Hogar, dulce hogar

La Tierra desde el espacio



De acuerdo con un artículo publicado esta semana en la revista “Science”, en los trece primeros años del siglo XXI nuestro planeta perdió 2.3 millones de kilómetros cuadrados de bosques, un área que es superior a la superficie de nuestro país. Este número implica, además, que cada 1.2 segundos se desforesta en algún lugar de la Tierra un área equivalente a un campo de futbol. En contraste, en este mismo periodo de trece años solamente se tuvo una ganancia global de 0.8 millones de kilómetros cuadrados de nuevos bosques. El artículo de referencia fue publicado por un grupo de 15 investigadores de universidades y centros de investigación en los Estados Unidos, encabezado por Matthew Hansen de la Universidad de Maryland.

De acuerdo con Hansen, a pesar de que los bosques juegan un papel fundamental en aspectos tales como la regulación del clima, la biodiversidad y el suministro de agua, hasta ahora no había sido posible obtener datos precisos y detallados acerca del los cambios que está sufriendo la cubierta boscosa de nuestro planeta. La cuantificación de estos cambios fue llevada a cabo mediante un análisis de 650,000 imágenes de satélite de la superficie terrestre, descargadas de archivos del “US Geological Survey”. La resolución de los mapas es de solamente 30 metros, de manera que muestran un gran detalle.

Hansen y colaboradores obtuvieron mapas del total de la superficie del planeta, con la excepción de continente antártico, en los que se muestran los cambios que han experimentado los bosques a lo largo de periodo 2000-2012. Se reportan tanto áreas que han sufrido pérdida de bosques, como áreas que han tenido una ganancia. De dichos mapas, que pueden ser consultados en internet, se desprende que las regiones ecuatoriales han contribuido con un 32% de la pérdida global de superficie boscosa y que de este porcentaje la mitad ha ocurrido en la selva amazónica. Es, sin embargo, en la región de Chaco, en Argentina, Bolivia y Paraguay, en donde la desforestación está avanzando a paso más acelerado.

De acuerdo con el artículo de referencia, en la Amazonia brasileña la pérdida de área boscosa fue frenada de manera sustancial, desde un máximo de 40,000 kilómetros cuadrados por año en 2003-2004, hasta 20,000 kilómetros cuadrados por año en 2011-2012. Recientemente, sin embargo, debido a cambios en la legislación brasileña, esta pérdida se incrementó en un 28% con respecto a la observada en 2011-2012, como lo ha reconocido el propio gobierno de Brasil.

Por lo que respecta a nuestro país, nos encontramos en el lugar 15 a nivel mundial en cuanto a pérdida de áreas boscosas, con una disminución aproximada de 24,000 kilómetros cuadrados entre los años 2000 y 2012, que es aproximadamente un 40% de la superficie del Estado de San Luis Potosí. En contraposición, en ese mismo periodo en México solamente se generaron poco más de 6,000 kilómetros cuadrados de nuevas áreas de bosque. Con relación a nuestro estado, como habría de esperarse, el área que ha sufrido una mayor merma en bosques es la región Huasteca.

Un caso notable es nuestro vecino Guatemala, que con una superficie de apenas el 5.5% de la superficie de nuestro país ha perdido en los primeros trece años del siglo XXI casi 9,000 kilómetros de bosques; es decir, casi el 40% de lo que ha perdido México. Una cantidad similar ha perdido Nicaragua, país igualmente de dimensiones reducidas.

En el otro extremo del mundo, Indonesia tiene el más alto crecimiento en pérdida de áreas boscosas, misma que creció desde los 10,000 kilómetros cuadrados por año observados en los años 2000 y 2003, hasta los 20,000 kilómetros cuadrados por año ocurridos en 2011-2012.

El país que en términos absolutos tiene el mayor índice de pérdida de bosques es Rusia, en cerrado empate con Brasil. Rusia, sin embargo, tiene un mayor índice de ganancia de nuevas áreas boscosas. El tercer y el cuarto lugar en pérdidas lo ocupan los Estados Unidos y Canadá, de manera respectiva, aunque en estos países la generación de nuevos bosques es relativamente alta. La sobre-explotación de los recursos forestales del planeta es de este modo un fenómeno bastante extendido.

Por otro lado, como bien lo sabemos, la sobre-explotación no solamente ocurre con los bosques sino también con otros recursos naturales. Así, por ejemplo, en días pasados nos enteramos por la prensa que la “US Fish and Wildlife Service” de los Estados Unidos destruyó 6 toneladas de cuernos de elefante y de otros objetos de marfil con el objeto de “enviar un claro mensaje que los Estados Unidos no tolerarán el crimen contra la vida salvaje que amenaza con destruir la población de elefantes africanos y otras especies alrededor del mundo”. Como sabemos, los elefantes asiáticos están clasificados como especies en peligro de extinción, mientras que los elefantes africanos lo están como especie vulnerable.

Y, por supuesto, la sobre-explotación no se limita a los seres vivos, sean éstos árboles o animales, sino que también se aplica a numerosos recursos naturales y materias primas, con el peligro de que esta situación se mantenga en el futuro. Al menos hasta que el destino nos alcance.

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