El primer laboratorio científico de la historia

Noticias desde Marte



Según el sitio de internet de la NASA, en las primeras horas del próximo lunes 6 de agosto arribará a la superficie de Marte el explorador “Curiosity”, después de un viaje de poco más de 8 meses desde nuestro planeta. En contraste con sus predecesores, los exploradores gemelos “Spirit” y “Opportunity”, que descendieron en 2004 a la superficie marciana de manera más o menos violenta, el “Curiosity” pretende hacerlo suavemente.

En efecto, mientras que tanto el “Spirit” como el “Opportunity” hicieron su último acercamiento velozmente al suelo firme protegidos por globos inflados, rebotando como pelotas un buen número veces antes de detenerse, el “Curiosity” intentará descender suavemente suspendido por cables desde un módulo levitando a 20 metros de altura. Cabe hacer notar que el tamaño del “Curiosity”, considerablemente más pesado que el “Spirit” y el “Opportunity”, hizo imposible un descenso como el practicado con estos dos exploradores.

La maniobra de descenso se iniciará con el explorador “Curiosity” ingresando a la atmósfera marciana a una altura de 125 kilómetros en el interior de una cápsula con protección térmica. Esta protección es indispensable, pues con una velocidad de ingreso de 21,000 kilómetros por hora, el roce con la atmósfera marciana elevará de manera considerable la temperatura exterior de la cápsula. En poco más de cuatro minutos, la fricción atmosférica habrá frenado la velocidad de caída de la cápsula hasta unos 1,500 kilómetros por hora, momento en el cual se abrirá un paracaídas para reducirla aún más.

A una altitud de 1.6 kilómetros, cuando la velocidad de caída se haya reducido hasta unos 300 kilómetros por hora, el “Curiosity”, acoplado a un módulo propulsor, se desprenderá de la cápsula protectora y del paracaídas e iniciará un descenso frenado por cohetes. Finalmente, a una distancia de 20 metros de la superficie, con el modulo propulsor levitando, el “Curiosity” descenderá pendiente de cables y se posará suavemente sobre el suelo marciano.

En total, desde el ingreso a la atmósfera marciana hasta el aterrizaje del explorador transcurrirán siete minutos, durante los cuales las maniobras a realizar deberán ser ejecutadas con gran precisión. Todo lo anterior se realizará de manera autónoma sin la intervención de la NASA, pues por la distancia a la que se encontrará Marte en esos momentos, las órdenes que pudieran enviarse desde la Tierra tardarían cerca de 14 minutos en llegar.

La maniobra que intentará realizar el “Curiosity” es entonces considerablemente más compleja que las que realizaron sus predecesores y habrá que cruzar los dedos para que tenga éxito. La última etapa de esta maniobra, no obstante, es necesaria para evitar que un descenso con cohetes hasta la superficie de Marte levante una nube de polvo que dañe los instrumentos del explorador.

En caso de que el “Curiosity” logre posarse suavemente sobre la superficie de Marte, la NASA estará en posibilidades de extender de manera amplia el conocimiento que se tiene sobre este planeta. En efecto, el “Curiosity”, con un peso de una tonelada y un costo de 2,500 millones de dólares, es considerablemente más complejo que las sondas que lo precedieron, contando con mejores cámaras de video, diez instrumentos científicos de gran sofisticación, y una mayor movilidad sobre el terreno marciano. Adicionalmente, a diferencia del “Spirit” y el “Opportunity” que dependen para operar de la energía del sol, el nuevo explorador cuenta con una fuente de energía nuclear que le da una mayor autonomía.

El “Curiosity” pretende llevar a cabo estudios para averiguar la composición química de las rocas marcianas, así como de la insolación y del clima de Marte. Sin embargo, el objetivo más publicitado –por el interés público que despierta– es el relativo a averiguar si Marte tiene, o tuvo en el pasado, condiciones adecuadas para albergar vida. Aunque el explorador no pretende determinar si existe vida en Marte, sí hará una búsqueda de los elementos indispensables para su desarrollo.

De todos los planetas del sistema solar, el que más ha capturado la atención de los países capaces de lanzar naves interplanetarias ha sido Marte. Las razones para esto son obvias. Es decir, los planetas más cercanos son más fáciles de explorar y en este respecto Marte y Venus son nuestros vecinos inmediatos. Venus, sin embargo, es un planeta extremadamente caliente, con una temperatura de 400 grados centígrados en su superficie, que en poco se parece al nuestro. Por el contrario, Marte, a pesar de ser un planeta frío, árido y aparentemente muerto, guarda una cierta semejanza con la Tierra. De este modo, podemos concebir que exista vida en Marte –así sea microbiana– pero difícilmente pensamos que la habrá en Venus.

El explorador “Curiosity” es el proyecto más sofisticado de cuantos se han dedicado a la exploración de Marte. Parte de esta sofisticación reside en el método de aterrizaje, suspendido de cables desde una plataforma en levitación. Mientras que algunos expertos aseguran que esta maniobra es riesgosa, otros afirman que no lo es tanto y que, en todo caso, es la técnicamente adecuada.

En poco más de una semana tendremos noticias desde Marte y sabremos quién tiene razón. Esperemos que sean buenas.

Comentarios