El primer laboratorio científico de la historia

El agua que no bebieron los dinosaurios



El continente antártico es el lugar más frío de la Tierra. Fue ahí –de manera precisa, en la estación rusa Vostok– en donde se observó en 1983 la temperatura más baja jamás registrada: menos 89 grados centígrados. La Antártida, con una temperatura media a lo largo del año que no llega a los cero grados centígrados en el mejor de los casos, no es ciertamente un lugar atractivo para vivir. Esto, aun sin considerar que está cubierta permanentemente por una capa de hielo cuyo espesor se mide en kilómetros, y que es producto de millones de años de mal tiempo.

Esta capa de hielo, por otro lado, tiene una gran importancia científica, pues en la misma se encuentra grabada la historia climática de la Tierra. En efecto, el hielo antártico se formó por la acumulación y compactación gradual de nieve a lo largo de decenas de millones de años. Así, si perforamos la capa de hielo, a medida que penetramos por debajo de su superficie nos encontramos con estratos que pertenecen a épocas geológicas cada vez más antiguas. Un estudio de las características del hielo a diferentes profundidades nos dará entonces información sobre la evolución del clima de la Tierra.

La capa de hielo antártica es además interesante porque bajo su superficie se localiza una gran cantidad de lagos subterráneos. El más grande de ellos, el lago Vostok, es de dimensiones equivalentes al lago Ontario, lo que lo coloca como el séptimo lago más grande del planeta. El agua del lago Vostok está sujeta a una enorme presión por la capa de hielo que soporta, la cual tiene un espesor de cuatro kilómetros. Se mantiene líquida por el aislamiento térmico que le proporciona dicha capa y por el calor que recibe del interior de la Tierra.

El lago Vostok fue sepultado por el hielo hace decenas de millones de años y desde entonces presuntamente se encuentra aislado sin contacto con el mundo exterior. Constituiría así un verdadero mundo perdido en el que posiblemente se encuentren organismos vivos que hayan seguido una evolución propia, atendiendo a las condiciones de su medio ambiente. De existir, obstante, la vida tendría que limitarse a formas microbianas, pues la ausencia total de luz solar y la escasez de nutrientes en el lago habrían eliminado otra forma de vida más avanzada.

Para saber si en el lago Vostok existen organismos vivos es, por supuesto, necesario contar con una muestra de agua del mismo. Para este propósito, un equipo de científicos rusos ha llevado a cabo, ya por una buena cantidad de años, un proyecto de perforación de la capa de hielo del lago Vostok a fin de acceder a su superficie. En febrero de este año, dicho grupo anunció que finalmente había tenido éxito y que había logrado extraer una muestra de agua del lago.

Perforar cuatro kilómetros de hielo antártico en condiciones infrahumanas y poniendo todo el empeño en evitar una posible contaminación del agua prístina del lago Vostok, no fue de ninguna manera una empresa sencilla, y a la que de manera entendible se le dio gran publicidad. El Ministro de Recursos Naturales y Medio Ambiente ruso incluso regaló a Vladimir Putin parte del agua extraída, presentándosela como “agua con más de un millón de años de antigüedad”. Putin, por su lado, se refirió a la misma como “agua que bebieron los dinosaurios” –en una evidente exageración, pues los dinosaurios se habrían extinguido unos cincuenta millones de años antes de que se sellara el lago “Vostok”.

El próximo mes de diciembre –con el inicio del verano austral– el equipo ruso reanudará las exploraciones en el lago Vostok. En esta ocasión, sin embargo, no estará solo en su empeño, pues un equipo de científicos británicos en días pasados anunció que intentarán una empresa similar, aunque en un lago diferente, el lago Ellsworth, en el otro extremo de continente Antártico.

Perforar kilómetros de hielo antártico, si bien es complicado, no es en realidad el principal problema que enfrentan los equipos ruso y británico. Lo más difícil es evitar que la prístina agua del lago Vostok se contamine durante la operación, lo que sería catastrófico. Los rusos utilizan una técnica de perforación que emplea fluidos contaminantes y que por lo mismo ha sido motivo de críticas –en este respecto, no es claro si el color amarillento del agua regalada a Putin es el que tiene de origen o bien es debido a contaminación con los fluidos de perforación–. Para evitar este problema, los británicos utilizarán para perforar el hielo solamente agua caliente.

Hay quién piensa que, si bien el lago Vostok puede tener de diez a veinte millones de años de antigüedad, el agua que contiene no es en realidad tan antigua, pues continuamente está siendo reemplazada por corrientes subterráneas. De ser este el caso, el agua del lago habría estado aislada solamente por 10,000-20,000 años.

Así, Putin habría doblemente exagerado con su comentario sobre el agua que bebían los dinosaurios. En contraste, desde el punto de vista científico los lagos subterráneos de la Antártida mantendrán su importancia y probablemente justificarán de manera amplia los recursos invertidos en su exploración. Habremos, no obstante, de esperar hasta febrero del siguiente año para conocer los resultados de las investigaciones rusas y británicas.

Comentarios