Hogar, dulce hogar

Electricidad solar en perspectiva



La compañía estadounidense Abound Solar fabricante de paneles solares, anunció esta semana que presentará una solicitud de declaración de quiebra. Dicha compañía había recibido del Departamento de Energía de los Estados Unidos una garantía de crédito por 400 millones de dólares para la construcción de dos plantas de fabricación de paneles solares en Colorado e Indiana. Contra esta garantía, Abound Solar obtuvo un préstamo de 70 millones de dólares, de los cuales se considera que sólo se recuperarán de 10 a 20 millones de dólares después de la quiebra. La pérdida será absorbida por los impuestos que pagan los trabajadores norteamericanos.

Abound Solar no es la primera compañía fabricante de módulos solares que es apoyada financieramente por el gobierno de los Estados Unidos y que se va a la quiebra. Anteriormente, en septiembre de 2011, la compañía Solyndra con base en California corrió la misma suerte. Al igual que Abound Solar, Solyndra había obtenido una garantía de crédito del Departamento de Energìa, en su caso por 535 millones de dólares. Contra esta garantía Solyndra recibió un préstamo de 528 millones de dólares de fondos públicos.

Ambas compañías Abound Solar y Solyndra fabrican módulos solares basados en celdas de película delgada. Estas celdas compiten en costos con las celdas más comunes que son fabricadas a partir de silicio. Este material es el mismo que se emplea para la fabricación de los “chips” que usan las computadoras, aunque no con la misma pureza.

Las celdas de película delgada tienen ventajas potenciales sobre aquellas basadas en silicio. En efecto, como su nombre lo indica, este tipo de celdas se fabrican depositando una serie de películas con espesores muy pequeños –aproximadamente un centésimo del grosor de un cabello– sobre un soporte adecuado –una placa de vidrio, por ejemplo–. Requieren así de muy poco material base y por tanto potencialmente podrían alcanzar un bajo costo.

En contraste, las celdas de silicio tienen espesores varios cientos de veces más grandes que las de película delgada, de modo que para su fabricación se requiere de mucho más material base lo que eleva su costo.

En la práctica, no obstante –y por diversas razones–, los módulos solares basados en celdas de película delgada no difieren mucho en precio de los módulos con celdas de silicio. De hecho, tradicionalmente estos últimos han dominado el mercado mundial de módulos solares. Actualmente, entre el 80% y el 90% del total de módulos vendidos son de silicio.

En años recientes, como resultado tanto del surgimiento de China como fabricante de módulos solares, como de una reducción en los precios del silicio, el costo de los paneles solares basados en este material se ha reducido de manera considerable –30-50% en 2011–. Esto ha hecho que sus contrapartes de película delgada pierdan competitividad.

En estas circunstancias –agravadas, además, por la reducción de la demanda de módulos solares debido a los problemas económicos por los que atraviesa Europa–, es fácil entender que Solyndra y Abound Solar no hubieran podido resistir el embate de las compañías chinas y se hayan ido a la quiebra.

Por otro lado, la reducción de precios de los módulos solares ocurrida en los últimos años hace que, bajo ciertas circunstancias, la generación de energía eléctrica por métodos solares se haya vuelto competitiva con otros medios tradicionales de generación de electricidad –con la ventaja de que el Sol es una fuente no contaminante del medio ambiente.

Esto ocurre en nuestro país en el caso de las casas-habitación que están clasificadas por la Comisión Federal de Electricidad como de alto consumo de energía eléctrica. En tal caso, resulta ventajoso económicamente instalar paneles solares para la generación, no de toda la energía eléctrica consumida, sino solamente de aquella cantidad suficiente para que la casa habitación sea reclasificada en una tarifa inferior. Con los costos actuales de módulos solares –aproximadamente 1 dólar por Watt– una instalación solar con estas características se pagaría aproximadamente en cinco años.

Lo anterior está basado en un esquema mediante el cual se interconectan los módulos solares a la red eléctrica pública, de tal modo que toda la energía producida en exceso durante el día sea comprada por la compañía proveedora de electricidad al mismo precio al que ésta se la vende al usuario. De este modo, se reduce la cantidad a pagar por consumo de energía eléctrica.

Así, si bien la energía eléctrica solar solo es competitiva en ciertas circunstancias especiales, tendríamos la esperanza que en los próximos años su costo se reduzca aun más, hasta el punto en que su uso sea generalizado. Aprovecharíamos de este modo una energía prácticamente inextinguible, limpia y gratis –una vez que hayamos pagado los módulos solares, por supuesto.

Para esto posiblemente los chinos tendrán que esforzarse en reducir aún más el costo de los módulos solares. Aunque en el camino pudieran hacer quebrar a empresas menos competitivas, en perjuicio, en último término, de los dineros públicos.

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