mayoritario, que verá la balanza inclinarse a su favor. Este efecto crece en la medida en que el grupo de desinformados se hace más grande hasta alcanzar un cierto tamaño, a partir de la cual no pueden actuar de manera coherente y lo mismo escogen una opción que la otra.

Las conclusiones anteriores fueron alcanzadas tanto mediante estudios teóricos como a través de experimentos realizados con peces dorados, del tipo empleado como carnada. Para esto, lo peces fueron entrenados para seguir un blanco de color azul o amarillo. Los peces tienen una tendencia natural a seguir al color amarillo, de modo que el grupo entrenado para seguir a este color corresponde a la minoría con opinión intransigente, mientras que aquellos entrenados para seguir al color azul formaría la mayoría informada. El grupo de desinformados corresponde a un grupo de peces sin entrenamiento.

Para llevar a cabo el experimento los peces fueron liberados en un tanque de agua, dentro del cual se colocaron los dos blancos a seguir. En una primera prueba se colocaron 6 peces entrenados para ir hacia el azul y 5 peces para ir hacia el amarillo. El resultado fue que estos últimos dominaron y todo el cardumen se dirigió de manera preferencial hacia el amarillo. Esta tendencia, sin embargo, se revirtió cuando se añadieron 10 peces sin entrenamiento de modo que ahora todo el grupo se dirigió de manera preferencial hacia el color azul; es decir, hacia lo que dictaron las mayorías.

Extendiendo los resultados anteriores, obtenidos con peces, a los procesos humanos, resultaría que la existencia de una mayoría sin opiniones fuertes y por lo tanto influenciable –que normalmente tiene para nosotros una connotación negativa– jugaría después de todo un papel importante en el momento de tomar decisiones por consenso. En palabras de Iain Couzin, recogidas en la página web de la Universidad de Princeton, “Pensamos que estar bien informado es bueno y que estar mal informado es malo, pero eso es una construcción humana. Los grupos de animales rara vez están en un estado de rebeldía y podemos ver mucho consenso” y añade, “Estos experimentos indican que hay una función evolutiva en estar desinformados, que es quizá tan activa como la de estar informados”. De este modo, los grupos desinformados anularían a las minorías intransigentes y apuntalarían a la democracia.

Las conclusiones del artículo pudieran parecer absurdas pues ¿cómo es posible que el estar desinformado no sea necesariamente algo negativo sino que incluso cumpla con la función positiva de generar consensos? Dichas conclusiones están, no obstante, sustentadas en datos científicos.

Por otro lado, deberán ser refutadas o confirmadas por otras investigaciones antes de ser ampliamente aceptadas o desechadas de plano y esperamos ver esto en un futuro cercano.

Por lo pronto, sin embargo, resultan fascinantes.

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