El primer laboratorio científico de la historia

Historias de meteoritos



De ser usted un fanático coleccionista de meteoritos, con seguridad está de plácemes por el asteroide o meteoroide que –de manera inesperada– penetró a la atmósfera de nuestro planeta el pasado viernes 15 de febrero, explotando a unos 20 kilómetros de altura sobre la región de Cheliabinsk en los Montes Urales. En efecto, según la NASA, dicho asteroide tenía un peso entre 7,000 y 10,000 toneladas, y al desintegrarse habría dispersado una enorme cantidad de fragmentos para regocijo de los coleccionistas.

Viendo la oportunidad de hacer negocio, poco tardaron los traficantes de meteoritos en hacer su aparición en la región de Cheliabinsk. Según un reportaje publicado por el New York Times el pasado día 18, el lunes siguiente a la explosión del asteroide hicieron su aparición en el poblado de Deputatskoye, en donde cayeron una gran cantidad de fragmentos, fuereños que ofrecían diversas cantidades de dinero por los mismos.

De la misma manera, pronto aparecieron en internet ofertas de meteoritos, supuestamente provenientes del meteoro de Cheliabinsk. Consultando, por ejemplo, la página de eBay, uno puede encontrar ofertas de meteoritos que “provienen de la región de Cheliabinsk”, o que de manera directa se anuncian como fragmentos del meteoro del pasado día 15. Los precios van desde decenas de dólares hasta cientos de dólares, por meteoritos que pesan unos pocos gramos.

El problema, por supuesto, es saber si son auténticos. De acuerdo con el reportaje del New York Times, al ser el comercio con meteoritos ilegal en Rusia, es difícil asegurarlo. A pesar de esto, como la página de eBay lo atestigua, los coleccionistas no han dejado de adquirir los supuestos meteoritos de Cheliabinsk que ahí se han puesto a la venta.

En correspondencia con el interés de los coleccionistas, el meteoro de Cheliabinsk no ha sido un acontecimiento menor. Lejos de esto, ha sido el mayor de que se tenga noticia desde aquel que derribó millones de árboles en Tunguska en 1908. En ambos casos, los asteroides explotaron en el aire y no se sabe que hayan producido un cráter, arribando a tierra sólo fragmentos pequeños.

En contraste, en el año 1492 cayó a tierra cerca del pueblo de Ensisheim, Alsacia, Francia, un meteorito de 127 kilogramos. Este meteorito constituye el más antiguo que haya sido directamente observado, y del cual se tenga suficiente material disponible para investigación, según afirma Ingrid Rowland de la Universidad de California en Irvine, en un artículo publicado en 1990 en la revista “Meteoritics”.

El meteorito de Ensisheim se partió en varios pedazos al caer. De acuerdo con las historias de la época, fue encontrado por un muchacho en el fondo de un agujero de un metro de profundidad, en un campo a cercano a la ciudad amurallada. Dio aviso a los habitantes del pueblo, quienes cortaron pedazos del meteorito para llevárselos como recuerdo. Como resultado de este vandalismo, y de que posteriormente se regalaron fragmentos del meteorito a personajes importantes de Europa, actualmente se conserva solamente una piedra de poco más de 50 kilogramos.

El meteorito de Ensisheim constituyó todo un acontecimiento en su momento y fue tomado como un presagio de calamidades por venir, guerras y enfermedades incluidas. Rowland reproduce en su artículo la descripción que en su momento dio de dicho acontecimiento –desde Siena, hasta donde habían llegado las noticias–, el historiador Sigismondo Tizio, “En este punto es menester mencionar el inmenso portento que fue visto este año en Alemania: el séptimo día de noviembre, cerca de la ciudad de Ensisheim, una gran piedra cayó de cielo, de forma triangular, carbonizada y acompañada de truenos y relámpagos”. En una ilustración de la época, se muestra al meteoro lanzado rayos sobre el pueblo, ante la mirada asombrada de sus habitantes.

Hoy en día, a más de cinco siglos de su arribo a la Tierra, el meteorito de Ensisheim sigue captando la atención, particularmente en su pueblo natal, que celebra anualmente una reunión para recordar la llegada de su meteorito, y en donde reside colocado dentro un nicho de cristal. Además, con el objeto de proteger su integridad, existe la “Hermandad de Guardianes del Meteorito de Ensisheim” que, cuando se reúnen, se visten con capas rojas y sombreros blancos.

Cheliabinsk, Tunguska y Ensisheim, son solamente tres acontecimientos que involucran la caída de cuerpos celestes a nuestro planeta de los innumerables que se han dado a lo largo de la historia de la Tierra. Afortunadamente, a pesar de su espectacularidad, ninguno de los tres provocó víctimas fatales.

En otros casos no ha sido así. El más famoso es posiblemente el que se dio hace 65 millones de años, cuando un aerolito de dimensiones considerables habría provocado la extinción masiva de especies, incluyendo a los dinosaurios. Se especula que las extinciones masivas anteriores también pudieron haber sido producidas por la caída de asteroides a la Tierra.

Así, los asteroides que rondan a nuestro planeta, sí pueden ser causantes de calamidades mayores como se creía en el pasado. Aunque, como dice el dicho, no hay mal que por bien no venga, y si bien es cierto que un asteroide pudo haber matado a los dinosaurios, los mamíferos nos sobrepusimos al desastre y todavía por aquí andamos. Y con fuerzas renovadas.

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