El primer laboratorio científico de la historia

Historias insólitas II



Como escribimos hace una semana en este mismo espacio, poco después de la muerte en 1905 de Francisco Javier Estrada –farmacéutico de profesión pero que desarrolló en San Luis Potosí en el último cuarto de siglo XIX numerosos aparatos y dispositivos de la más diversa índole– el país entró en un periodo de guerras civiles y levantamientos militares poco propicio para el desarrollo de actividades creativas, y en particular para la construcción de instrumentos científicos.

En 1935, habiendo México alcanzado una calma relativa, el presidente Lázaro Cárdenas creó el Consejo Nacional de Educación Superior y de la Investigación Científica (CONESIC). Esto significó el inicio de un cambio en el país –si bien demasiado lento y pausado– en lo que refiere al impulso gubernamental a la ciencia, muy desprestigiada durante el conflicto revolucionario por aquello de los “científicos” porfiristas.

Si bien el CONESIC enfrentó muchos problemas políticos y tuvo una vida efímera, en 1942 fue creada por el presidente Ávila Camacho la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica. Esta, a su vez, fue sustituida en 1950 por el Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC), antecesor inmediato del CONACyT.

En estas condiciones relativamente favorables –aunque muy lejos de ser ideales– se dio un renacimiento en la construcción de instrumentos en la UASLP. Este renacimiento fue debido a los esfuerzos tanto de Gustavo Del Castillo y Gama como de Candelario Pérez Rosales.

Gustavo Del Castillo, potosino y químico de formación, se interesó por la física y decidió en 1951 viajar a los Estados Unidos en búsqueda de un doctorado en esta especialidad. Para este propósito ingresó a la Purdue University en el estado de Indiana. Ahí conoció a Candelario Pérez Rosales, también potosino, quien era igualmente estudiante de física pero en el nivel de licenciatura. Como lo relata Candelario Pérez en su libro Física al Amanecer, fue en el verano de 1954, cuando Del Castillo preparaba su regreso a México, que hicieron planes para la creación de una escuela de física en la UASLP. Esta se materializó a finales de 1955 cuando el Consejo Directivo Universitario aprobó la creación de la Escuela de Física, la cual inició operaciones el 5 de marzo de 1956, con Gustavo Del Castillo y Candelario Pérez como profesores de física y matemáticas, de manera respectiva.

En paralelo a la creación de la Escuela de Física, Gustavo Del Castillo, quien era un formidable constructor de instrumentos, inició la construcción de una “Cámara de niebla” para la detección de las partículas resultantes al interactuar los rayos cósmicos provenientes del espacio exterior con una placa de plomo. La construcción de esta cámara en un tiempo récord de un año y cuatro meses es uno de los ejemplos más notables de la construcción de instrumentos en el país.

En su libro Física al Amanecer, Candelario Pérez nos describe la operación de la cámara: “Era impresionante contemplar en acción ese incansable autómata que fotografiaba, día y noche, trayectorias de partículas que eran producto de la radiación cósmica. En medio de una densa y sofocante oscuridad, salpicada por el parpadeo de los focos indicadores del control automático, se escuchaba la explosión estruendosa que producía el aire al salir repentinamente de la cámara de expansión; luego, un destello cegador iluminaba el interior de la cámara de niebla, al tiempo que la cámara fotográfica registraba los eventos nucleares; después se oía el corrimiento de la película fotográfica y la cámara quedaba en espera del siguiente disparo”.

Candelario Pérez Rosales siguió con la tradición y se abocó a la construcción de un espectrómetro de centelleo, mismo que estuvo operativo en 1960. Por este desarrollo el Gobierno del Estado de San Luis Potosí le otorgó el Premio en Ciencias “Francisco Javier Estrada”.

Hoy en día, 60 años después de que Gustavo Del Castillo construyera su cámara de niebla no puede uno sino sorprenderse de lo insólito de su logro. No solamente por la poco común destreza técnica de la que hizo gala, sino también por el hecho de tuvo que buscar apoyos, tanto para adquirir los materiales necesarios para construir la cámara, como para complementar su salario como profesor de la Universidad –hay que recordar que la UASLP estableció el puesto de profesor-investigador sólo hasta el año 1978–. En su empresa, Del Castillo fue apoyado tanto por el INIC como por PEMEX. Los restos de la cámara de niebla pudieron ser admirados los primeros días del presente mes de abril en la exposición de instrumentos organizada como parte de la semana académica del Instituto de Investigación en Comunicación Óptica de la UASLP.

Las condiciones que tanto Gustavo Del Castillo como Candelario Pérez encontraron en San Luis Potosí para el desarrollo de sus proyectos, sin embargo, no fueron las adecuadas y con el tiempo se vieron forzados a emigrar. Primeramente lo hizo Del Castillo en 1959 y 7 años después Candelario Pérez. Con la partida de ambos se dio fin a una segunda y brillante época de construcción de instrumentos en la UASLP. Hubieron de pasar varias décadas para que las condiciones del país posibilitaran una tercera época, vigente hoy en día, que esperamos se prolongue de manera indefinida. De esta última época nos ocuparemos el próximo domingo.

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